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Juan González Romera (Valladolid, 1980) es sexólogo «de rebote». «Yo me dedicaba a otra cosa completamente distinta pero, por circunstancias laborales, acabé trabajando en un centro de sexología. Me gustó y se me daba bien; así que decidí emprender por mi cuenta». Experto en educación ... afectivo-sexual, terapia de pareja y terapia sexual, este vallisoletano considera que la educación sexual es «imprescindible» y «muy demandada» por los adolescentes. «Siempre digo la misma frase pero lo más cerca que voy a estar en mi vida de ser una estrella del pop como Harry Styles es cuando salgo de un instituto de dar una charla. Me aplauden, me saludan, me chillan...».
-¿Hablar de sexo ha dejado de ser tabú?
-Los adolescentes demandan a alguien que les hable de sexo de una forma cercana y directa. Muchas veces por esos tabús, esos miedos de no querer meter la pata que, a veces, tenemos los padres, nos quedamos sin dar información que es necesaria para que ellos vivan su sexualidad de la forma más libre y adecuada posible. Es mucho más fácil que me escuchen a mí, que escuchen a sus padres o a sus profesores.
-¿Es fácil que un adolescente comparta sus inquietudes sobre de sexo con un adulto?
-Saben que yo soy el especialista, el sexólogo, entonces sí que se abren más y se quitan un poquito esa coraza que tienen, sobre todo los chicos. En la construcción de esa masculinidad un poco hegemónica, parece que tienen que llevar ese rol de 'yo controlo', 'yo sé', 'yo soy el que domino'... Pero conmigo son más humildes y reconocen que 'eso no sé cómo hacerlo'.
-¿Han cambiado mucho los adolescentes en los últimos años?
-Las dudas son muy similares a las que preguntaría un adolescente de hace veinte años. No ha cambiado tanto, lo que sí ha cambiado es el contexto. Ahora tienen un teléfono móvil y se relacionan de otra forma; pero las dudas que tienen son bastante normalitas.
-Como por ejemplo...
-Quitando las dudas de anticonceptivos, se nos ha roto el preservativo, qué tenemos que hacer, muchas veces son dudas desde lo afectivo, desde lo romántico incluso. 'Oye, me gusta esta chica, pero no sé cómo planteárselo; o me va a pedir salir un chico al que yo considero mi amigo y no quiero hacerle daño, pero no quiero decirle que sí, ¿cómo le puedo decir que no?; a mi amiga y a mí nos gusta el mismo chico, ¿cómo lo podemos gestionar?'... Muchas veces es un tema más emocional que erótico, aunque también hay dudas sobre el tema erótico: relaciones sexuales, anticoncepción, ciertos dolores, ciertas prácticas y demás.
-¿A tu consulta acude gente de todas las edades?
-La educación sexual es necesaria para todo el mundo, principalmente porque ha habido generaciones que ahora mismo son adultas que no han tenido educación sexual. Hemos aprendido mediante ensayo-error o mediante imitación de modelos, y los modelos que imitamos al final son modelos ficticios. Estás imitando en tus relaciones lo que ves en las películas, y lo que ves en las películas es ficción, y eso no tiene nada que ver con el desarrollo real de una relación de pareja. Ni en lo convivencial ni en lo erótico. Yo trabajo con parejas que vienen a consulta porque están pasando una mala racha sexual y cuando empezamos a indagar un poco, no es que haya habido problemas de comunicación, es que ha habido inexistencia de comunicación. Tenemos miedo a comunicar ciertas cosas porque estamos muy metidos dentro de los roles de masculinidad y feminidad.
-¿El deseo está jerarquizado?
-Siempre se ha dado más importancia al deseo masculino que al femenino. Los chicos viven un poco más hacia afuera, sin embargo las chicas tienen esa educación que se les ha dado de 'ten cuidado', 'defiéndete'... Entonces si nadie te lo corrige, si no investigas en tu propio deseo, en cómo funciona el deseo, en la sexualidad humana, piensas que es la pauta correcta y esta pauta 'correcta' a veces nos lleva a funcionamientos disfuncionales.
-¿Qué opina de la 'solución' del Gobierno para controlar el acceso a contenidos adultos en Internet?
-Obviamente el porno es un problema, pero igual no es el problema, igual lo estamos sobredimensionando. El porno se ha visto desde el inicio de los tiempos; lo que tenemos que ser es capaces de transmitirles que lo que están viendo no es la realidad. No damos una educación sexual a través del porno. El problema es que es lo que tienen más a mano y lo tienen muy a mano porque es muy accesible a través de los teléfonos; pero no lo ven para aprender, lo ven para desahogarse, porque les excita, porque les divierte... Cuando luego van a tener relaciones no suelen reproducir esas pautas, sobre todo en sus primeras relaciones. Lo que tenemos que ser capaces es de transmitir que una relación sexual no es una carrera. No estás corriendo contra alguien. Una relación sexual es un paseo; estás paseando con alguien. Y tan importante es hacia dónde quieres ir tú como hacia dónde quiere ir tu pareja. Tenemos que ser capaces de comunicarnos, sin circunscribirnos a ciertas ideas preconcebidas que tenemos de lo que es correcto y lo que no. Cada pareja decide lo que es correcto, lo que quiere hacer y lo que no quiere hacer.
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