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Entre las más de 300.000 personas que, según el padrón de 2024, residen en Valladolid, existen muchas profesiones repetidas. Hay numerosos médicos, otros tantos profesores, policías, bomberos, administrativos y un sinfín de profesionales que se dedican al mismo oficio. Pero, de entre todos ellos, hay uno que puede presumir de ser único en Valladolid. Alexander Pérez (Cuba, 1976) está al timón de la Leyenda del Pisuerga desde hace cinco años. El amor le llevó a cambiar su Caribe natal por las aguas fluviales. Ahora, disfruta el privilegio de ser el único capitán de barco de la ciudad.
-¿Cómo llega un capitán de barco cubano al timón de la Leyenda del Pisuerga?
-Comencé a estudiar en Cuba, en la Academia Naval Granma de La Habana. Fueron cuatro años de estudio y después comencé a trabajar allí en el año 94, en algunos barcos. Y así hasta la fecha. He pasado por barcos grandes, pequeños, ferry, cargas rodadas, etc. Luego llegué a España siguiendo el amor, como se suele decir. Después de dos años, logré homologar mi título para poder navegar aquí y llegué a Valladolid. Y aquí me quedé, en este barco dedicado al turismo en el que llevó ya cinco años, desde marzo de 2019.
-¿Cómo es su día a día?
-Pues mira, aunque soy el capitán del barco, soy yo el que me encargo de llevar todo el mantenimiento desde la pintura, la madera, el sistema de los motores, las palas... Estoy constantemente apretando tornillos, revisando, etc. Lo único que no llego a arreglar son los problemas dentro de los motores. El resto, lo llevo yo.
- La Leyenda del Pisuerga es un barco al estilo de los antiguos vapores que surcaban el Mississippi...¿se navega igual que en el resto?
-Este barco tiene una característica muy peculiar comparado a los otros barcos donde he estado trabajando: su obra viva. Por el calado del río, con la poca profundidad que hay, el mayor calado de este barco es de un metro en popa. De ahí para arriba, son seis metros. Esto lo convierte en un sistema como si fuese de vela. Cuando hay mucho aire, pues prácticamente el viento es quien te domina un tanto. Cuando hace mucho viento, se complican las maniobras.
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Sonia Quintana
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-Surcar el Pisuerga no es igual que navegar por el Caribe... ¿cuáles son las diferencias?
-Navegar en el río, al menos por este que es pequeño, comparado con otros ríos, no tiene mucho peligro. Aquí no hay oleaje, no es como otros ríos más grande donde puede haber ensenadas. El único peligro aquí es el bajo fondo que hay y cuando vienen las crecidas o se acumulan troncos porque el sistema de este barco no es de hélice normal, sino de palas, entonces a veces, cuando vas navegando y le pasas por encima algún tronco u obstáculo, puede acabar partiendo las palas. Otra cosa mala aquí es la poca profundidad y que la visibilidad es prácticamente nula, no ves el fondo para nada.
-Siendo el capitán, habrá visto de todo... ¿qué historias se le vienen a la mente en estos cinco años surcando el Pisuerga?
-Pues sí, de lo que se puede contar y de lo que no... [ríe]. De lo que se puede contar, el primer ejemplo y el más cercano que se me viene a la mente es esta última celebración del ascenso a Primera del Real Valladolid. He tenido la suerte de vivir dos y son cosas que motivan, no solamente a uno como capitán de barco, si no a la ciudad entera. Recuerdo que Valladolid se paralizó por completo para ver cómo viajaban los jugadores en el barco desde el hotel hasta la playa. Y al ser el único capitán del único barco de Valladolid, soy el único que puede decir que trasladó al Real Valladolid tras el ascenso. También recuerdo con cariño la celebración de la Virgen del Carmen hace poco. Al ser la embarcación más grande, la insignia por así decir, es especial hacer el desfile junto al resto de barquitos, llama mucho la atención.
-Aunque tenga playa, Valladolid no tiene mar...¿qué dice la gente cuando se entera de que hay un barco que navega en la ciudad?
-Hay mucha gente que viene aquí y se queda asombrada con el barco, con su dimensión y también con la playa porque el mar como tal, la parte más cercana que sería Cantabria, nos queda prácticamente a más de doscientos kilómetros. Hay muchas personas que incluso son de aquí, no saben del barco o no han venido nunca, y se asombran igualmente. Vienen a despedidas de solteros, bodas, cumpleaños, reuniones de empresas y todos se sorprenden porque es algo único.
-¿Es posible que haya algún otro capitán de barco en la provincia o en Castilla y León?
-Creo que en Castilla y León sí que hay otro. En la misma provincia creo que hay uno en Medina de Ríoseco que lleva el barco que navega por el Canal de Castilla. Pero aquí en Valladolid, por suerte o por desgracia, creo que estoy solo yo [ríe con sorna].
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