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Sus persianas se bajaron el pasado 1 de marzo. Un cartel en las cristaleras ya anuncia el inminente relevo. La cafetería Bambú, situada en la esquina del Paseo de Zorrilla con la calle Juan Alisent, junto a El Corte Inglés, dice adiós después de más de tres décadas de historia. Fue en 1988 cuando Ángel del Campo y su hermano José Luis, los mayores de una familia de Girón con doce hijos, tomaron las riendas de un negocio que nació al mismo tiempo que los grandes almacenes, inaugurados el 26 de febrero de aquel año con un millar de empleados. Casi nada.
Una clienta del bar que el primero de ellos regentaba en la plaza del Salvador –Carnaval– le animó a dar el salto a un enclave que prometía. Ella fue la que estrenó el chaflán con una tienda de ropa para niños. Entonces, la cafetería ocupaba un tercio de su superficie actual y esta saga de hosteleros comenzaba a hacerse una idea del tirón que tenía aquella inédita oferta comercial en la ciudad. El primer y único gran centro para las compras de la capital. «Eran más de 700 cafés diarios –36 kilos a la semana–; la máquina, que tenía cuatro brazos, no paraba de funcionar en todo el día», rememora Ángel, quien en aquellos tiempos no daba abasto desde primerísima hora de la mañana. «Aquí trabajábamos 14 personas en dos turnos», apunta para dar idea de la altísima rotación en el mostrador desde los desayunos hasta las cenas.
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sofía fernández
Ahora, cumplidos los 66 años, la edad aconseja un descanso. Intentó llegar a un acuerdo con la propiedad para que sus hijos mantuvieran el negocio, pero no se logró. «Mínimo han sido once horas diarias detrás de la barra, ahora llega el momento de disfrutar de los nietos, de la lectura y de los paseos por el campo», avanza este ya exhostelero, que comenzó a trabajar con 12 años en el Mercado del Val haciendo recados para los tenderos . «Por la tarde iba al colegio; a los 15 encontré un trabajo con contrato en un ultramarinos de la plaza del Corrillo, que regentaba Tomás del Campo, una gran persona», explica. Tras estos comienzos, marchó con su hermano a Torrevieja donde ambos se iniciaron en la hostelería.
La despedida tiene un punto de nostalgia. Echará de menos a esos clientes fieles que cada día han desayunado con él. Trabajadores veteranos de El Corte Inglés, que tenían en el Bambú su espacio de reunión, y cientos de vecinos del entorno. Muchos ya no están, pero los Del Campo han estrechado lazos en este barrio después de toda una vida en él.
Su ubicación inmejorable en un punto de paso de miles de vallisoletanos –la parada de Auvasa es la que más viajeros mueve junto con la plaza de España– convirtieron al Bambú en un bar prácticamente sin competencia en el entorno. Es lo que tiene la cercanía a un gran centro de consumo. «Cuando llegó la crisis del ladrillo comenzamos a notar el bajón y la pandemia ha sido el remate», confiesa Ángel, quien a pesar de todo siguió al pie del cañón en los momentos más duros de la crisis sanitaria. «Había que pagar las facturas; aquí estaba yo doce horas poniendo cafés para llevar», recuerda.
La clausura de este bar dará paso a un nuevo local de la cadena Kokomo, una empresa hostelera regentada por los hermanos vallisoletanos Fawci, que desde que regresaron de Cuba y México, donde gestionaban hoteles, han abierto ocho establecimientos. El concepto es el de un negocio que abarca desde el desayuno hasta la cena y en el que las retransmisiones deportivas de todo tipo son protagonistas. «Esta esquina es muy buena y estos chicos lo hacen bien, así que les deseo toda la suerte», subraya Ángel, al tiempo que agradece el apoyo que él ha recibido durante su larga trayectoria en este espacio.
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