Los grafitis afean ya los túneles recién pintados de Labradores, Arco de Ladrillo y San Isidro

El caso más sangrante, sin duda, es el del paso de San Isidro, situado entre el paseo del mismo nombre y la plaza de La Circular, en el que no solo dibujaron enormes grafitis el mismo día de sus inauguración (seis horas después) sino que ha continuado sumando borratajos hasta el punto de que la parte central del túnel apenas deja entrever ya las ondas en tonos verdes con las que fue decorado hace solo un mes y medio.

Después concluyó la rehabilitación del paso de Arco de Ladrillo, pintado con franjas rosas más oscuras y claras, cuyos muros también lucen desde hace unos días un par de grafitis, eso sí, mucho más modestos que los de su homólogo de San Isidro. 'Kubo3', 'Tawo' y 'Johny' firman aquí las obras de arte que afean ya un subterráneo peatonal que no ha durado limpio ni un mes.

Menos tiempo aún ha permanecido el último túnel rehabilitado, como es el de Labradores (une Delicias con el centro desde la avenida de Segovia), en el que concluyó la intervención hace tan solo unos días y en el que ya pueden leerse una rúbrica de 'UPRS' y un corazoncito en rojo con el nombre de 'Tere', además de una flecha azul en el techo. Tres pintadas que auguran muchas más en un paso que ha sido pintado sorprendentemente de un blanco inmaculado, una suerte de lienzo, en blanco, claro, para los grafiteros. El paso, no obstante, ofrece ahora un aspecto muchísimo más amable después de años en los que, fruto de los grafitis, parecía una cueva que provocada una más que notable sensación de inseguridad a los viandantes. No en vano es el más largo de los tres, con sesenta metros de longitud y solo tres de ancho. En sus bocas, pintadas de un tono verdoso, se han ampliado las barandillas y limpiado y renovado las rejillas de los sumideros para evitar las inundaciones. En su interior, al igual que en los otros dos pasos rehabilitados, se han sustituido las luminarias por otras 'led' que ofrecen «una iluminación mayor y homogénea».

Pero el vandalismo ha comenzado ya a hacer mella en estos tres túneles, en los que el Ayuntamiento llegó a barajar contratar directamente a grafiteros para decorarlos, pero en los que finalmente se optó por pintura al uso que, especialmente en el caso de San Isidro, está prácticamente cubierta por gentileza de los autores de rúbricas enormes en las que puede leerse 'Gorilas' o 'Tazo'.