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Marcos Gutiérrez, opositor
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Marcos Gutiérrez, opositor
«No me podía permitir un piso en Valladolid, la única opción era volver al pueblo»Marcos Gutiérrez es un joven opositor de la localidad zamorana de Benavente que se ha visto obligado a volver a casa de sus padres después de ocho años viviendo de alquiler en Valladolid, ante la imposibilidad de afrontar los gastos que le suponía. «Llegué ... en 2016 para hacer la carrera, acabé en 2020 y luego he estado cuatro años más independizado, pero este año por tema económico, porque estoy preparando las oposiciones, no me podía permitir un piso en Valladolid. La única opción viable era volver al pueblo y estar con mis padres», explica.
«Ahora mismo estoy cobrando el paro y no me da para más», detalla, y concreta que sus ingresos «no llegan a 700 euros». En la capital vallisoletana compartía vivienda con un amigo y pagaban por ella una renta de 500 euros mensuales, «que era un regalo porque conocíamos al casero. Si no, de 550 ó 600 euros no habría bajado», relata. Durante el curso pasado hizo frente a la mitad de ese importe, «la comida y el ocio» con su sueldo de profesor a media jornada, que no alcanzaba los 900 euros, por lo que «no ahorraba prácticamente nada, vivía casi al día».
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Para Marcos este era «un año de transición», a la espera de conseguir la ansiada plaza de funcionario, y dado que a los gastos habituales tenía que sumar los 160 euros que le cuesta la academia en la que prepara las oposiciones tomó la determinación de mudarse. Lo contrario «era no ahorrar nada y perder dinero, era estar con la soga al cuello», sentencia. Así que en lugar de residir en Valladolid permanentemente solo acude a clase todos los martes.
«Por suerte mis padres me apoyan económicamente en todo lo que pueden, pero somos una familia humilde y tampoco tengo un colchón de la leche. Esta es mi situación, pero tengo muchos amigos y conocidos que están igual que yo», confiesa. Como posibles soluciones al encarecimiento de los arrendamientos plantea «que se pongan medidas para controlar el precio, que lo regulen de alguna manera o que si te dan una ayuda luego no te suban el alquiler o no la tengas que devolver en la declaración de la Renta, porque te hacen el lío». Y todo ello sin perder de vista que «al final esto es la pescadilla que se muerde la cola, porque si tienes un trabajo y un salario que no es acorde con el coste de la vida no se puede vivir».
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