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A la vez que los ERTE vinculados a la pandemia van reduciéndose a la mínima expresión –quedan en tal situación 7.600 trabajadores de los casi 150.000 que llegaron a verse afectados– otro tipo de ERTE, los convencionales debidos a causas productivas, van extendiéndose ... por el sector de la automoción como una mancha de aceite. Los fabricantes radicados en la comunidad (Renault e Iveco) y toda la pléyade de empresas auxiliares que les suministran componentes –a ellos y al resto de marcas– están, con muy pocas excepciones y en mayor o menor medida, sometidos a expedientes de regulación temporal de empleo por culpa de la crisis de los semiconductores. El sector, que da empleo a unas 28.000 personas en Castilla y León, sufre continuas interrupciones desde antes del verano por el desabastecimiento de componentes electrónicos y apenas un puñado de empresas, eso sí, de las más grandes –Michelin, Grupo Antolin o Lingotes Especiales– se libran de un estrago que afecta a miles de trabajadores y pone en jaque la recuperación.
Cada vez que Renault añade uno o más días de parada productiva por la falta de semiconductores, más de medio centenar de empresas auxiliares que dependen en mayor o menor medida de su demanda sufren una sacudida. Al igual que el fabricante (que la práctica totalidad de fabricantes), todas han negociado expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), de forma mayoritaria hasta el 31 de diciembre próximo. Esa fecha se ha convertido en todo un ultimátum, en el plazo que se han fijado antes de empezar a pensar no ya en soluciones provisionales, sino puede que definitivas. En pasar del ERTE al ERE en la modalidad de despidos colectivos.
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Ángel Blanco Escalona
«Asfixia» y «pesimismo» son algunas de las palabras que más se repiten cuando se habla con los responsables de las empresas de componentes de Valladolid y Castilla y León. Algunas son delegaciones de multinacionales, pero también hay empresas locales, mayoritariamente pymes. Con sus cerca de 30.000 trabajadores, el sector de la automoción es la segunda rama industrial que más personas emplea (tras la agroalimentación), pero es la que más facturación genera, en torno a un tercio de los ingresos del sector industrial en la comunidad.
En los ERTE de suspensión de los contratos de trabajo, los trabajadores cobran de la Seguridad Social el 70% de la base reguladora de su salario durante los seis primeros meses y a partir del séptimo, el 50%. En el caso de Renault, la empresa complementa a la plantilla con hasta el 85% del salario. Una mayoría de las auxiliares sondeadas también incluyen complementos de diversa índole, pero no todas.
Esta continua entrada y salida de la situaciones de ERTE ha motivado, según datos de la Junta, la formalización de 961 expedientes (de fuerza mayor por impedimento o limitación de la actividad, así como ETOP –por causas productivas o de organización–) que han afectado a un total de 36.747 trabajadores de todos los sectores económicos entre el 1 de febrero y el 1 de octubre.
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En el caso de las empresas auxiliares de la comunidad, que están integradas en el clúster de automoción Facyl algunas de ellas, tildan la situación de «insoportable». Cunde el pesimismo en un momento en que, advierten, existe una fuerte demanda de vehículos por parte de empresas y particulares, que se topa con una realidad en la que los coches se han convertido en un bien escaso, con listas de espera de hasta seis meses en los concesionarios, que también siguen su particular via crucis.
Los fabricantes, además, descargan en la industria auxiliar el peso de asumir los incrementos de costes en sus márgenes, lo que termina por convertir la situación en un polvorín, según las fuentes consultadas en la comunidad.
Algo más de optimismo transmiten en la Asociación Española de Proveedores de Automoción, Sernauto. Admiten que «las pymes se encuentran en una posición especialmente difícil, más sujetas a las circunstancias que al dominio de las soluciones y dependientes en gran medida de las decisiones que toman otros en la cadena de suministro». Pero también creen que lo peor ya ha pasado y «no es probable que la situación se deteriore aún más». Aun así, no descartan que los efectos se dejen sentir hasta bien entrado 2022. Sernauto advierte de que entre las auxiliares más pequeñas y sin suficiente liquidez «puede surgir la necesidad de evaluar los niveles de empleo».
De acuerdo con la información recopilada en los comités de empresa a través de los sindicatos CC OO y UGT, la práctica totalidad de la industria auxiliar está sometida a expedientes temporales en mayor o menor medida, con las excepciones citadas.
Así, el fabricante y proveedor de piezas y conjuntos de plástico Flex-N-Gate tiene activo un ERTE de 50 días con plazo hasta el 31 de enero de 2022. La empresa aporta complementos de hasta el 75% en la retribución primaria, del 83% en las pagas extras y del 100% en las vacaciones. La empresa de la Calle Carraca, junto a la Avenida de Soria, cuenta con cerca de un centenar de empleados.
La planta de Faurecia en Olmedo, que fabrica asientos principalmente para Renault, tiene un ERTE de 90 días hasta el 31 de diciembre. En el acuerdo, las partes pactaron que no habría afectación en las pagas extras e incluiría un complemento de hasta el 85% de la base reguladora. Esta empresa, participada mayoritariamente por Stellantis, emplea a 180 personas en Olmedo; mientras que Asientos de Castilla y León, también del grupo Faurecia y ubicada en el polígono Arroyo Berrocal, cuenta con 150 empleados a los que en un principio se les planteó un ERE, pero finalmente se quedó en ERTE hasta el 31 de diciembre de 120 días de duración.
Algo peor están las cosas en el, fabricante de asientos localizado en Mojados Adient, que tiene un ERTE por causas productivas de hasta 75 días hasta el 19 de diciembre y con garantía salarial del 90%. Los sindicatos advierten de que la planta se encuentra en negociaciones porque puede haber un ERE de hasta 80 personas dentro de una plantilla de 400 trabajadores
En Treves, en Aldeamayor de San Martín, hay activo un ERTE de 60 días hasta el 31 de diciembre para toda la plantilla, compuesta por 120 personas. Este proveedor de revestimientos interiores textiles y plásticos complementa hasta el 85% del salario.
El fabricante de pintura para varias marcas PPG Ibérica, en Laguna de Duero, tiene también un ERTE de 44 jornadas hasta el 31 de marzo de 2022 y en él están afectadas las 220 personas que forman la plantilla. También Trans Sese, ubicada dentro de las instalaciones de Renault y dedicada al transporte de mercancías, tiene 50 días de ERTE hasta el 31 de diciembre para todos sus empleados, que son 180 personas.
El proveedor de componentes de interiores SMRC Automotive, antes Reydel, ubicado en Medina de Rioseco, primero planteó un ERTE de 91 días que luego amplió hasta 156 con plazo hasta el 31 de diciembre para sus 395 trabajadores.
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La situación es similar más allá de Valladolid. Fico Mirrors, que emplea a 720 personas en Soria, tiene un ERTE de un máximo 95 días con vigencia hasta el 30 de junio de 2022. Mubea Iberia, también en la provincia soriana (Ágreda) tiene un ERTE sin límite de días, según el acuerdo al que llegaron la empresa y la representación de los trabajadores. Finaliza el 28 de febrero de 2022. Este fabricante de partes de chasis, carrocería y componentes de motor ha pactado complementos de hasta el 80% y con pagas extras y vacaciones al 100% para sus 120 empleados.
Después están las excepciones. Michelin detiene su producción dos fines de semana de este mes mediante bolsa de horas, al igual que Lingotes Especiales y su filial Frenos y Conjuntos, que con una plantilla de en torno a 400 trabajadores por el momento solo ha recurrido a este herramienta de flexibilidad para parar en torno a doce jornadas, sin ERTE.
Menos afectado gracias a su tamaño pero también tocado está el Grupo Antolin. La empresa burgalesa cuenta con 30.000 empleados en 26 países, de los cuales más de 1.600 están en Burgos. De momento ha planteado expedientes parciales en sus filiales Aragusa, para 300 personas, en Eurotrim, para 200 y en Dapsa, para 100.
Para agravar la situación, las paradas por la crisis de los semiconductores que no llegan no es el único de los males que aquejan al sector industrial en su conjunto y a la automoción en particular. Los costes se han disparado de manera generalizada: la electricidad hasta el 40% y los carburantes se encuentran asimismo en máximos desde marzo de 2013. La energía repercute en los procesos de fabricación y en el precio de la logística, también con encarecimiento de los fletes por los cuellos de botella provocados por la reactivación del comercio mundial tras la pandemia. Además están las materias primas, cuya escasez también ha impulsado los precios: el 60% el paladio, el 75% el cobre, el 80% la hojalata y hasta el 115% la mena de hierro.
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