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Donde iba mi mujer iba yo, y donde iba yo, iba ella. Llevamos juntos toda la vida, qué hago yo solito aquí. Me quiero morir» ... . Oír sus palabras conmueve, infunde una infinita pena. Es la viva voz del dolor, de la desesperanza. Su mujer, Pilar Herrero, falleció el domingo en el Hospital Río Hortega, dos días después de que fuese ingresada a consecuencia del coronavirus. Aunque siga respirando, ese día se acabó la vida para Victoriano Castro Herrero, 'Nano', como se le conoce en Tordesillas al marido de la mujer de 81años víctima de la pandemia que azota y aterra a España. 'Nano', también de 81 años (cumple los 82 en abril), no ha podido ni siquiera despedirse de su mujer, que fue incinerada el domingo, y sufre en soledad la pérdida de su ser más querido, pues el matrimonio no tenía hijos. «Estoy con depresión, nervioso, me da miedo meterme en la cama, no duermo. Estoy en la cocina y estoy con ella», acierta a decir 'Nano' con voz temblorosa. No tiene fiebre ni tampoco tos, pero está en cuarentena. Solo recibe la ayuda que Cruz Roja y Protección Civil, a través de una iniciativa del Ayuntamiento de Tordesillas, le brindan para que personas como él, en tan amargo trance, tengan los servicios esenciales, esto es, comida y medicamentos. «Hay un teléfono en el Consistorio para recoger solicitudes de necesidades y nosotros le llevamos la compra o las medicinas, que retiramos en la farmacia con el número de la tarjeta sanitaria y el DNI, pues el Colegio de Farmacéuticos envía la hoja de medicamentos. Nosotros le hacemos la entrega sin contacto, le decimos que no salga y le damos un sobre para que meta el dinero en él. Después lo desinfectamos», señala el presidente de la Asamblea Comarcal de Cruz Roja, Iván de la Cruz Piñeles.
Una amiga del matrimonio que se está volcando con 'Nano' estos días, está intentando tramitar el medallón de la Cruz Roja para él, y también le lleva comida a casa. Solo insiste una y otra vez en que era un matrimonio «maravilloso» y que Pilar «se ha dado siempre a todo el mundo». No puede más y cuelga el teléfono entre sollozos.
Otros vecinos de Pilar y 'Nano' corroboran esas palabras. Creen que Nano se puso malo primero, porque Pilar salía poco a la calle, estaba operada de las dos rodillas. Según comentan, Pilar Herrero, nacida en un pueblo de Segovia, «era el alma» del matrimonio, la que guiaba a Victoriano, natural de Villagarcía de Campos pero que vivió en Medina de Rioseco con su familia.
'Nano', fontanero junto a uno de sus hermanos (eran ocho y solo quedan una hermana y él) cuando murió su padre, que se dedicaba a la hojalatería, tiene sobrinos en Valladolid, pero estos días está aislado en su domicilio. Dicen que se culpa de la muerte de Pilar, que fue él quien la contagió.
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