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Integrantes de la asociación Oyamel-Amigos de México. José C. Castillo
El lugar de Valladolid donde con más orgullo se grita «¡Viva México!»
La red social

El lugar de Valladolid donde con más orgullo se grita «¡Viva México!»

La asociación Oyamel reivindica la gastronomía y las tradiciones del país americano desde miles de kilómetros de distancia

Domingo, 28 de julio 2024, 08:43

Cada año, millones de mariposas monarca emprenden un viaje de cientos de kilómetros (hasta cinco mil pueden llegar a ser) que les lleva desde Canadá y el norte de Estados Unidos hasta las tierras más cálidas de México. La travesía es una aventura comunitaria que ninguna de ellas podrá por completo disfrutar. El ciclo de vida de estas mariposas es tan corto que son necesarias seis, siete generaciones para cubrir todo el trayecto hasta llegar al destino final. Los abuelos, los bisabuelos y tatarabuelos de estas mariposas mueren en el camino, se sacrifican durante la travesía, para que sus descendientes puedan cumplir el objetivo. En México, hallan cobijo en un abeto de la zona de Michoacán que se llama Oyamel.

Oyamel-Amigos de México

La asociaciónOyamel-Amigos de México es una agrupación culturla que nació en junio de 2023 como espacio de reunión no solo para los ciudadanos deMéxico que viven en Valladolid, sino para acoger también a todas aquellas personas (hay españoles, brasileños, ecuatorianos...)enamoradas de la cultura de aquel país. «Somos más que mariachis y comida picante», aseguran los integrantes de un grupo que organiza talleres de música, artesanía, gastronomía y que celebra, de forma periódica, fiestas temáticas y desayunos comunitarios. Es también un apoyo para los mexicanos que acaban de llegar a España.

Y este es el nombre con el que se ha bautizado este colectivo que en junio del año pasado comenzó a andar. «Es una imagen preciosa sobre las migraciones, sobre lo que supone ese esfuerzo comunitario del viaje y lo que simboliza el árbol como lugar de acogida». Lo explica Rocío Carneros (Palencia, 1982), una de las 22 integrantes de Oyamel-Amigos de México, una asociación que convoca en Valladolid no solo a mexicanos, sino también a los amantes de la música, la cultura, las tradiciones, la gastronomía de aquel país.

«La imagen que acá se tiene de México está llena de tópicos. Siempre se asocia al mariachi, el tequila o los cactus.Y México es mucho más. De hecho, los cactus solo se dan en el norte del país», cuenta Eduardo Cartas (Paraíso,Tabasco, 1990), uno de los promotores del colectivo, que tiene su sede en el restaurante Totol Naj, en la calle Santa María.

Allí, por ejemplo, celebran unos desayunos comunitarios donde dan buena cuenta de viandas típicas de aquel país. «Huevos rancheros, tamales, atole, pan de dulce, café de olla...», enumera Leticia Hernández (Puebla,1991). «La comida siempre es una de las cosas que más echas de menos cuando estás lejos de tu país. Están tu familia, tus amigos, claro, pero también muchas cosas sencillas y cotidianas que no encuentras acá», asegura Leticia, quien subraya que el colectivo es también –como esa comunidad de mariposas– una red de apoyo para los recién llegados a España. «Cuando vienes, te encuentras con muchos trámites y cuestiones que desconoces. Desde el empadronamiento hasta la homologación de títulos, desde ir al médico hasta los procesos que te piden en la Seguridad Social», apunta Yésica González (Ciudad de México, 1991). Por eso, destaca, también esta asociación es bendición para quienes llevan poco tiempo en España y necesitan ayuda, amigos, compañía.

La comunidad mexicana está compuesta por 166 personas que residen en la capital (59 hombres, 107 mujeres). No es una de las más numerosas, si se compara con Colombia (3.815), Venezuela (2.223) o incluso Honduras (320)y El Salvador (213). «Las rutas habituales de migración en México suelen mirar la norte, hacia Estados Unidos», cuenta Rocío. Por eso, España no suele ser (no solía ser) un destino planeado. «Cuando yo llegué a Valladolid, éramos muy poquitos mexicanos», dice Vanesa Rodríguez (Guadalajara, México, 1970). Su desembarco fue en el año 2000 y en esa bisagra entre el siglo XXy XXI había muchas dificultades en comparación con hoy. Internet no estaba tan implantado, ni hablar de las redes sociales. «Entonces funcionaba mucho el boca a boca.

Por ejemplo, cuando ibas al dentista te decían: 'Oye, pues yo conozco a una persona que también ha venido de México'. O te encontrabas con compatriotas en el locutorio, que entonces era algo muy habitual», afirma Vanesa, quien celebra la existencia de asociaciones como Oyamel, porque contribuyen a estrechar lazos entre personas llegadas del mismo país. O que quieren conocer más sobre su cultura. Es el caso de Eduardo Pérez (Valladolid, 1983), un abogado que se acercó al grupo «por amor». Su pareja, Joana, es mexicana. «Y ella me ha transmitido la pasión y el orgullo por su país». Y eso que ese país es en realidad una amalgama de folclore, tradiciones, manifestaciones culturales.

«La cultura mexicana es sincrética, una combinación de todas nuestras herencias:la española, la árabe, la negra, la judía, la indígena...», cuenta Eduardo. Desde el extranjero, parece que todo se unifica, pero México es un crisol. «Una de las cosas que más gracia nos hace es cómo se ha extendido el acento típico del norte del país (o del centro), con el órale, el ándale... que no es habitual en otras zonas», añade Paulina de la Fuente (Ciudad de México, 1994), quien recuerda que buena parte de esa imagen viene construida de productos audiovisuales, como las telenovelas, 'El chavo del 8', si se echa la vista mucho más atrás, las películas de Cantinflas.

«Es un país muy grande, muy rico en tradiciones, y se notan las diferencias de una zona a otra. Y eso es algo muy interesante de nuestra asociación, porque también nosotros hemos llegado de regiones muy distintas», apunta Paulina. Eso sí, hay una serie de puntos en común que sirven para articular las celebraciones que organizan ahora en Valladolid. No faltan, por ejemplo, los actos en torno al 15 y 16 de septiembre, con la fiesta de la Independencia, que también en Valladolid se festeja al grupo de '¡Viva México'. En noviembre es importante el Día de Muertos, con esos retablos de calaveras y catrinas que en algunas ciudades se mantienen vivos durante varios días. «Y en las jornadas previas a Navidad, celebramos la posada, una fiesta que recuerda cómo se hospedó a José y María antes del nacimiento». En esa fiesta, no se escatima el reparto de ponche ni los golpes a la piñata, explica Eduardo, quien pone el foco en la música, porque este es también uno de los grandes patrimonios de su país. Precisamente, la asociación organizó, con motivo de su primer aniversario, una ronda en la Plaza Mayor donde se pudo escuchar y bailar el son jorocho.

«Es un baile –de raíces africanas, españolas y mexicanas– con un zapateado que recuerda quizá al flamenco, aunque hay diferencias en la fuerza rítmica», explica Eduardo en la sede del colectivo, este restaurante lleno de banderines de colores, máscaras de lucha libre mexicanas... y sombreros. «Al final, queremos tender puentes entre México y España y Valladolid, porque son muchas las cosas que nos unen», indican. «El idioma es lo más evidente», asegura Paulina. «Pero también está el amor por la comida y por la música y el baile», concluye Eduardo. ¿Alguna recomendación, pues?«El chile de nogada», responde rauda Leticia. «Es un plato típico de Puebla, que en sus ingredientes tiene los colores de la bandera de México, y que es también una fusión de la cocina mexicana y la española, con salsas de nuez, leche y ron». Así que nada mejor que una ronda entre amigos para probarlo.Buen provecho... y que viva México.

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