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Eva reside en Valladolid, donde regenta un bar, y este lunes por la noche fue ingresada por un posible caso de coronavirus. De origen ... chino, hacía diez días que había vuelto del país asiático. Ahora que se ha desactivado el protocolo afirma, al atender una llamada de este medio este martes 11 de febrero de 2020, encontrarse «bien», mejor con respecto a la noche anterior. Esta mujer de origen asiático residente en Valladolid que ayer levantó el protocolo de alerta sanitario por coronavirus descansaba en el hospital a la hora en la que se la telefoneó (mediodía) mientras se encontraba a la espera de un alta que estaba por llegar: «Me han dicho que hay que aguardar unas veinticuatro horas», apuntó la paciente, que finalmente resultó descartada de toda sospecha de haber contraído el notorio virus de Wuhan.
Tras declarar que en aquel momento de la llamada se encontraba «sola», sí que advirtió que le parecía desmedida la respuesta mediática que había suscitado su ingreso. Los médicos que la atendieron en urgencias corroboraron que su nerviosismo la marcaba de una forma más afectada que su estado de salud.
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Eva declinó hacer más declaraciones a los periodistas sobre su situación, que ha concitado a numerosos trabajadores de medios regionales y nacionales frente a las puertas del Hospital Río Hortega, donde fue ingresada durante la noche del pasado lunes.
El entorno de Eva también se ha manifestado en la misma línea, entre la sorpresa por la reacción generada por este incidente y la llamada a la calma por parte de la ciudadanía: «Fue simplemente una borrachera, que se pasó y punto», aseveró un amigo cercano a la paciente.
Tanto Eva como su pareja lograron escabullirse de los servicios sanitarios y policiales congregados ante las puertas del pub Italia, en respuesta a la presunta alerta médica. La mujer pudo marcharse del lugar en un taxi sobre las 20:30 horas de la tarde del lunes, si bien posteriormente aceptó el ingreso en el hospital en cuanto dichas autoridades acudieron a buscarla a su domicilio particular.
«Ella está bien, ya le han dicho que no tiene nada, pero está bien», reiteró esta amistad a las 12:45 de ayer, inquirida en el domicilio de la paciente. Al igual que Eva, su entorno considera desmedida la reacción que ha causado el que es, a su juicio, un incidente sin mayor importancia: «Hay mucha sorpresa por todo este revuelo», aseguraron.
El pasado lunes dos técnicos de ambulancia se personaban en el bar Italia para atenderla sobre las nueve de la noche, ante sus síntomas de mareos y vómitos, compatibles con los del coronavirus. Esto, unido a su reciente estancia en China, hizo saltar las alarmas. Pero Eva no llegó al hospital hasta las once de la noche, ya que, aprovechando el desconcierto, se marchó en un taxi tras haber sido atendida por el equipo sanitario ante las puertas del pub. Efectivos de la Policía Nacional la localizaron en su domicilio y forzaron su ingreso en el Río Hortega, donde horas más tarde se descartó que estuviera infectada por el coronavirus.
El Bar-Café Hernán Cortés de la calle homónima vallisoletana es pequeño, singular y, aunque está evidentemente hecho con materiales diferentes al resto de edificios de su alrededor, nadie se atrevería a decir que no está integrado en el barrio. Un tanto similar sucede con Eva, la dueña del local, cuya inmersión a nivel calle y a nivel nacional es tan notable para sus parroquianos que, si tuvieran que sacarle un pero al establecimiento al que no querrían faltar conforme se acerca el fin de semana, sería el de su exiguo tamaño para dar cabida a más gente: «Muchas veces le decimos 'Eva, este sitio nos gusta tanto que empujaríamos las paredes para hacerlo más grande'».
«Eva es trabajadora, maja y buena en lo suyo», declara otra fiel asistente a este recinto, con amplia experiencia a su vez como camarera. El éxito de las tapas en cocina española de esta camarera de origen chino, que comenzó su andadura en un restaurante asiático pero pronto supo que quería otra cosa, no envidia a las preparadas con manos nacionales: «Los callos con garbanzos, las alubias con oreja, las croquetas, las albóndigas...», enumera otra con entusiasmo.
Su generosidad también tiene fama: entrar a este bar garantiza una relación cantidad-precio en tapas gratis que uno parece haber abandonado Valladolid y haber entrado en Jaén: «A veces envuelve las croquetas frente a ti y te las da a probar. Y si van padres con niños, les puede preparar una tortilla a los pequeños y con eso ya salen cenados». Apuntan también a que cuando Eva hace una escapada por el territorio nacional se guía mucho por lugares de especial renombre gastronómico, para ver, probar, aprender y traer a Valladolid: «Es una verdadera lástima que esté sola en la barra; si no fuera así, tendría tiempo para hacer todo lo que puede hacer».
Los parroquianos deploraron también algunos 'memes' y comentarios jocosos o racistas que han podido ver en redes sociales a raíz de este coronavirus descartado, que ha apuntado a una de las vecinas más queridas del barrio: «Algunas personas no ensanchan miras, pero la gente inmigrante viene para aportar y nos tenemos que hacer a la idea; vivimos ahora un movimiento global y ya no es de recibo que el mundo se conciba a base de fronteras», sentenciaron.
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