Valladolid

Las obras «compatibles» de la integración, listas para empezar antes del verano

El proceso de licitación normal puede llevar de 3 a 4 meses, más otro para firmar con la empresa adjudicataria. En el caso de que hubiera algún recurso o alguna demora burocrática, podría irse un par de meses más allá. En todo caso, comenzarían en torno al verano de 2025.

«Son obras de borde», las calificó Carnero. Es decir, que no suponen nuevos túneles ni pasos. El de San Isidro, en todo caso, es una mejoría del actual, que presenta un estado bastante cochambroso y un acceso que se ampliaría y quedaría pegado a la vía y con un nuevo carril bici en la calle Guipúzcoa. Esto implica, coincidieron todas las partes, «avanzar», aunque sin que ninguno de ellos se mueva de su posicionamiento inicial. El Ministerio continúa con sus planes para la estación y el convenio de integración. El Ayuntamiento insiste en que esto no hipoteca las opciones de un futuro soterramiento. Y la Junta se sitúa en el medio. La Consejería de Suárez-Quiñones firmó el convenio de 2017, abona puntualmente sus aportaciones anuales a la sociedad Valladolid Alta Velocidad y mientras tanto insiste en que apoya al Ayuntamiento en su anhelo de volver al soterramiento.

El alcance de ese avance, en todo caso, se comprobará en ese Consejo de Administración del mes que viene. Porque también podrían ir al orden del día, para someter a votación su licitación, los tres pasos de Ariza, dos peatonales y uno de vehículos. Solo faltaba la supervisión del Ayuntamiento, pero ya está rematado ese trámite, dado que la empresa que los ha proyectado ya ha recibido el informe municipal. Así que solo falta que el 75% de los socios de Valladolid Alta Velocidad vote a favor de su licitación, al ser una obra con un coste mayor de 300.000 euros.

Y Jesús Julio Carnero ya anticipó que no quiere ni oír hablar de ello porque no hay nada que hacer mientras Renault siga utilizando esa vía. La factoría es la única usuaria de esa vía. En el primer semestre, insisten en Adif, rematarán el tajo que permitirá a Renault dirigir sus convoyes directamente hacia la nueva estación intermodal de Valladolid. Y sus ocho trenes diarios dejarán de atravesar la ciudad para circunvalarla. La postura del Ministerio de Transportes es clara: puede empezar el proceso de licitación para que, en cuanto Renault deje de usarla, entren las máquinas a trabajar. Sin más dilación. Lo que supone acortar plazos, algo vital en estas infraestructuras que suponen siempre muchos meses de tarea. Está en juego sacar parte del tráfico de la Ciudad de la Comunicación y carretera de Madrid hacia el paseo de Zorrilla por un nuevo paso en la calle Hípica -en línea recta hacia El Corte Inglés-.

¿Por qué Jesús Julio Carnero elude esa cuestión? Porque esa sí que es una obra, a su juicio, «incompatible» con un futuro soterramiento. Como Arco de Ladrillo. Motivo por el que intenta retrasar ese avance en la integración. Obvia, por otro lado, que Labradores -que se abrirá este miércoles al tráfico- y Panaderos, según ese criterio, también son incompatibles con el soterramiento, por su cercanía a la futura estación, cuyo nuevo edificio y los accesos a los andenes se ubicarán a continuación de la actual, un poco más hacia el norte y, por tanto, más cerca de ese doble túnel inferior. Del mismo modo, es incompatible el paso peatonal de Claret.

Así que parece que la decisión sobre los tres pasos de Ariza se dejará para más adelante. El Ministerio no quiere ahondar en la guerra con el Ayuntamiento. Prefiere aplacar la situación después del órdago que lanzó con el requerimiento de Adif al Ayuntamiento. Ha concedido la posibilidad de hablar de un nuevo paso sobre Daniel del Olmo y del informe «profundo y profuso» que pedía Carnero sobre el soterramiento. Sabe, sin embargo, que su baza es la estación, que supondrá 210 millones de euros de presupuesto.