El pastor de la jauría, en el lugar del suceso a finales del pasado octubre. José C. Castillo

Zamora

El pastor de los perros que mataron a una joven se enfrentará a un delito de homicidio imprudente

El procedimiento encara la recta final de la fase de instrucción a la espera de las calificaciones de las partes

Álvaro Muñoz

Valladolid

Viernes, 19 de julio 2024, 06:43

Homicidio imprudente. Este es el delito al que se enfrentará Pedro G. R., dueño de la jauría de perros que mataron a una joven en Roales del Pan (Zamora) a finales de octubre del año pasado, tras dictaminarlo en un auto la Audiencia de ... Zamora la semana pasada. Es uno de los últimos pasos antes de que se redacten las calificaciones de las partes, cuyas peticiones de prisión podrían oscilar entre uno y cuatro años de prisión.

Publicidad

Los hechos tuvieron lugar en la tarde del 23 de octubre, cuando la joven enfermera Arancha Corcero, de 27 años, salió de su casa en Roales para dar un paseo por la zona. Llegó hasta el camino de la Pollada, en el término municipal de La Hiniesta, donde los siete animales (dos de ellos cachorros) custodiaban un rebaño de ovejas de Pedro G. R., atacó hasta la muerte a Arancha. Los forenses acreditaron en su informe que el cuerpo presentaba más de un centenar de dentelladas. La enfermera, de poca envergadura, poco pudo hacer para defenderse una vez que la manada inició la persecución de su víctima.

El suceso conmocionó desde ese día a las dos localidades, tanto a Roales como a La Hiniesta (donde reside el ahora acusado por homicidio imprudente), que se preguntaban por qué habían sucedido tales hechos. Desde entonces, la Guardia Civil ha ahondado en una investigación que detallaron en fase de instrucción ante el titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Zamora.

Durante el mes de enero, estos incidieron en la agresividad de los canes, así como que estos se hallaban «sueltos y sin control» en las inmediaciones del rebaño custodiado el día de los hechos. La declaración de los guardias civiles la sustentaron también en la actitud de los animales al llegar con los vehículos de patrulla. «Atacaron el coche nada más aparecer», resaltaron en fase de instrucción.

Publicidad

Varios días de declaraciones que continuaron con la testifical de vecinos de la zona, que filmaron, los días previos al ataque, la presencia, «también agresiva», de los perros. Además puntualizaron que no era la primera vez que sufrían ese percance, aunque en puntos más alejados a la ubicación del rebaño.

Los perros, custodiados desde el ataque en Simancas, fueron sacrificados en mayo

Tras valorar el contenido del atestado de la Guardia Civil, las declaraciones de los testigos, la declaración del propio acusado, la autopsia y otras diligencias practicadas desde que se abrió la investigación judicial, el juez entendió que los hechos revestían los caracteres de un delito de homicidio castigado con penas de más de dos años de prisión, y consideraba que existían elementos «para creer responsable criminalmente» del mismo al investigado, por lo que decretó su ingreso provisional en prisión. Añadía, además, que era preciso evitar la reiteración delictiva ya que el pastor «tiene antecedentes administrativos por dejar en más ocasiones a perros tan peligrosos sueltos sin estar para controlarlos» y «nada impide que vuelva a cometer hechos similares pues sigue teniendo la misma profesión».

Publicidad

Paso por la cárcel

Su paso en prisión duró dos semanas, pues la Audiencia de Zamora revocó la decisión del juzgado instructor al considerar que no existía el riesgo de fuga y al no existir en el código penal el delito de homicidio imprudente «por imprudencia gravísima».

Las últimas novedades del caso llegaron en el pasado mes de mayo, cuando finalmente, tras la orden judicial, se sacrificaron los perros que atacaron mortalmente esa tarde de otoño a la joven enfermera, a pesar del recurso presentado por la defensa del pastor. Desde esa fatídica jornada, los siete canes fueron trasladados al centro canino de La Yosa en Simancas, aunque uno de ellos falleció a los quince días después de una herida producida por un dardo lanzado por el Seprona durante la captura.

Publicidad

Según detallaron desde las instalaciones caninas, los animales mostraron desde un principio una actitud «tranquila», a la par que incidían en que estaban divididos por parejas en los primeros cuatro meses.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad