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Esta semana hemos completado el primer mes del resto de nuestras vidas. Y el calendario es un buen 'termómetro' para medir rutinas y su consolidación. Las familias palpan mejor el estado y evolución de su realidad en los ingresos mensuales y sus correspondientes gastos.
Es ... buen momento para analizar la economía familiar tras agotar cuatro semanas y pico en las que se supone que apenas gastamos en otra cosa que no fuera llenar la cesta de la compra. No hay tiendas abiertas, colas en los cines, reservas en los restaurantes y hoteles. Y ni miramos la reserva de combustible del coche porque (casi) no lo sacamos.
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Las primeras víctimas económicas del coronavirus han sido las nóminas de muchos. Bastantes más de 100.000 de los 175.000 trabajadores de la región sometidos a un ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo) no han cobrado nada desde que empezó la pandemia.
Pero ¿cómo se está trasladando este brusco cambio al consumo? De entrada, esta es una crisis que no se parece a ninguna. «Cae la oferta y la demanda al mismo tiempo con el resultado de que apenas podemos consumir», resume el jefe del Departamento de Economía Aplicada de la Universidad de Valladolid, Ramiro García. En todas las ecuaciones que dibuja este economista el resultado siempre es el mismo: contracción del gasto.
Descenso del empleo + descenso de ingresos= menos consumo.
Aumento de incertidumbre + ahorro por precaución= menos consumo.
Pero ¿cuánto menos? Cada familia de Castilla y León dejó de gastar en este primer mes unos 475 euros, casi la cuarta parte de los 2.243 euros que la Encuesta de Presupuestos Familiares del INE (Instituto Nacional de Estadística, 2019) asigna a cada hogar de la región. Una cifra a la que se llega después de 'peinar' todos los conceptos de gasto y aplicar los pocos datos que ya se conocen sobre dónde estamos dejando nuestro dinero.
Hay una constante que sí respeta el carácter de las familias de la Meseta. Los castellanos y leoneses vuelven a demostrar su fama de contenidos y ahorradores. Todo el mundo ha sufrido las colas, los carros abarrotados, el papel higiénico agotado,.. La compra en el supermercado era uno de los pocos gastos accesibles y también ha sido el primero del que ya conocemos cómo lo hemos gestionado.
Los portavoces del sector estaban sorprendidos por la demanda. «Las ventas telefónicas y 'online' se han multiplicado por seis o siete», confirmaba el jefe de comunicación de El Corte Inglés, José Antonio Lobato. Dígitos que ratifican sus colegas de Carrefour o de la Asociación de Supermercados de Castilla y León.
Sin embargo, el informe que hizo público esta semana el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación sitúa a la región a la cola de España en aumento de la demanda de alimentos, a gran distancia del resto. Si en la península la compra creció un 80,5% en estas cuatro semanas, en la comunidad apenas superó el 27%. E incluso esta pasada semana tuvo crecimiento negativo. Este alza ha supuesto que nos gastemos cerca de cien euros más en ese 15,17% que dedicamos cada mes al carro de la compra.
Capítulo aparte merece el consumo de alcohol, que experimenta un repunte del 25%. Los analistas lo achacan a una nueva forma de ocio en casa. «Nos estamos acercando al modelo alemán de cervecita y chocolate en casa», apunta el presidente de la Unión de Consumidores, Prudencio Prieto. «Mantenemos vivas las rutinas desde la nuevas tecnologías. Conozco a bastantes personas que quedan por videollamada a tomar el vermut», completa el sociólogo de la Universidad de Valladolid, Cayo Sastre. «Las ocasiones del consumo en el hogar han crecido un 25% y llevamos a casa el momento tapas y cañas», pronostica el director de Servicios al Cliente para España de la consultora Kantar, Carlos Cotos.
Otro capítulo del gasto en el que hemos notado alguna subida es en la factura de la luz y gas. No salir de casa y tener todo el día aparatos 'enchufados' le ha supuesto a una familia tipo (cuatro miembros) un sobrecoste de 25,72 euros, según un estudio de la consultora Selectra.
En donde los castellanos y leoneses están a la cabeza es en el alza del uso telefónico. «Las redes de telecomunicaciones están experimentando una explosión de tráfico, con crecimiento de dato móviles de hasta un 60%», certifica la directora Territorial de Telefónica, Marisa de Urquía.
Claro que estos aumentos no tienen traslado a la factura ya que se imponen las tarifas planas. A ello ha ayudado el incremento (gratis) de la capacidad de la red para no tener que degradar la calidad de las descargas.
Pero lo que resulta imposible es trasladar a esa cesta familiar los gastos en las plataformas de contenidos ya que ninguna de las grandes (Amazon, Netflix) ofrece datos. Otras como Filmin (clásicos de cine) admite aumentos de demanda por encima del 70%.
El capítulo de ahorro por imperativo del confinamiento ha dejado en nuestros bolsillos casi todo ese 29,08% que gastábamos al mes en el triángulo transporte, restaurantes/ hoteles y ocio/cultura. El 'cerrojazo' no es tan absoluto y los datos de Google sobre actividades y movilidad de la población permiten ligeras correcciones en ocio (caída del 94%) y gasto en movilidad (se desploma un 89%).
Los expertos
Doménico Chiappe
El resultado arroja una foto aproximada en la que tal vez algunas familias no se reconozcan. Una imagen de profundos cambios en la que, aparte de los euros ahorrados, se imponen unas pautas cada vez más digitales. ¿Y como cambiará cuando se abran las restricciones, previsiblemente a mediados de mayo?«Todo cambio de modelo -apunta el economista Ramiro García- exige un aprendizaje. Pero el confinamiento deja mucho tiempo libre para ese aprendizaje».
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