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Las torres mellizas de AlaejosLa mayor parte de las localidades tienen una seña de identidad. En el caso de Alaejos, este distintivo se puede observar desde varios kilómetros de distancia. Sus dos torres, conocidas también como 'giraldas', irrumpen en el horizonte castellano llamando la atención a todo aquel que se acerca al municipio. Llama la atención que con tan solo 1.400 habitantes este pueblo vallisoletano disponga de dos iglesias, la de San Pedro y la de Santa María. Aunque se diferencien entre ellas por unos diez metros de altura, su estilo es prácticamente igual. Abro hilo:
↓ El porqué de la existencia de dos parroquias, y de sus dos imponentes torres, se remonta a varios siglos atrás. A finales del siglo XV, la localidad alcanza su mayor explosión económica y se forma el Maestrazgo Señorío de Alaejos. Sus tierras, junto a las del municipio despoblado Valdefuentes, el actual Castrejón de Trabancos y varios territorios de Coca, fueron donados por el rey Enrique IV, mientras este era príncipe, a Don Alonso Fonseca y Ulloa, arzobispo de Sevilla y antiguo Obispo de Ávila. A partir de ese momento, la mayor parte de sus cultivos se plantaron de vid y el vino comenzó a atraer mucho dinero al pueblo.
↓ Tanto fue su prestigio, que entre el siglo XVI y XVII muchos literarios del Siglo de Oro, como Lope de Vega, Cervantes, Tirso de Molina o Quevedo, hablaban de las bondades de este vino en sus libros. La explicación de sus dos grandes iglesias, junto a sus dos exuberantes torres, se debe a la gran cantidad de habitantes que contabilizaba Alaejos y a la riqueza que tenía esta localidad. «Les sobraba el dinero», explica Inmaculada Martín, responsable de la Oficina de Turismo. En un principio, se levantó la de Santa María y, debido a su fortuna y a su gran tasa poblacional, poco después comenzaron a construir la de San Pedro. Ambas parroquias ya existían en el siglo XV, pero fueron remodeladas en el siglo XVI con materiales muy humildes, como son los ladrillos. «Al mismo tiempo vienen nuevas ideas desde Italia, como es el renacimiento, que va a cambiar la mentalidad hacia un mundo moderno», comenta Martín. Este nuevo estilo regresa a las formas grecolatinas a través de la simetría y de la proporción.
↓ La Iglesia de San Pedro, cuya torre mide 75 metros de altura, se encuentra situada en plena Plaza Mayor. En la antigüedad, este enclave albergaba grandes ferias de mercaderes, al igual que ocurría en Medina del Campo. Incluso, servía de plaza de toros, tal y como consta en el Libro de Acuerdos de 1585. Debido a estos dos aspectos, en el siglo XVI, los eclesiásticos de ambas iglesias construyeron un balcón de estilo gótico en la parroquia de San Pedro. Desde allí, celebraban eucaristías para bendecir a los comerciantes de la plaza y, a su vez, disfrutaban de las corridas de novillos. La rivalidad entre ambas parroquias siempre supuso un problema, pues cuantos más fieles tuvieran, más prestigio obtenían. Hubo un momento en el que esta enemistad provocó que los clérigos de San Pedro expulsaran del balcón a los de Santa María. A modo de respuesta, estos últimos se construyeron otro mirador en la Plaza Mayor, para continuar disfrutando de los mencionados eventos. Este tenía elementos neoclásicos y lucía un blasón haciendo referencia a la Virgen María.
↓ La Iglesia de San Pedro, que ostenta el título y la protección de monumento histórico español desde 1980, es de estilo renacentista. Su gran tamaño la semeja con una catedral debido a sus hermosos arcos de medio punto y sus bóvedas con yeserías. En 2010, se llevó a cabo una restauración del interior del templo que descubrió lo que se escondía detrás de sus paredes. Estas, cubiertas de pinturas, simulaban ser de piedra; al igual que sus bóvedas, que ocultaban un trampantojo imitando el ladrillo. «En los arcos de los paños aparecieron unas pinturas en tonos grises como si fueran esculturas romanas. Es un conjunto que en pocos sitios hay», menciona Inmaculada.
↓ Lo que está aún pendiente de intervenir es su torre; la cual se encuentra muy deteriorada. En reiteradas ocasiones el Ayuntamiento de Alaejos se ha visto obligado a acordonar parte del entorno debido a el desprendimiento de ladrillos y cascotes. Incluso, en 2022, el consistorio solicitó un convenio de colaboración con Patrimonio para llevar a cabo su rehabilitación. Su altar mayor, dedicado a San Pedro, fue encargado a principios de 1500 por Juan Fernández Vadillo, aleajano y obispo de Cuenca, a Juan Sáez de la Torrecilla, imaginero palentino. Adosadas a las paredes de la iglesia pueden observarse varias capillas y retablos que fueron donados por personas ilustres adineradas de Alaejos.
↓ Saliendo de la Plaza Mayor, por una calle que parte desde este enclave, se encuentra la Plaza de Santa María, que da nombre a su iglesia; dedicada a la Virgen María de la Asunción. En aquel entonces, es tanta su importancia a nivel constructivo que este modelo se exporta a otras zonas y varios municipios se ven salpicados por este tipo de torres de tradición mudéjar y estilo renacentista. La parroquia, cuya torre alcanza los 64 metros de altura, fue la primera en ser declarada Monumento Histórico Artístico en 1931.
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↓ Aunque su construcción también se llevó a cabo con materiales humildes, como el ladrillo, se decoró con arquillos, esquinillas y con azulejos de color blanco y negro. En su interior, alberga un conjunto mudéjar en tallas de madera, grandes armaduras de lo blanco -término empleado en arquitectura para referirse a la construcción de techumbres de madera-, pero también policromadas y doradas. Además posee un «hermoso y bellísimo coro mudéjar con grutescos vegetales tallados», manifiesta Inmaculada, de arte 'horror vacui', una tendencia a llenar todos los espacios de elementos decorativos.
↓ En sus techos pueden observarse dos cúpulas. Una de ellas en la nave principal con detalles en madera y de tradición mudéjar, y la segunda sobre el altar mayor. Esta última se trata de una pieza policromada dorada ejecutada por Cristóbal Velázquez, que realiza un pequeño guiño a los Reales Alcázares de Sevilla. Como anécdota, Miguel de Unamuno, rector de la Universidad de Salamanca, paraba a descansar en Alaejos durante sus andanzas entre la ciudad del Tormes y Valladolid. En esas pausas, se dedicaba a observar, con prismáticos, los detalles de la cúpula.
↓ Bajo esta se encuentra la que podría ser «la última obra que hace Esteban Jordán de la Imaginería Castellana del siglo XVI de Valladolid», asegura Martín. El retablo mayor exhibe en el centro la figura de la Virgen María elevada por un coro de ángeles y coronada a la derecha por Dios a la izquierda por Jesús. «Al igual que la de San Pedro, sabemos que son retablos de contrarreforma. Es decir, la Iglesia de Roma está contestando a los protestantes», aclara la responsable de Turismo. A diferencia de la de San Pedro, el interior de la Iglesia de Santa María se encuentra pendiente de restaurar. «Lo merece. No es una obra únicamente de Alaejos, sino una obra del arte universal», puntúa Inmaculada. Lo que si se encuentra en buen estado es su torre, después de haber realizado unos trabajos de mantenimiento en 2017. Alaejos, declarado su conjunto histórico como Bien de Interés Cultural en 1997, posee un rico y extenso patrimonio. No solo alardea de sus dos parroquias, sino también de las ruinas del antiguo Castillo de los Fonseca, de su Ermita de la Casita o de sus cinco casas blasonadas. Pasear por sus calles es retroceder en el tiempo para disfrutar de las maravillas que esconden sus monumentos.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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