Wamba: la historia del arte español en una sola iglesia

La construcción de la iglesia comenzó en el siglo IV, con el estilo visigodo que se concentra en la cabecera. Cronológicamente, la siguiente parte del templo data del siglo X, de estilo mozárabe, pero no es el mozárabe habitual, «puro» como explica María Q, la voluntaria que enseña la iglesia cada vez que alguien la requiere. «Los arcos no arrancan de las columnas, sino de los capiteles. Esto es porque esta fue una de las primeras construcciones que realizaron los mozárabes en la comarca, por lo que todavía traían una gran influencia del arte astur-leonés». Y continúa: «Estudios apuntan a que esta es una de las primeras iglesias de este estilo en España, una de las más antiguas».

Precisamente es en la parte del altar, decorando el mismo donde se pueden ver unos frescos, que son «las pinturas de mayor valor de toda la iglesia ya que que pueden ver de manera original que no están reconstruídos, sino restaurados» recalca María. Estas pinturas datan del siglo X y «están restauradas (no reconstruídas)», insiste. Precisamente el valor de esas pinturas es su antigüedad.

Durante los siglos XII-XIII llega la época de transición entre el románico y el gótico. La parte románica esconde capiteles realmente curiosos, además de los habituales motivos vegetales. Se pueden encontrar algunos relacionados con los oficios, como el zapatero, un esquilador, un vinatero... y por supuesto, otros relacionados con las escrituras: la creación en la que se pueden ver a Adán y Eva, el peso de las almas, el inframundo, la inmortalidad... y acabaría la parte del culto.

A partir de ahí se pasa al claustro interior. Ahí se puede seguir viendo vestigios del siglo X como la anterior puerta de acceso de la parte mozárabe. Ahí se encuentra 'la palmera' una particular columna bautizada así por su, forma ya que se abre en varias nervaduras que sujetan la bóveda. Esta columna tan especial representaría la divinidad. Ese lugar se conoce como la capilla de Doña Urraca ya que ahí fue sepultada la reina Urraca de Portugal, esposa del rey Fernando II de León y madre del rey Alfonso IX de León. En la pared del fondo se puede ver un fresco que decora la pared.

En la misma nave lateral que separa la iglesia del claustro se encuentra un espacio perteneciente al gótico cisterciense del siglo XIV, copia de la Santa Espina. Se trata del baptisterio donde se encuentra la pila bautismal que data del siglo XII y es de estilo románico. En la nave en la que se encuentran estas capillas se abre la puerta que da al patio. Este patio son los vestigios que quedan del claustro. Precisamente es en el espacio abierto, donde se encuentra la capilla que encierra el osario.

Ya dentro de la iglesia se puede ver un retablo de mediados del siglo XVI que representa la epifanía en varias escenas. En los distintos cuadrantes se puede ver a con San Pedro y San Pablo, Santa Catalina de Alejandría y el donante de la obra de arte. «Un noble sin identificar que debería estar enterrado bajo ese mismo retablo ya que se trata de un pequeño altar funerario», explica María. Las escenas continúan con san Juan con el cordero y el antiguo testamento, el Descendimiento y San Miguel luchando contra Lucifer. Enfrentado a este retablo se puede ver un fresco del siglo XV que representa la visitación de la Virgen María a su prima Santa Isabel adornando otro altar funerario.

Tampoco puede faltar el reciclaje en la edificación. Los materiales caros y difíciles de conseguir se solían reutilizar y en la iglesia de Santa María de la O se pueden ver capiteles procedentes de mansiones romanas. Incluso la pila de agua bendita data de esa época.

María Q. se lamenta del olvido de las instituciones y se refiere al intento de construcción del centro de interpretación del mozárabe que se quedó a medias en 1996 y como esa zona, parcialmente rehabilitada, se encuentra en muy mal estado. «Se está cayendo», afirma. Además, asegura que han pedido a turismo un guía para los fines de semana durante todo el año, una petición que tampoco ha sido atendida por el momento.

La originalidad de su 'palmera', la mezcla de estilos y los tesoros mozárabes en forma de frescos que adorman las paredes hacen de Santa María de la O, en Wamba, una visita obligada y demuestra que este lugar es mucho más que su famoso osario.

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