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74778. Cinco números que no van a poder olvidar en la vida los vecinos de Pollos, localidad vallisoletana de poco más de 600 habitantes que ha sido agraciada con varios décimos de un quinto premio del Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad 2024 gracias a uno de sus veraneantes procedente del País Vasco. Este premio ha dejado una lluvia de dinero en Valencia, Castellón, Madrid, Málaga o Santa Cruz de Tenerife, entre otros muchos sitios. Aunque, precisamente, estos décimos no habían sido adquiridos en ninguna administración o punto de venta de lotería de Pollos. Sino que han viajado más de 300 kilómetros.
Miguel Rubio, un hombre del municipio guipuzcoano de Beasain dejó un pequeño pellizco en la provincia de Valladolid. Y es que, según informa en el Diario Vasco, repartió varios décimos entre los vecinos de ese pueblo con el que guarda una especial relación. Sus padres eran oriundos de la villa y acude con frecuencia a la misma. Y, desde luego, que la próxima vez que lo visite será más que bien recibido.
Fue un pollense quien le llamó para darle la noticia de que habían sido unos de los afortunados del sorteo y que habían ganado, así, 6.000 euros por décimo. En su caso, invertirá el premio en tapar agujeros y llevar a sus niños a Disneyland París.
«Los ha repartido un señor que es amigo de él, que lo han cambiado unos con otros y al final ha repartido unos dieciséis décimos», indican desde el Bar Roal de Pollos. «Nosotros por desgracia no teníamos ninguno. Le ha tocado a gente que vive aquí y a otros que viven en Tordesillas», añaden.
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La persona encargada de venderle los boletos del 74778 fue Alfredo Martínez, responsable de la administración de lotería 'Llámalo suerte' de Beasain. «Aproximadamente creo que han sido unos cuarenta décimos los que se ha llevado», explica. «Miguel ha venido esta mañana a la administración y he estado charlando con él del tema. Me comentó que cogió el número de varias veces, que lo repartió por allí y que los vecinos debían de estar muy contentos», asegura.
El galardón no solo era una sorpresa para Rubio, sino también para Martínez. «Fue una experiencia sobrenatural. Llevo tan solo cinco meses con esto y tampoco controlo demasiado el funcionamiento. Tampoco se montó un alboroto, porque era un quinto, pero para mí sí que lo fue», cerciora. Este quinto, con aires vallisoletanos, es el primer premio de este estilo que dan desde la administración. «Hemos dado chiquitines, pero relevantes no nos ha dado tiempo, no hemos tenido esa suerte», puntúa. Quizá ese azar vuelva a sorprenderles en la Lotería del Niño.
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