Más viviendas en marcha, más ingresos para las arcas públicas. El repunte sostenido de la actividad inmobiliaria en la capital vallisoletana, principalmente desde el año 2018, ha permitido al Ayuntamiento recuperar buena parte de los ingresos procedentes del ladrillo, que sufrieron un desplome brutal ... tras la explosión de la burbuja. Los datos aportados por la Concejalía de Planificación y Recursos constatan el incremento de la recaudación en los últimos ocho años por estos conceptos. Si en 2015 los derechos reconocidos por el impuesto de construcciones alcanzaron los 2.050.947 euros, este ejercicio se cerrará con siete millones, lo que arroja un crecimiento del 241%. En el caso de las licencias urbanísticas, durante este periodo se ha pasado de recaudar 1.577.256 euros a llegar a los 5,5 millones (248%).
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Tema aparte es el del tributo de plusvalías, que grava el incremento del valor de los terrenos de naturaleza urbana durante el tiempo en el que se tiene en propiedad hasta su venta. La sentencia del Constitucional que tumbó esta obligación fiscal en los casos en los que no se haya producido este crecimiento en las operaciones de compraventa ha supuesto un varapalo importante para la consistorios españoles, del que tampoco se ha librado Valladolid, que ha pasado de recaudar 6,5 millones en 2015 a cerrar este 2022 con 1,3. Esa resolución del alto tribunal ha obligado a la Administración local a devolver la friolera de 5,9 millones de euros desde 2019 por esos cobros indebidos.
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Que el sector ha funcionado a un gran ritmo en estos últimos años lo avalan los datos de las autorizaciones municipales para la construcción de viviendas. Ese repunte se inició en 2018, cuando se concedieron permisos para construir 754 casas, entre pisos y unifamliares frente a las 515 del ejercicio anterior. El subidón más llamativo se registró en 2019, con 1.268 y, a partir de ahí, se han superado todos los ejercicios el millar de viviendas, incluso en 2020, año de la pandemia de la covid-19, cuando fueron 1.088 los nuevos hogares autorizados. Ya en 2021 se alcanzó la cifra más alta –1.546– y a punto de terminar el presente ejercicio han sido 1.261 hasta el 30 de noviembre.
El paisaje de grúas ha vuelto a la ciudad en los enclaves donde la demanda está creciendo de forma importante. Barrios como Villa de Prado, Parquesol, El Peral o la avenida de Burgos, en una franja de terreno paralela a Puente Jardín (La Victoria), registran una gran actividad que, además, está acompañada por la buena marcha de operaciones de venta, que se ha rebajado algo en los últimos meses. Estos sectores de suelo son los que han acaparado más de la mitad de las licencias concedidas en este 2022.
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A las zonas antes citadas, hay que sumar la reactivación de áreas a las que la crisis atrapó de lleno, como es el caso de la Ciudad de la Comunicación, que se quedó varada durante varios años y que ahora es uno de los puntos de mayor actividad, con la conclusión de promociones que estaban a medio hacer. Justo enfrente, se prepara otro desarrollo de peso: el plan de los antiguos cuarteles de Arco de Ladrillo, que acogerán otras 839 viviendas en bloque. Los terrenos se están urbanizando y las promotoras ya anuncian sus ofertas.
Las perspectivas para el año que viene no son malas, aunque es probable que haya una ralentización en este ritmo de crecimiento debido a la crisis provocada por la guerra de Ucrania, que ha frenado la actividad en general y ha incrementado considerablemente los precios de la energía y los materiales.
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