La VA-20 a la altura de Las Flores, ya sin el arcén, que se ha eliminado para ganar espacio para peatones y ciclistas. Alberto Mingueza

Valladolid

La VA-20 pierde el arcén y muestra el ancho definitivo y más estrecho de su calzada

Los trabajos se concentran estos días entre la carretera de Soria y las Flores, donde todavía permanece cortado uno de los carriles

Víctor Vela

Valladolid

Viernes, 27 de diciembre 2024, 07:46

Ya no hay arcén en la ronda interior norte y tiene los días contados el que ahora está inutilizado (por la señalización de obras) en la ronda este. Los trabajos de remodelación de la VA-20 avanzan a un ritmo tal que ya es posible ... vislumbrar el trazado definitivo que tendrá la nueva calzada. Será mucho más estrecha. Perderá casi un tercio del pavimento que tenía hasta ahora, para quedar con dos carriles y una anchura total de apenas 6,5 metros.

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El adiós a esa lengua de asfalto del arcén (esa superficie pasa a engrosar el espacio reservado a peatones, zonas verdes y carril bici) es la señal más evidente de los trabajos de reforma que desde finales de septiembre acomete el Ministerio de Transportes en la VA-20.

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El proyecto afecta a 8,5 kilómetros de carretera (en cada sentido), desde la rotonda con la avenida de Segovia (a la altura del polígono de San Cristóbal) hasta la conexión con la A-62, una vez pasado Michelin. Conlleva una inversión de 12,75 millones de euros y la previsión es que el tajo haya concluido en abril de 2026, después de 19 meses de obras.

De momento, los avances de las primeras fases son bien visibles y se han centrado en los carriles que llevan en dirección norte (hacia Mercaolid y la A-62). En casi todo este trazado ya ha suprimido el arcén y durante estas últimas semanas se han colocado los nuevos bordillos (hasta ahora inexistentes) y eliminado buena parte de los quitamiedos, lo que evidencia la gran transformación que vivirá esta arteria, que dejará de ser una carretera de circunvalación (VA-20) para convertirse en una vía más del callejero de la capital, en una metamorfosis similar a la que en su día vivió la avenida de Zamora. Esto supondrá que, cuando terminen los trabajos, la velocidad máxima a la que se podrá circular por esta calle bajará de 80 a 50 kilómetros por hora (al considerarse a partir de entonces vía urbana).

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Ese espacio del arcén eliminado para el tráfico y ganado para los peatones se traduce en más zonas verdes (gran parte del terreno se ha llenado ya con tierra), aceras más anchas (puede verse el trazado que seguirán) y también un carril bici de diez kilómetros de longitud.

Los trabajos se concentran ahora en el tramo entre la carretera de Soria y el pequeño viaducto que permite salvar el río Esgueva (una vez pasado el cruce de Las Flores y la calle Villabáñez). Aquí, la señalización de las obras todavía obliga a transitar en fila india, ya que está inutilizado el carril derecho de circulación. Sin embargo, ya se han recuperado los dos carriles hasta el cruce con la Autovía de Castilla. Todavía están en vigor las señales que advierten de baches peligrosos, puesto que aún no se ha renovado el firme.

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Estado de las obras entre las carreteras de Soria y Segovia. Alberto Mingueza

Las obras continuarán ahora en la misma dirección, pero en el tramo más situado al sur (entre los cruces con las carreteras de Segovia y Soria). Ya está señalizado con conos y marcas naranjas en la calzada, aunque todavía se puede circular por los dos carriles (a velocidad reducida de 30 por hora). Aquí ya se ha mordido el arcén, a la espera de colocar los bordillos que separarán acera de calzada.

De momento, no se ha intervenido aún en el sentido contrario de circulación (desde Mercaolid hacia la carretera de Soria). Las obras ganarán espacio para los peatones (las aceras, según el tramo, tendrán de tres a siete metros de ancho) y también para los ciclistas, gracias al carril bici de diez kilómetros que enlazará el de Las Cistérniga con el de La Overuela. Tendrá 2,3 metros de ancho, será de doble dirección y estará iluminado con luces LED.

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También se cambiarán todas las señales de tráfico, para eliminar las actuales (propias de una carretera interurbana) y sustituirlas por la señalización propia de las ciudades.

El arcén eliminado en la VA-20. Alberto Mingueza

Fuentes del Ministerio de Transportes, que pilota el vallisoletano Óscar Puente, explican que este transformación de la VA-20 servirá para «integrar la ronda en el entorno urbano», gracias a medidas que permitirán «impulsar la movilidad sostenible y mejorar la seguridad vial y la calidad de vida de los ciudadanos». Entre otras acciones, se pretende que parte del tráfico pesado que ahora circula por ahí utilice la ronda exterior VA-30. Los últimos datos de tráfico dicen que la intensidad media en el tramo más utilizado de la VA-20 (a la altura de Michelin) es de 24.698 vehículos. A su paso por Las Flores, son cerca de 24.500. En el entorno de las carreteras de Segovia y Renedo, 21.500.

Más arbolado y zonas verdes

Estas obras se completarán con una inversión de 1,1 millones de euros que, liderada por el Ayuntamiento, persigue ajardinar y reverdecer la nueva ronda. Para ello, se plantarán 41.961 árboles, se abrirán nuevos senderos de sombra en los márgenes y se mejorará la vegetación y arbolado en ocho rotondas y medianas. La Junta de Gobierno aprobó el proyecto el 21 de octubre y el pasado 17 de diciembre, hace tan solo unos días, se reunió la mesa de contratación, que ya ha remitido a los técnicos la documentación aportada por los licitadores para su evaluación. El objetivo es que el inicio de estos trabajos de «renaturalización» no se demore, ya que se quiere realizar las siembras y plantaciones antes de que finalice febrero «para garantizar la viabilidad de las especies». El plazo de esta intervención (integrada en el proyecto 'Valladolid: caminos de biodiversidad urbana') es de doce meses.

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Este corredor «servirá de hilo conductor dentro de la trama urbana de espacios naturales, conectando, por un lado, las zonas verdes próximas a las rondas (cerro de San Cristóbal, El Tomillo y el parque Ribera de Castilla) con otros espacios verdes de la ciudad (las acequias, Canal del Duero y los ríos Esgueva y Pisuerga)», explican desde el Consistorio, desde donde recuerdan que ocho rotondas ganarán en arbolado (con especies autóctonas), arbustos y plantas aromáticas (lavanda, romero, salvia y santolina). Las glorietas en las que se intervendrá son las de la avenida del Euro (donde ya se ha colocado el muñeco gigante de Michelin), la de la avenida de Santander, el camino del Cementerio, el Tomillo (aquí habrá cipreses y encinas) el cruce con Villabáñez (arce menor, ciprés y pino piñonero), la calle Ermita (nogales) y las carreteras de Soria y Segovia (con abedules).

«Las plantaciones seguirán criterios de renaturalización para establecer las funciones ecológicas, la biodiversidad y las redes tróficas y limitar la presión humana sobre el territorio y la explotación del resto de especies», consigna el proyecto, que también pretende mejorar las medianas. En el tramo que va desde el cementerio hacia la A-62, las medianas ocupan amplios terrenos (más de seis metros de ancho) que están ahora cubiertos por césped y una presencia testimonial de árboles. Una vez pasado el cementerio y las vías (en dirección Soria) la mediana vegetal desaparece en la actualidad, al ser sustituida por bloques de hormigón que separan ambos sentidos de circulación.

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