Los masones de Valladolid: «No somos oscuros, ni anticatólicos, ni queremos influir. Hay mucho mito»
Valladolid secreta ·
Xavier Molina, gran maestre de la Gran Logia Simbólica Española y Juan Antonio Espeso, venerable maestro de la Logia Indivisible de Valladolid explican la masonería moderna, muy alejada de los tópicos que habitualmente se le atribuyen
Muchos de nuestros lectores recordarán aquel capítulo de Los Simpson en el que Homer entraba en una especie de sociedad secreta denominada 'Los Canteros'. Y es que esos canteros, igual que la mayoría los padres fundadores de los Estados Unidos de América pertenecen a una ... cultura, la anglosajona, que ha sabido tratar con naturalidad a la masonería e incluso, introducirla hasta en los dibujos animados. En España su leyenda se ha visto alimentada por el miedo que supo sembrar el Franquismo que intentó acabar con ellos desde un tribunal específico para perseguir el comunismo y la masonería y que hoy se ha reconvertido en la Audiencia Nacional, destinada a investigar los delitos relacionados con el terrorismo y el crimen organizado.
Los orígenes de la masonería
La masonería especulativa es la que ha pervivido hasta nuestros días. Su origen se establece en las reuniones que celebraran los constructores, sobre todo de catedrales, en Europa. Inglaterra fue el país que vio nacer a los masones.
Los constructores eran un gremio que, a pesar de no disfrutar de un poder adquisitivo especialemente alto, sí disponían de un bagaje cultural más rico que el común de los mortales debido a que viajaban por toda Europa desarrollando su trabajo en una época en la que cualquier persona no se desplazaba más de 25 o 30 kilómetros del lugar en el que había nacido.
Cuando un constructor llegaba a una obra el primer edificio que desarrollaba era el taller donde iba a vivir y a desarrollar su trabajo, conocido como logia. Allí se reunían (las reuniones se denominan 'tenidas') hablaban con total libertad, ya que todos pertenecían al mismo gremio y aprendían geometría, cálculo, física, etc. En todas las obras, las categorías laborales eran: aprendiz, compañero y maestro. Una estructura que se mantiene en la masonería especulativa.
Durante el siglo XVII y hasta el XVIII la masonería vivió un periodo de transición durante el cual los miembros constructores de las logias comenzaron a aceptar miembros dedicados a otras profesiones debido a la decadencia de la suya. 1717 se considera la fecha de inicio oficial de la masonería especulativa, ya que el 24 de junio se constituye en Londres la Gran Logia de Inglaterra para compactar cuatro logias de miembros exclusivamente profanos.
En el siglo XIX la masonería se divide en dos obediencias: La inglesa y la francesa. En la británica se obliga a creer a sus miembros en una verdad revelada (no obliga a ser católico o protestante pero sí a creer en el Gran Arquitecto del Universo y en la inmortalidad del alma) y además, no admite a mujeres. Esta masonería anglosajona también se conoce como masonería regular. La obediencia continental se conoce como masonería latina, admite a ateos, a mujeres y se caracteriza por el liberalismo y un mayor compromiso político.
En la actualidad, la masonería busca huir del secretismo y, aunque no proporcionan detalles sobre el método masónico, «todo está en Internet», en lo que se refiere a otros aspectos la apertura es obvia, los tiempos cambian y con ellos la masonería. Xavier Molina, el gran maestre de la Gran Logia Simbólica Española -una de las dos de las que existen en España- visitó Valladolid y a la 'Indivisible' nº 51, una de las dos logias de la ciudad. Molina apunta a la masonería y a los masones como una institución social y filosófica muy alejada del oscurantismo que se les asocia y en la que se fomenta la libertad de opinión de sus miembros. «La masonería tiene mucho mito y tiene mucha historia, pero historia mal contada, sobre todo en España», asegura Molina y añade: «La masonería no es más que un método para trabajar internamente y mejorar como persona»
En su sede de Valladolid la Logia 'Indivisble' nº 51 las sillas se disponen en dos filas y un 'altar' preside toda la estancia. En las paredes y encima de las mesitas se pueden observar objetos relacionados con los constructores, origen de los masones, que encierran su propio significado «cada uno debe buscar el suyo», apuntan. Y es que la masonería tiene un componente ritualístico muy importante.
«Nosotros no somos un grupo de amigos que se reúne si no que seguimos un método: el método masónico. Todos estos símbolos que nos acompañan no son sagrados si no que son herramientas para el crecimiento interior. No hay una interpretación dogmática y única de estos objetos porque la interpretación tiene que mover algo dentro de ti», puntualiza Molina.
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La masonería en la actualidad, en Valladolid
En la actualidad la masonería en Valladolid se encuentra representada por dos logias de obediencias diferentes tal y como explica Juan Antonio Espeso, venerable maestro de la Logia 'Indivisible' nº 51 de Valladolid. En cuanto a la salud de la que goza la organización en la ciudad, Espeso se muestra optimista. «Durante los últimos tiempos esta no ha sido una provincia excesivamente numerosa en miembros pero la verdad es que últimamente estamos contentos. Desde hace dos años hemos crecido. No obstante, la preocupación no es el número, estamos más pensando en otros parámetros. La salud de nuestra logia es buena y la presencia de la masonería en Valladolid también», recalca.
La presencia de la masonería en el territorio de Castilla y León históricamente ha sido relevante. «Entre todas las comunidades, esta se situaría en una posición central. Estoy hablando en términos históricos, siglo XIX principios del XX.» Y, al igual que Molina, ve diferentias territoriales: «Diría que, efectivamente, hay zonas de España, en la costa sobre todo, en los que existe una mayor presencia porque los extranjeros se encuentran en doble afiliciación, en su país de origen y cuando vienen aquí largas temporadas también entran en una logia» y achaca al Franquismo la escasez de masones en la comunidad. «Desde el 39 hacia adelante la representación en la comunidad se ha visto muy reducida. Ahora somos una provincia pequeña en este sentido».
Pero la recuperación sigue adelante: «Tenemos la suerte de contar una nueva logia en Salamanca de reciente creación con la que nos unen, a parte de vínculos de amistad y cercanía en lo social y de hermandad en lo masónico, un profundo conocimiento porque ya teníamos relación con muchos de sus miembros. Pertenecen a nuestra obediencia. En Palencia, por ejemplo, existe otra logia que pertenece a la obediencia de la Gran Logia de España. Con ellos, mantenemos relaciones cordiales».
En Castilla y León el Archivo de Salamanca es el lugar clave para entender la represión que sufrieron los masones durante el Franquismo. Allí se encuentran los documentos que el régimen recopiló sobre algunos colectivos, entre ellos, los masones. Allí se archivaron todas las fichas que la policía y sus organismos de represión consiguieron. También los que procedían de fuentes extranjeras colaboracionistas, como el régimen de Vichy o los nazis. Allí se almacenaban en fichas individuales. Sobre este punto Espeso expone un mal que no es único: «Está confirmado por historiadores que existen allí un número mayor de documentos de masones de los que había en realidad. Esto es muy significativo. También negativo ya que la represión no solo lo sufrieron los masones sino también familiares, gente cercana u otras personas que no tenían nada que ver» y se refiere a la recreación de una logia con elementos que expoliaron los falangistas y la polícia del régimen como «más o menos fantasiosa o irreal».
Por otra parte y a pesar de que Valladolid se afilió desde casi el principio al bando nacional, en la ciudad, en el cementerio de El Carmen de Valladolid se esconde una rareza: una serie de tumbas en las que se pueden reconocer una serie de elementos masónicos: «Es de los pocos lugares que se conservan en España donde se pueden ver tumbas reconocidas como masónicas». En diciembre de 1938 Franco ordenaba personalmente que se borrara todo rastro de los cementerios de España de huellas másonicas. «Se trata de un rectángulo en la zona civil en el que se enterraba a personas que no se consideraban dignas de ser enterradas en lugares sagrados o personas que voluntariamente que no querían ser inhumados en terreno consagrado. Allí hay tumbas, no solo de masones, sino de evangelistas, puede que también de homosexuales. Son reconocibles en torno a siete tumbas masónicas de principios del siglo XX».
Pero ahí se frena el rastro de los masones en Valladolid. «Los símbolos muchas veces hay quien quiere ver lo que no es y se atribuye un compás, por ejemplo. Por otro lado, existen símbolos que solo saben leer los que sabemos que están ahí por algo. Valladolid no es una ciudad que se caracterice por la arquitectura masónica pero en Salamanca sí se pueden ver algunos elementos reconocibles».
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Masonería y religión
La religón y en concreto la Iglesia Católica no ha visto con buenos ojos la masonería. «Para todos los que crean que la masonería es anticatólica diré que uno de los fundadores de la masonería fue un pastor anglicano», explica Xavier Molina. «En la mayoría de las logias se abre un libro sagrado, una verdad revelada, la Biblia que es el eje central del ritual. Se trata de la forma que trataría cualquier persona a un libro que pone negro sobre blanco una verdad revelada en la que creen muchos. Hoy, la masonería dogmática deja que una persona crea o no en una verdad revelada. Y desde su origen respeta totalmente la libertad religiosa», apunta.
Para dejar claro que no son anticlericales Molina tira de historia: «Sacerdotes masones especialmente en la iglesia Anglicana han pertenecido a alguna logia. También católicos, aunque la Iglesia Católica siempre ha rechazado la masonería, lo ha visto como un elemento negativo, pero la verdad es que no existe ninguna base para esta creencia».
El gran maestre de la Gran Logia Simbólica insiste en que la masonería no esconde secretos y mucho menos nada malo. «Es un método que puede que no sirva para para todas las personas, pero al fin y al cabo es un método de perfeccionamiento. Es muy personal, con la libertad de pensamiento y acción de cada uno. La masonería respeta mucho a las personas y no intentamos influenciar en el mundo, ni somos un poder oculto como siempre se ha dicho en España».
«Para ver la normalidad de la masonería y de su método hay que fijarse en Inglaterra», señala Molina. Allí el el gran maestre siempre ha sido el rey, ahora como reina una mujer es el Duque de Edimburgo -la masonería tradicional británica solo admite hombres-. Cuando la persona que reina es un hombre coincide su papel de Gran Maestre con el de jefe de la Iglesia Anglicana. Molina explica que en Inglaterra lo cuentan con naturalidad. «Está integrado, normalizado», asegura.
Las cifras avalan estas afirmaciones. En Francia el número de masones llega a 200.000. En Portugal, que es un país mucho más pequeño su número se cifra en 5.000 o 6.000, unos números similares a los de España. Molina explica que esta es una de las rémoras que arrastran del Franquismo: «Durante los 35 años de dictadura se intentó borrar la masonería. Esta historia nos ha perjudicado mucho. Existen lugares en el territorio nacional en los que desde entonces se ha progresado mucho, por ejemplo, en Canarias, Barcelona y en general en zonas de costa, probablemente por la población extranjera procedente de Europa, las cosas se han normalizado, pero en el interior, sobre todo en las Castillas, cuesta mucho más conseguir una imagen normal de la masonería».
Sí, la dictadura de Franco tuvo mucho que ver con la leyenda negra de los masones en España. Xavier Molina explica que el término 'contubernio judeo-masónico' fue creado durante la época zarista «de manera injustificada, no hay base histórica» para combatir el librepensamiento que fomenta la masonería. Una de las bases es cierto que es el secreto. «No podemos difundir lo que cuenta una persona dentro del templo en una reunión. El principio no es el secretismo si no que todo el mundo pueda expresarse de manera totalmente libre con independencia de su trabajo, su religión o de cualquier restricción que tenga en su vida». Y añade: «cualquiera puede decir lo que le parezca siempre con respeto a las personas que están dentro de la organización y no esté pendiente de lo que se diga de él fuera. Esta expresión máxima de libertad es lo que nunca ha gustado a las dictaduras ni a un sector muy conservador de la Iglesia Católica. Esa libertad de no saber qué está 'tramando' y que es realmente pensar y discutir en un grupo de personas».
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El poder
En cuanto a la relación con el poder y la creencia de que la masonería influye en las grandes decisiones políticas la historia puede llegar a corroborar esta teoría ya que a lo largo de los años han existido muchos presidentes, en España durante las Repúblicas, sobre todo durante la Segunda. Durante el periodo constituyente se estima que un 38% de los diputados pertenecían a alguna logia, en EEUU (los padres de la Constitución norteamericana eran masones en su mayoría) también en Portugal, en Chile (tanto Allende como Pinochet eran masones, aunque a este último se le expulsó de la organización) y en muchos otros lugares. En resumen, son multitud los políticos masones.
Xavier Molina mantiene una explicación para este fenómeno: «Yo no creo en absoluto que la masonería sea un poder oculto. Como institución no trasladamos ninguna acción social a un tipo de política u otra. Estamos totalmente desligados de este camino. Lo que sí es cierto es que el método masónico -al margen de la simbología- fomenta la oratoria y la interacción de las personas. A este respecto es más fácil que existan políticos masones». Molina asegura que no se busca influir en la sociedad como organización pero sí «pretendemos que haya un trabajo individual dentro de la logia. Ese perfeccionamiento hay que llevarlo fuera, a la vida normal. Pretendemos que la interacción social no sea como grupo si no de manera personal».
Y finaliza con toda una declaración de intenciones: «Todos somos humanos y todos tenemos nuestras creencias. La base de la masonería es unir gente que piensa diferente. Los fundamentos con los que nace la masonería, sobre todo en Inglaterra, sirve para que los protestantes puedan debatir en un mismo local con normalidad y sin presiones por parte de sus iglesias. Tenemos que seguir este espíritu, porque aunque en nuestro entorno no se persigan las creencias religiosas, estamos llegando a un punto en que las diferencias políticas se están agudizando de manera difícilmente justificable.
La masonería debe ser ese punto de unión para las personas que piensan diferente. Hoy es verdad que en Cataluña hay una gran tradición masónica y en la Gran Logia Simbólica Española, con todos sus apellidos, puede haber un 40%-50% de miembros. En general son cifras representativas de lo que existe en la sociedad a favor o en contra referendum. No pasa nada. Estamos allí para hablar con normalidad, debatir. Afortunadamente nuestra organización no se ha dividido como el Partido Socialista en Cataluña, por ejemplo. Queremos que sea una casa donde cualquier persona con unos ideales democráticos que respete las demás opiniones pueda debatir».
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Masonería, mujeres y Generación Z
El principal requisito para acceder a una logia es ser mayor de edad. También quieren a personas «que sepan a lo vienen» y que vayan a recorrer este camino y ayudar al resto de miembros de la logia. «Tener buenas intenciones, en definitiva», apostilla Molina. Uno se tiene que informar con este tipo de vídeos y con Internet hoy en día hay cantidad de información incluyendo nuestra eb página web lgse.org o en otros muchos sitios».
En Francia las audiencia son mixtas. En España, nosotros admitimos a mujeres desde hace treinta años (existe la Gran Logia de España que solo admite hombres, exigen que se crea en una verdad revelada) hay igualdad de género, no existe la discriminación. Mi antecesora en el cargo fue una mujer y ha habido dos mujeres que han sido gran maestre en nuestra organización.
«Cualquier organización que quiera perpetuarse debe llegar a los jóvenes», asegura Xavier Molina. Y continúa: «La masonería tiene el estigma de ser una cosa de viejos y la verdad es que no lo es. Nosotros nos hemos rejuvenecido ligeramente la edad media ha bajado 7 u 8 años en los últimos 10, 15 años e intentamos llegar a la gente joven. No necesariamente a los 18 años ya que se requiere una madurez y los miembros suelen llegar con 25 años, 30 años».
«Queremos llegar a esta gente joven y para ellos no es el método lo que debemos adaptar si no nuestra estructura. Adaptarla a estas nuevas generaciones que ya no creen en una organización vertical sino en una estructura más horizontal y con una mejor comunicación. También que las decisiones sean mucho más participativas. Tenemos que hacer una apuesta por una actualización para que las generaciones se sientan cómodas».
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Historia de la masonería en Valladolid
En Valladolid y alrededores se pueden ver un gran número de monasterios, conventos y castillos, en los que se pueden distinguir símbolos de los masones operativos. La ciudad fue durante el siglo XVI y hasta el siglo XVIII, un activo foco cultural y político dentro de Castilla. No sería raro aventurar que durante el XVIII exisitiera alguna logia en Valladolid.
Según el historiador y masón F.T.B. Clavel, en 1.779, la Respetable Logia 'La Matritense' se independiza de la Gran Logia de Inglaterra y constituye varias logias filiales, levantando sus columnas en Valladolid, aunque este dato no está confirmado.
La primera logia, aunque sin documentar, apunta a la que fundaron los ejércitos franceses durante su estancia en la ciudad y que continuó con los hermanos españoles que se quedaron cuando el ejército napoleónico abandonó España. Este es, probablemente, el punto de arranque contemporáneo de la Masonería en Valladolid.
A principios del siglo XIX dos logias son las que se fundan en la ciudad. Desde entonces hasta nuestros días, han existido alrededor de 40 talleres (al menos con referencias), cuya duración ha sido irregular. Algunas logias cambiaron su título distintivo, otras su número, otras cambiaron de obediencia, algunas se reunificaron en un solo taller y otras simplemente desaparecieron. La mujer en la masonería vallisoletana, mantiene su presencia durante el siglo XIX y el primer tercio del XX, si bien en pequeño número y siempre dentro de la categoría de la adopción.
El siglo XX se inicia con una crisis de la masonería española, que casi hace desaparecer la orden en Valladolid. En la década de los veinte surge la Respetable Logia 'La Amistad' nº 441 que llevó a cabo labores sociales durante el corto periodo de tiempo que duró. Junto a ella, convivieron en la ciudad otras tres. Con el golpe de estado de Franco y el estallido de la guerra civil unos 40 masones fueron detenidos en Valladolid, los cuales fueron fusilados, sobre todo, en las afueras de Salamanca. Solo se salvaron aquellos que se encontraban fuera de la ciudad.
Ya con la democracia en 1985 se constituye 'Respetable Triángulo Hermes-Amistad' Nº 12. Los miembros de este triángulo ser reunían en sus propios domicilios hasta que el 12 de abril de 1.986, se constituyen en logia.
El 14 de enero de 1.989, se reúnen varios miembros del taller para crear la Asociación Cultural 'Ateneo Minerva' que se convertirá en una herramienta para realizar actividades externas, sin tener que utilizar el nombre de la masonería debido a la mala fama que sufría.
En 1.991, en que ante la orientación que tomaba la Gran Logia Simbólica Española, los miembros de la logia firman un manifiesto por el que comunica al Gran Maestre la decisión de separarse de la esta obediencia y se acuerda solicitar a la Gran Logia de España poder Trabajar bajo los su auspicio. Unos hermanos deciden permanecer en la Gran Logia Simbólica Española fundando el 'Palas – Atenea' y el Ateneo Cultural 'Urania'.
En la primavera del año 1.991; los locales del 'Ateneo Urania', fueron «forzados» y expoliado su templo (el lugar de reunión) por personas que conocían su ubicación.
Finalmente el 24 de noviembre del 2001 se concede la carta patente a la Respetable Logia 'Indivisible' nº 51 que pervive hasta hoy. Debido a que la mayoría de las personas que accedían a la logia eran de Valladolid y del este de Asturas se reubicó la sede en la ciudad.
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