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Los vallisoletanos que viajan en el tiempo para vivir la Historia desde dentroÓscar e Inés lo tenían claro. No querían para ellos una boda de pajaritas, tacones, pamelas, vestidos emperifollados que cuestan un ojo de la cara y luego se quedan tuertos o mudos (olvidados, vaya) en el fondo de un armario, enfundados en un arcón. «Eso del traje y corbata es muy de los años 50, ¿no?». Así que dieron libertad absoluta para los invitados que acudieron a su enlace, celebrado en una afamada bodega de la Ribera del Duero. Eso sí, les advirtieron de que ellos irían vestidos de hospitalarios, por lo que eran bienvenidos todos aquellos que quisieran sumarse a la indumentaria medieval. Muchos de sus amigos les hicieron caso.Incluso les agasajaron con un pasillo de espadas en su camino hacia el 'sí quiero'.
«Una vez que teníamos los trajes, decidimos darles utilidad», cuenta Óscar. Fue así como Óscar, Inés y su grupo de amigos (apasionados a la historia, la literatura, los juegos de rol) comenzaron a recorrer ferias medievales. Y allí se dieron cuenta de algo: la mayoría de los grupos que organizaban y participaban en estas citas, en las recreaciones históricas cada vez más habituales en numerosos pueblos de Castilla y León, procedían del extranjero, de fuera de la comunidad. La pregunta fue muy pronto evidente: ¿por qué no organizamos algo así nosotros, desde aquí?
De este modo se fraguó la Asociación Cultural Histórica Torre del Homenaje, un colectivo que persigue que la Historia no quede recluida en libros y archivos, sino que reviva, si es posible, en sus escenarios originales. «Al principio participábamos solo en desfiles para las ferias medievales y nos convencimos de que eso se quedaba corto», cuenta Óscar.No basta con disfrazarse. Hay que dar un sentido a la actividad, una vertiente divulgadora que es la que más interesa a la asociación. Por eso, cada vez que organizan una acción, bucean en mares bibliografía para respetar al máximo la verdad histórica.
«Investigamos la historia de cada sitio al que vamos, bien sea para representar un juicio medieval o el asalto al castillo de Tiedra. Buscamos que la recreación sea fidedigna, que si representamos una obra de teatro, los datos que se aporten sean de verdad», indica Óscar, quien recuerda que otro de los grandes objetivos del grupo es conseguir la implicación de los vecinos de cada una de estas localidades.
«La mayoría de la gente piensa que lo más importante de una recreación histórica es la ropa, tener unos vestidos muy llamativos. Pero para nosotros lo más importante es el argumento, evitar las faltas de coherencia en el relato. Esa es nuestra mayor obsesión», explican. Y es así como, aseguran, se consigue el beneplácito del público. «Cuando se conoce la historia de un lugar, es cuando más se aprecia y comienza a defenderse», dice Andrea García Guerrero, integrante de Torre del Homenaje desde 2021. Llegó a la asociación gracias a su pareja, Íker Daniel Rivas. Íker siempre ha sido un apasionado de la historia y sus recreaciones. En 2017, participó como público en un juego de rol en vivo que la asociación organizó en Laguna de Duero. Cuando vio todo el estaribel que se organizaba alrededor, supo que eso era lo suyo. «Hablé con ellos y me acogieron con los brazos abiertos».
Íker es hoy uno de sus integrantes más activos, el encargado de coordinar los talleres de armas y de entrenar a los combatientes que participan en las justas y peleas que se celebran en las recreaciones. «Yo vengo de los deportes de contacto, de los estilos europeos, como 'western', 'eastern' o 'huscarle'. Son recreaciones vikingas, con unos movimientos muy aproximados a los que empleamos en las batallas, que requieren mucho entrenamiento, concentración y protección», indica Íker. Esas peleas teatralizadas son una de las bases de un trabajo que cuenta con espadas, hachas, lanzas, escudos. Mucho de este armamento se adquiere a través de Internet, en mercados extranjeros, por ejemplo en Alemania. Pero otras son de fabricación propia, en el taller que Torre del Homenaje tiene en su local de la calle Hospital.
La Asociación Cultural e Histórica Torre del Homenaje nació el 20 de abril de 2010 con el objetivo de difundir el pasado a través de la participación del colectivo en ferias medievales y recreaciones históricas. Una treintena de personas forma el colectivo, que prioriza la verdad histórica sobre la espectacularidad, por ejemplo, del vestuario.Organizan talleres para fabricar y mantener las armas que utilizan en sus espectáculos, que también incluyen piezas teatrales. Entre las citas en las que han participado, destacan Tordehumos, Tiedra, San Miguel del Pino o Valladolid capital, con la celebración de los 500 años del Palacio Real.
La sede del colectivo es un rinconcito medieval en Valladolid.Las paredes están llenas de escudos, blasones y banderas. Hay un altillo donde guardan los trajes (muchos de ellos reciclados, reinterpretados, recuperados). Hay también una enorme colección de juegos de mesa y una sala con multitud de herramientas con las que se elaboran escudos, se cuidan las muescas de las hachas y espadas. «Es armamento sin filo ('battle ready'), pero tenemos que vigilar que no haya daños en el metal, porque, de lo contrario, se pueden romper, partir o rajar». En el caso de los escudos, aquí se encargan de su fabricación, sobre todo con madera de pino y contrachapado para que no sean muy pesados (en torno a los 2,5 kilos). Además, utilizan haya para los mangos de las armas («es barata y resistente»), cuenta Íker, que siempre ha sido un manitas y ahora estudia además carpintería.«Porque también construimos o restauramos muebles para los campamentos que recreamos, desde muebles a arcones», dice Blanca, una de las asistentes a estos talleres.
Cada vez que Íker se iba de recreación, su novia Andrea lo esperaba sin interesarse mucho por la afición de su pareja. Pero «el verano es muy largo». «Yo pensaba: otro fin de semana que no lo veo». Así que, un día lo acompañó y ya no volvió a dejarlo solo. «Al principio te cuesta entrar. Si de entrada no te llama la atención, no parece que te vaya a enganchar.Pero muy pronto le encuentras el atractivo». Y ya no lo sueltas. En su caso, además, porque le abre nuevas vías a su desempeño académico.
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Andrea es educadora social, investigadora de educación patrimonial en la Universidad de Valladolid, y ha comprobado que este tipo de acciones son «una herramienta increíble para educar en sensibilización del patrimonio». «Este suele ser un proceso lento y en ocasiones cuesta que el vecino de una localidad conozca, valore y aprenda a cuidar el patrimonio (tanto material como inmaterial) que hay en su localidad.Por eso, cuando lo ve representado, cuando la Historia se hace real en las recreaciones, es mucho más fácil que se produzca ese reconocimiento», dice Andrea. La Historia deja de ser algo lejano, simbólico, que ocurrió en el pasado, y pasa a convertirse en algo vivo que tiene consecuencias (también turísticas) en el municipio.
El teatro suele ser una de los principales apoyos para transmitir estos mensajes, bien con representaciones en vivo o con diálogos pregrabados. Inés Santiago (la novia de aquella boda hospitalaria)es profesora de Lengua y una de las principales actrices de este tipo de montajes. «Hice un poco de teatro en la Universidad, con Juan Antonio Quintana, y siempre me ha gustado la actuación», cuenta quien ha encarnado en varias ocasiones el papel de Urraca (tanto de León como, en el asalto de Tiedra, de Zamora). «Cuando te metes en la piel de personajes históricos, consigues que el espectador lo comprenda mejor, porque, al final, todos sus actos, como los de hoy en día, están motivados por las pasiones humanas», concluye.
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