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Vallkirias Pisuerga, las palistas de Valladolid que gritan 'Vamoooos' contra el cáncer de mama

Así que ahora, en este preciso momento, justo en el instante en el que el viaje está a punto de empezar y las palas acarician por primera vez el agua, una burbuja rodea la embarcación de las Vallkirias y la vida entera se queda ahí afuera, en tierra firme, orillada en las orillas. Aquí, en este barco con forma de dragón, no hay miedos. Tampoco hay temores. No hay angustias, sustos, preocupaciones. Aquí solo hay un grupo de amigas que reman unidas por un objetivo común. Aquí no hay más palada que la que viene a continuación. Y después, ya se verá.

Ahora, en este segundo preciso en el que la barca empieza a avanzar, el mundo se detiene y cesa la conversación. «Hay que estar muy concentradas. Conscientes de que todas tenemos que ir a la vez. Si coordinamos, volamos. Si no... Hay que ir calladas y concentradas», dice Paula Gutiérrez, una 'vallkiria', una de las 45 mujeres (entre los 34 y los 67 años) que forman parte de este club deportivo que acaba de ser designado para pronunciar el pregón de las próximas fiestas de Valladolid.

El honor se cuela esta tarde en las conversaciones previas al entrenamiento. «Aquí hablamos de todo y casi nunca de lo que tenemos en común». Que si los hijos y sus exámenes, que si mira esta blusa que me he comprado, que si has visto esta serie, que si luego tengo que ir al Mercadona y no sé si me dará tiempo. De vez en cuando se cuela un qué tal estás, cómo lo llevas. Pero el cáncer no está, ni mucho menos, en el centro de la conversación.

Todas las integrantes de Vallkirias Pisuerga son mujeres que han superado o están afrontando un cáncer de mama. Es su nexo de unión. Lo que les ha llevado a subirse a este barco compartido. Pero la vida ofrece tantos temas de conversación que no hay que obcecarse en hablar siempre de lo mismo. «Y eso, solo cuando calentamos. En el momento en el que empezamos a remar, tan solo se escucha nuestra respiración», dice Gutiérrez.

Eso, y el grito de ánimo que lanza (siempre) Águeda de la Pisa cuando calcula que quedan veinte paladas para llegar al final.«¡Vamoooooos!», se escucha como grito de guerra. «¡Vamooooos!», anima Águeda ahora que se está tan cerquita de terminar. «Yo imagino que lo haremos todas. Lo damos todo, pero en los últimos metros te tienes que dejar el hígado. Hay gente que defiende que lo importante es participar, que con inscribirse es suficiente, que con eso basta. Pero no, no. Nosotras somos competitivas. No hay que tener miedo a decirlo. Nos gusta ganar. Si no ganásemos tanto... no estaríamos aquí».

Su primera gran victoria, la de todas, fue contra el cáncer. «Cuando te lo diagnostican, y sobre todo después de que te operen, casi te dicen que no vas a poder hacer nada. Ten cuidado, no cojas peso...», enumera Nachi García Iglesias, presidenta de la asociación y pionera en el grupo. En febrero de 2022, Nachi buscaba información sobre cómo fortalecer el torso después de una cirugía tan importante, cómo recuperar y mejorar la movilidad de los brazos. Y se encontró con unos artículos que hablaban de estos botes dragón. «Fuimos a Madrid, contactamos con otros dos equipos de Cantabria. Y nos decidimos a montar algo en Valladolid». Nachi contactó con varias amigas y las convocó a una reunión en una cafetería de El Peral. Les contó su idea: crear un grupo de piragüistas formado por mujeres operadas de cáncer de mama.

«¿Estás loca?», le preguntó de primeras Henar Alonso-Pimentel. Tan solo cinco segundos después, lo tuvo claro: «Me apunto». De hecho, ella fue la encargada de proponer un nombre para la asociación. «Esto viene de cuando competía en natación. Un día, después de una salida falsa, mientras salía de la piscina, me agarré muy fuerte a la escalera y la cámara de televisión enfocó mi espalda. El comentarista dijo: 'Ahí sale Henar, que parece una valquiria'. Me acordé de aquello, pusimos una ele más para hacer el juego con Valladolid y así salió el nombre. Porque, además, las valquirias también eran guerreras».

Al principio, recuerdan, eran «siete gatas». «Primero no teníamos barca.Después, no teníamos sitio para guardarla ni donde entrenar. Nos recorrimos todas las riberas del Pisuerga a ver si veíamos algo», cuentan.En una etapa inicial, contaron con el respaldo del club Cisne. Más tarde, gracias al empeño personal de Alberto Bustos (exconcejal de Deportes) consiguieron un espacio en su ubicación actual, en el Centro de Piragüismo Narciso Suárez. Allí se reúnen martes, jueves y sábados para entrenar. Cogen sus palas y se meten en esa burbuja que surca el Pisuerga. «Remamos siempre del lado contrario del operado». Su fuerte es la media distancia, reconoce Narciso, quien ejerce de entrenador. «Tal vez nuestra distancia ideal sean los 500 metros», explica.

Pero el historial del club recoge también otros éxitos. Medalla de plata en la Copa de España de 200 metros. Medalla de oro en 200 metros del primer Festival de Dragón Boat Memorial Lola Echevarría. Medalla de Oro en el campeonato de España de 500 metros y segunda embarcación finalista. Medalla de oro 200 metros Jan Collins internacional. Medallas de oro y bronce en la Copa de España de 500 metros, celebrada este mes de junio en Orense. Medallas de oro y plata en la primera regata BCS Ciudad de Valladolid (250 metros). BCS es Breast Cancer Survivals, supervivientes de cáncer de mama.

«Es un orgullo cuando ves todo lo que hemos conseguido.Y más, como en mi caso, cuando nunca antes había hecho deporte. Ahora, por primera vez en mi vida, me siento deportista», dice Inmaculada González, quien, a sus 67 años, es la veterana del grupo. Junto a ella, están las recién llegadas. Carmen Franco, Mabel Crespo y Belén Martínez apenas llevan tres meses en el club. Supieron del grupo a través de la prensa, de las amigas, de un grupo de 'whatsapp'. Consuelo Conde lo conoció en un ascensor. «Yo vivo en Parquesol y me cruzaba con mi vecina, también con pañuelo. Un día me propuso venir y me dije: 'Pues sí, no tengo nada que perder'», cuenta Consuelo, que no perdona un entrenamiento, ni siquiera ahora que está de nuevo con sesiones de quimio. «Aquí se te olvida todo. Ylos días malos al final no lo son tanto», asegura.

«Los tratamientos de quimio y radio te dejan muy débil y cascada. Y esto me ayudó a recuperar la forma física», añade Sonia Andaluz, quien subraya que también el entorno (el río, las ribera, el «contacto con la naturaleza» ) ayuda a desconectar. De nuevo, la burbuja. «Si tienes un problema, no te da tiempo a pensar en él». Hay que coordinarse, apoyarse en las compañeras y remar. «Normalmente, cuando llegas nueva a un sitio tienes que buscar tu hueco, no sabes si vas a encajar. Pero aquí el recibimiento es con los brazos abiertos, desde el primer día te hacen sentir parte de una familia», dice Mabel.

«Formar parte de Vallkirias es un antes y un después en tu vida. En mi caso, sobre todo, desde un punto de vista psicológico. El cáncer me ha descubierto que no le tengo miedo a nada. Y que somos más valientes de lo que nos pensamos», apunta Marta Méndez.

El grupo tiene un himno compuesto por el dúo Bulsara.«Ya no se sienten solas en el viaje», dice una de las estrofas. Y las Vallkirias lo cantan en sus sesiones de entrenamiento, en uno de esos momento de relax en los que hablan de sus cosas antes de que la concentración se suba con ellas a la barca y comiencen a remar en uno de esos barcos dragón que son su burbuja particular.

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