Romy señala el cartel que adorna su establecimiento de la calle de la estación. Carlos Espeso

Valladolid despide a su reina del bacalao

Hortensia dos Santos, 'Romy', se jubila tras diez años cocinando el plato luso por excelencia de 90 maneras diferentes en La Portuguesa

J. Asua

Valladolid

Miércoles, 29 de junio 2022, 20:35

Es puro carácter. En la distancia corta y en los fogones. Este miércoles lo guisó al estilo 'Zé do Pipo', gratinado con mahonesa –«para mí es el de más categoría», asegura contundente– y el jueves colgará el mandil definitivamente con su receta al Pedro Ximénez, otra de sus joyas culinarias. Tiene todo lleno. Hortensia dos Santos, 'Romy', se jubila. Después de una década al frente de su Café Fado La Portuguesa, en la calle de la Estación, la reina del bacalao en Valladolid ha decidido «comenzar a vivir». Llegó el momento de levantar el pie de un acelerador que ha mantenido pisado a tope desde pequeñita. La necesidad obligaba.

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Subraya esta lisboeta de 66 años que «ya era hora». «Podía haberme echado un novio rico, pero todavía no lo he encontrado», bromea. Comenzó a «luchar» siendo una niña y desde entonces ha mantenido esa intensidad en lo más alto para salir adelante. De familia muy humilde –su madre vendía pescado y su padre les abandonó muy pronto–, Romy es una mujer hecha a sí misma. «Podía escribir el libro gordo de Petete, yo no fui al colegio, lo mío es la mundología que te da la vida», reconoce esta mujer curtida en mil batallas.

Por fin ha llegado la hora de dedicarse a ella. A la naturaleza, al mar, a los animales... «Los adoro, igual coloboro con alguna protectora», avanza esta hostelera, que promete a los admiradores de su cocina publicar un blog con los secretos para dejar al punto el plato luso por excelencia.

En Valladolid es famosa por bordarlo de noventa maneras diferentes, aunque ese arte ya lo traía de fábrica desde otra disciplina. «Lo mío era bailar. Con 17 años comencé a viajar con la compañía Maxim's», recuerda. Sus dotes en el escenario la llevaron por teatros toda Europa hasta que fue fichada por Lina Morgan. Esa era su pasión y todo rodaba de maravilla.

Pero la vida da guantazos. Un grave accidente de tráfico cuando tenía 38 años lo cambió todo. «Me afectó a las cervicales y estuve mucho tiempo inmovilizada». La farándula perdió un efectivo, pero la hostelería ganó una chef autodidacta, que ha sido referente en la capital del Pisuerga por el bacalao, los mejillones con su salsa de tomate y ajo y el pulpo a la brasa.

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Su primer contacto con una barra fue en el bar El nido, en la calle Portillo de Prado. «Fui muy feliz, pero también lloré mucho; era un local de barrio y la economía era muy justita», rememora. De esa tasca de ambiente familiar pasó a trabajar por cuenta ajena durante cinco años. En el Hotel Mozart. Capitalizó los 5.600 euros del paro cuando la despidieron y abrió La Portuguesa. Fue el 25 de abril de 2012. «Un cliente me regaló una chapita de San Rafael, un hermano de la Trapa y es el que me ha acompañado todo este tiempo», comenta emocionada mientras muestra una estampa del fraile. A él y a los vallisoletanos les agradece este tiempo de éxito. La fórmula del triunfo: calidad, cantidad y buen precio. «Aquí por 20 o 22 euros comes de maravilla», dice esta lisboeta de principios firmes y sin medias tintas, que deja a Valladolid algo huérfana del Portugal auténtico. Cree que ahora, de pensionista, ese «ímpetu» que la caracteriza amainará. Aunque vista su energía, lo dudamos. A descansar, que ya toca.

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