En un minuto

El 'hombre del hielo' en Valladolid: «Tenemos el segundo vehículo más famoso del mundo después del Papamóvil»

-¿Cómo surgió la idea de vender hielo en Valladolid?

-Antes nos dedicábamos al congelado, y una vez, donde teníamos las cámaras, me ofrecieron vender hielo. Allí empecé vendiendo primero un saquito, luego otro y otro y mira dónde ha terminado [ríe]. La primera vez que vendí hielo fue en el 92, o sea que son ya 32 años en esto. El negocio ha ido poco a poco, pero al final ha crecido mucho porque ha subido mucho la electricidad, la gente ha empezado a quitar las máquinas de hielo, y también porque es muy cómodo que vayamos y les dejemos el hielo.

Es un camión que vende hielo pero... ¿por qué Hieloneta?

-Pues empezó porque en 'Los Serrano' una vez hicieron una 'Jamoneta'. A partir de ahí se me ocurrió llamarla 'La Hieloneta' y de ahí salió. Y ahora, como reza el eslogan, es el segundo vehículo más famoso del mundo después del Papamóvil [ríe].

-¿Cómo funciona La Hieloneta?

-Nosotros tenemos nuestros clientes habituales y pasamos un día a la semana a servirles el pedido, pero cuando hace tanto calor, suelen llamar porque no les llega con el servicio de una vez por semana, así que solemos ir dos. A ello se suman las fiestas de pueblos, que se estila mucho que nos llamen y vayamos a un pueblo un día a una hora para suministrar hielos para todo el pueblo.

-En verano parece omnipresente, por la mañana repartiendo, por las tardes las fiestas de los pueblos... ¿cómo se lleva el servicio en esta época?

-Pues las fiestas de los pueblos gastan mucho y las peñas se beben en una semana el hielo que se deberían de beber en medio año [ríe con sorna]. Pero bueno, tiene poco misterio, nos llaman, vamos, quedamos con ellos y les entregamos el hielo. Así de fácil. Aunque luego también hay algunos pueblos que no coincide que podamos acercarlo y muchas veces nos piden que se lo preparemos para recogerlo y llevárselo.

- ¿Y ese hielo se fabrica aquí?

Fabricamos una parte y la otra parte lo tenemos que traer porque con lo que fabricamos aquí, no nos llega para toda la demanda que hay sobretodo en verano. Lo guardamos en nuestras cámaras, que están a diez grados bajo cero, y después venimos a cargar los camiones y comenzamos el reparto.

-Con el frío que hace en Valladolid... ¿también hay demanda de hielo en invierno?

-La verdad es que sí, al principio menos pero ahora se ha igualado mucho porque ha aumentado la demanda en invierno. De todas formas, entre junio, julio, agosto y septiembre, solo en esos cuatro meses, se vende el 60% de la facturación del año. Luego ya en los otros ocho vendemos el 40%.

-Repartiendo hielo por toda la provincia desde 1992 seguro que surgen muchas historias...¿qué anécdotas guarda en estos 32 años?

Pues de casi todo, pero lo que más me llama la atención es la gran cantidad de gente que sigue haciéndose fotos dentro del vehículo, que se quieren subir para hacerse fotos. Y más cuando vamos a las fiestas y hay alguno con tres copitas [ríe].

-Si estuviese aparcada al lado de un superdeportivo como un Lamborghini o un Ferrari ¿con cuál cree que se harían más fotos?

Esto lleva mucho tiempo funcionado...yo creo que con La Hieloneta seguro [ríe]. Es una barbaridad, de verdad. Además a nosotros también nos gustar darle nuestro toquecito a cada una, las personalizamos para que tengan su vida propia y sean en cierto modo únicas. A una le hemos puesto hasta pestañitas.