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Poco o nada le ha cambiado la vida a Esther Samaniego después de ser una de las artífices de repartir 157 millones de euros con el segundo premio de la lotería de Navidad. Desde la administración de la calle Lencería le ha tocado levantar ... la persiana como todas las mañana en una jornada de trabajo que pocos instantes de descanso le ha dejado. Eso sí, con una sonrisa porque no todos los días se reparte tal cantidad de dinero.
Desde la ventanilla, donde en las últimas semanas o meses vendió el 40014, atiende de uno en uno a toda la clientela después de una resaca que se acrecentó en las últimas horas de este domingo. Si tras salir el segundo premio el jolgorio de la lluvia de millones era de las trabajadores, durante la tarde de ayer se acercaron hasta el despacho una docena de agraciados para felicitar a las loteras que les habían dado suerte. Fue la emoción contenida de un premio que traspasó la provincia vallisoletana para dejar gran parte de los millones en Palencia. «No puedo precisar si los que vinieron ayer por la tarde eran de Valladolid o de Palencia, pero sí, se acercaron para darnos las gracias», ha recalcado desde el interior de la administración este lunes.
De momento, lo que sí ha dejado este histórico segundo premio es un repunte de la clientela. Desde primera hora las colas han superado la decena de personas y todos los allí presentes, en un pequeño muestreo, se agarraban a ese efecto llamada. Dinero llama a dinero, o eso pensaban mientras se protegían del frío mañanero. Era el caso de Mari Carmen Oter, vallisoletana de nacimiento pero residente en Madrid, que pasa estos días en Valladolid, si bien este lunes no ha podido aguantarse para acercarse al epicentro del segundo premio de la lotería. «Un poco de envidia sí que hay», ha apuntado desde el final de la cola. «Me quedé con las ganas de comprar un décimo estos días, pero...», ha continuado.
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Ese 'pero' era la 'resignación' de los muchos que hoy se han acercado hasta la calle Lencería con un efecto llamada como la propia Mari Carmen. «Aprovecho que tengo que cobrar unos reintegros para comprar la del Niño. A ver si vuelve a tocar en este punto», remata la conversación esta mujer con la ilusión renovada para el sorteo del 6 de enero.
Junto detrás de ella, otra mujer. En esta ocasión, Pilar Gallo, que se entera desde la distancia que su administración de toda la vida ha repartido el día anterior el segundo premio. Ella, abonada siempre al mismo número, se acerca para adquirir ese décimo semanal que de momento no le ha dado muchas alegrías. «Me ha tocado siempre pagar más de lo que me ha devuelto», ha reiterado mientras afina la vista para ver ese triunfante 40.014 que empapela el exterior de la administración.
Porque esos carteles se ven, por ejemplo, en la fachada del despacho, en la cristalera de seguridad de la ventanilla... era imposible no percatarse de que allí se había dado el segundo premio. Y si uno seguía visualizando carteles podía hacer comparaciones con premios pasados. Por ejemplo, en el año 2023, ese mismo punto dio en premios totales más de un millón de euros. Cifra totalmente eclipsada por el último sorteo de Navidad, donde ese cifra se multiplicó por 157 en un único día.
Todo ello en una calle Lencería impoluta. Los restos del champán por la celebración del día anterior eran ya historia y tocaba currar para buscar precisamente eso: una nueva jornada de fiesta por repartir un gran premio en Valladolid.
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