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Las jóvenes estrellas de Cinema Pajarillos«¡Prevenidos!», advierte Aisha Oubensaid (9 años) para pedir un poco de silencio en el set de rodaje. El plató esta vez es la plazuela entre las calles Zorzal y Pavo Real, en el corazón del 29 de Octubre, a unos pasos del antiguo colegio Santiago López, donde tiene su sede este Laboratorio de Cine que coordina Pajarillos Educa. La asociación trabaja con las comunidades educativas del barrio para fomentar el éxito socioeducativo y promover la convivencia y la participación vecinal. Y entre sus programas está este Cinema Pajarillos que reúne a chavales de la zona para inculcarles el amor por el séptimo arte e invitarles a contar sus propias historias, a escribir y rodar sus cortos, casi siempre con el barrio como escenario. Cortos como este para el que Aisha pide un poco de silencio. A su lado, Diego Alessandro Herrera (10 años) vigila que el sonido entra a la perfección, que la cámara ofrece el plano deseado, que todo está listo antes de gritar acción y que Leire Hernández (11) comience a actuar. Ya se puede empezar a grabar una secuencia de este corto en el que cuentan una historia contra el acoso escolar.
Este es uno de los tres grupos, divididos por edades, de este proyecto que nació hace siete años en una clase del instituto Galileo. «Nos dimos cuenta de que la imagen que se tenía del barrio no era buena porque siempre se contaba lo mismo de Pajarillos. Por eso, decidimos que había que hacer algo para empezar a contar nuestras propias historias», explica Javier Alonso, doctor en Historia, profesor en el Galileo y la UVA, uno de los portavoces de Pajarillos Educa.
Comprendieron que el cine podía ser un vehículo perfecto para ello. «Empezamos a analizar en clase películas que tenían un claro mensaje social, de 'Gorilas en la niebla' a 'Hotel Rwanda', de 'La lista de Schlinder' a 'El verdugo', de Berlanga. Y nos preguntamos, ¿seríamos capaces de hacer algo en el barrio vinculado con el cine?», cuenta Alonso. El colectivo se puso en contacto con la Seminci (entonces Javier Angulo), con la Concejalía de Cultura (de aquellas Ana Redondo) y fue gracias a su apoyo como surgió la posibilidad de sacar esta idea de las aulas para llevarla al antiguo colegio Santiago López.
El Laboratorio de Cine es una iniciativa promovida desde Pajarillos Educa que reúne a 32 chavales (de distintas edades) para participar en un proyecto educativo que tiene el cine como principal herramienta. Nacido en las aulas del instituto Galileo, ahora dispone de sede propia en la calle Pavo Real, donde tres grupos (divididos por edades), escriben y ruedan (por las calles del barrio) unos cortos que, en algunos casos, han sido proyectados en la Seminci y los festivales de Medina del Campo y Aguilar de Campoo.
Allí, dos veces a la semana, se reúnen estos chavales para escribir sus guiones, realizar las labores de montaje y de edición, preparar el material con el que rodarán por las calles del barrio. Porque ese es uno de sus objetivos. Convertir Pajarillos en un plató de cine. Y que esta zona este de la ciudad pueda verse después incluso en la gran pantalla. Muchos de los trabajos rodados en Pajarillos se han proyectado en las sesiones de cortos de la Seminci. Además, han participado en las exhibiciones especiales de los Premios Goya.
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«Es muy emocionante cuando ves en una sala el resultado de tu trabajo», asegura Laura González de Buitrago (18 años), una de esas jóvenes que comenzaron con el proyecto en el Galileo. «Hemos aprendido mucho. Visto ahora, después de todo lo que hemos conseguido, el principio fue un poco frustrante. Casi no teníamos equipo. Teníamos que grabar el audio con los móviles, la batería de la cámara nos duraba muy poco», cuenta Laura, cuyo interés por este mundillo le ha llevado a matricularse en la Escuela Superior de Arte Dramático.
Allí comparte aulas con Sonia Nistal (18), también integrante de este Cinema Pajarillos y actriz en 'Portal 4', uno de sus proyectos más ambiciosos. «Es un corto que trata sobre las inseguridades de la adolescencia y que ha sido rodado en el barrio», explican. Sus escenarios principales son el túnel de Vadillos, la plaza del biólogo Valverde, el paseo de Juan Carlos I, la calle Águila. Sergio Santamaría (18) es el protagonista masculino. El grupo necesitaba un actor y le convencieron. Aunque tampoco hubo que insistir mucho. «El cine me gusta desde pequeño. Mis padres me llevaban cuando apenas tenía 3 años. En alguna me dormía, pero con la mayoría disfrutaba. Y siempre me ha gustado la interpretación, ver cómo con el cine puedes transmitir lo que quieras, tanto lo positivo como lo negativo», asegura.
Después de la claqueta final de 'Portal 4', que ha sido proyectado en varios festivales, ahora están embarcados en un nuevo proyecto que tiene un nombre provisional, 'Iris Cafe Latte'. Miguel Melero (16) es otro de esos alumnos que empezaron hace años con el proyecto y sus compañeros no dudan en señalarlo como el director, como uno de los motores del grupo. Uno de sus primeros trabajos fue 'A pelo', un corto contra la homofobia. «Lo hicimos con una cámara, un micro y en un día». Ahora buscan proyectos más ambiciosos, como ese 'Iris Cafe Latte' en cuyo guion trabajan desde hace casi dos meses y que necesitará diez intérpretes para ser realidad. Detrás de la cámara estará Alejandro Palomero (16), quien se ha especializado en estas labores de operador, con maestría demostrada para los enfoques, el 'zoom'.
«Una de las premisas con las que trabajabamos es que desde el primer momento utilizamos terminología cinematográfica. Todos los alumnos, hasta los más pequeños, saben diferenciar un plano medio de uno americano», dice Silvia Veras, profesora en este Laboratorio de Cine. Fue Premio Extraordinario de FP en Castilla y León (estudió en el Vega de Prado) y ahora enseña a los chavales de Pajarillos los principios técnicos y estéticos del cine. «Cada uno tiene sus preferencias, pero intentamos que todos hagan de todo». De cámaras, pertiguistas, guionistas, actores, directores, montadores...
Y a través de estas tareas y de la magia del cine, se promueven una serie de valores y otras habilidades. «El cine toca todas las disciplinas y eso influye también en su vida académica. Por ejemplo, mejora su capacidad para leer, para escribir, para imaginar y contar historias, para despertar el sentido crítico. Es muy interesante comprobar cómo cambia su modo de ver las películas (las analizan más) y cómo también esto les ha animado a ver cine en pantalla grande, en las salas», cuenta Silvia. El proyecto cuenta también con la complicidad de personalidades del mundo del cine, que han participado en encuentros (presenciales o virtuales) con este Laboratorio de Cine, como Pablo Berger o J. A. Bayona.
La Fundación Eusebio Sacristán promueve una actividad que fomenta la práctica de deporte también entre aquellas personas que no pueden afrontar grandes esfuerzos físicos. Así, varios grupos de vallisoletanos se reúnen cada semana para jugar al fútbol andando.
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