

Los vecinos de la calle Italia: «Vivimos momentos de preocupación por el coronavirus, pero ya ha pasado»
Valladolid ·
Comerciantes y hosteleros de esta zona de Valladolid aseguran que afrontaron la alerta con «normalidad» y que «no afectó» a sus negociosCuando Visigoda, vallisoletana jubilada, llegó a la calle Italia para entrar en su domicilio, ubicado a la altura del número 4 de la citada vía, junto al pub Italia, y vio «ese despliegue que había montado» (en referencia a la presencia de varios agentes de la Policía Local y una ambulancia del Servicio de Emergencias 112), lo primero que se le pasó por la cabeza era saber si «tenía los papeles mal» y el DNI a mano. Incluso llegó a pensar que no le dejarían acceder al interior del bloque donde reside. Pidió permiso, le dejaron pasar y se quedó varios minutos tras la fachada acristalada del edificio en busca de respuestas. «Vi que había una ambulancia especial, profesionales con mascarillas, gorros y trajes amarillos que les cubrían todo el cuerpo y me dije: 'Uy, algo ha pasado'. Pregunté a un chico y ya me dijo que había una sospecha de coronavirus, y la verdad es que me sorprendió», asegura.
A partir de ese momento, reconoce, se marchó a casa y no quiso «saber nada». Dicho y hecho. No prestó atención a los medios de comunicación. Tampoco sucumbió a la tentación de asomarse a una ventana para seguir de cerca el procedimiento. Lo vivió con incertidumbre, pero con «total tranquilidad». «Estaba todo en orden, la señora atendida, todo acordonado, pues qué voy a hacer yo. Es lo que hay que hacer, estar tranquilos y esperar», cuenta a regañadientes mientras sostiene con el pie la puerta del edificio.
Ana María López, otra vecina, dice que no llegó a sentir «miedo», pero reconoce que le costó creerse los rumores que se comentaban por la zona. «Me pareció todo un poco histérico; vivimos el momento con preocupación; salí de trabajar, vine para casa de mi padre, que vive en Gabilondo, y vi todo cortado y claro que me preocupé, pero lo importante es que ya ha pasado», sostiene. Empuja la silla de ruedas sobre la que descansa Carlos, su progenitor, y ambos rechazan con un movimiento de cabeza los «estigmas» que puedan crearse. «Ahora es muy fácil que pase en cualquier sitio, nos movemos todos mucho; ha pasado aquí, pero podría haber sido perfectamente o en otra calle o en otra ciudad», asevera. «Tengo que pasar por aquí (la calle Italia) sí o sí, y lo que no voy a hacer es darme la vuelta a todo Valladolid y cambiar la rutina por lo que la gente pueda decir», continúa.
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Con calma y tranquilidad, aunque con la «incertidumbre» por saber cómo se desarrollarían los hechos a partir de entonces. Así vivieron los vecinos de Paseo Zorrilla las horas siguientes a la activación del protocolo por un posible caso de coronavirus, ya descartado, en Eva, una mujer de origen oriental que se encontraba en un bar de copas de la calle Italia. Fueron quince, aproximadamente, las horas que el barrio permaneció en vilo a la espera de noticias sobre el estado de salud de esta mujer, residente en la zona y clienta habitual de los establecimientos del entorno, según confirmaron fuentes consultadas.
La primera ambulancia llegó a las 19:40 horas. Tan solo veinte minutos después, a las ocho, el gimnasio Palesta and You impartía una de las últimas clases del día. El goteo de usuarios fue constante. Y, con ellos, un sinfín de preguntas sin respuesta. «La gente que entró empezó a decir que era coronavirus, pero tampoco nos lo creímos mucho; seguimos con la actividad con total normalidad», argumenta Iván López, empleado del local.
«No nos asustó para nada»
Ante el revuelo ocasionado, los emplados del gimnasio preguntaron a los agentes municipales. La respuesta fue contundente: no había de qué preocuparse. Podían seguir con la actividad con «absoluta normalidad». «Ni nos dijeron que cerráramos ni nos lo planteamos; la gente entraba y salía con total normalidad, aunque al cerrar sí que nos dijeron que nos fuéramos lo más rápido posible», recuerda este joven. López admite que a primera hora de la mañana de este martes acudió al centro «menos gente de lo habitual», una circunstancia que «entiende» porque «estamos justo al lado».
Otro de los que vivió en primera persona la alerta por coronavirus fue Adrián Hernández, uno de los propietarios del bar Pepe's. De hecho, compartió conversación con Eva y su acompañante instantes antes de que ambos se desplazaran hasta el pub Italia. Allí, comenta, esta mujer china fue donde empezó a «encontrarse mal». «Se mareó, tuvo algún tipo de vómito y salió a la calle, pero no nos asustó para nada, ni a nosotros ni al resto de clientes», asevera.
Cuando se enteró «de todo» no daba crédito. Era por la noche. Estaba en su casa, situada en la parte superior del establecimiento, «descansando». Fue su hermano quien le llamó para alertarle de lo que había ocurrido. «Me dijo que no me acercara al bar para prevenir, aunque de haber dado positivo estaríamos todos infectados poqrue lleva aquí varios días, y viniendo al bar también», subraya.
Menos de veinticuatro horas después de la primera llamada de alerta, la normalidad ha regresado a Paseo Zorrilla. Ahora, todos los vecinos piden el mismo deseo: «que Eva se recupere pronto».

Mascarillas agotadas desde «hace días» en la farmacia más próxima
La farmacia Jesús Ruiz, ubicada en el Paseo Zorrilla, está desabastecida de mascarillas desde «hace días». La alerta por el coronavirus desencadenó una «ola» de ciudadanos que acudían al establecimiento en busca de estas protecciones. «Se ha vendido mucho más que otros años, por encima de lo normal», asegura Jesús Ruiz, propietario del negocio que lleva el mismo nombre.
Pero la alerta en un pub de la calle Italia «motivó» a la gente a desplazarse este martes a las farmacias para hacerse con una. La suya está situada en el Paseo Zorrilla, a la altura del número 5, a escasos 300 metros del bar de copas donde se puso el foco. De hecho, asegura, en tan solo «un rato», una decena de personas se acercaron hasta el establecimiento «preguntando por una». «Yo creo que la gente se ha alarmado un poco y por eso ha venido tanta gente a por ellas», afirma. «Nuestro suministrador las tiene agotadas, así que no tendremos más hasta que ellos no nos las den», concluye.
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