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Un Bachillerato de matrícula de honor dio paso al 9.71 de la EBAU de 2010 (entonces aún no se llamaba así) para Laura García Calvo. Fue el mejor expediente del campus vallisoletano. Once años después, esta doctora de 29 años, especializada ... en Ginecología, ha firmado en junio su primer contrato profesional en el hospital Campo Grande de Valladolid.
En su vocación influyó su madre, médico de Familia. No le encantaba estudiar pero «tengo que hacerlo y me cunde», confesaba a sus 18 años. Esos hábitos los mantuvo durante su carrera para la que eligió la Facultad de Medicina de su ciudad. Salvo un curso especializado en la Universidad de Göttingen (Alemania).
Recuerda que su comienzo universitario coincidió con la implantación del Plan Bolonia. «Eso se notó mucho en las prácticas de las rotaciones, muchas desaparecieron. Y otras, eran antes las prácticas que las propias clases».
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Antonio Corbillón
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Años en los que sumó algunas matrículas más. Tras la licenciatura entregó nueve meses a la preparación del examen de MIR (Médico Interno Residente). «Tuve una buena nota y me apetecía cambiar a un lugar más grande. Y me vine a Madrid», resume.
Se decantó por la Ginecología tras probarla en cuarto de carrera en los pasillos del Clínico. Y tuvo claro que el Hospital Universitario de La Paz «ofrecía un volumen amplio de pacientes». Cuatro años de formación que ahora está completando con un doctorado sobre Patología Mamaria en este mismo centro. Y al que seguirá un máster sobre el mismo tema en Barcelona.
«Es un poco difícil compaginar todo porque, con toda la tarea asistencial, tienes que sacar horas de tu tiempo de donde puedas», admite Laura, que tiene clara su especialización en patología mamaria, y que «me dedicaré a la labor asistencial porque lo que más me gusta es el trato con los pacientes».
La covid trastocó sus planes y le obligó a posponer una estancia en el Instituto Curie de París, el más importante en cáncer ginecológico y mamario de Francia, que finalmente pudo hacer este mes de marzo. También recuerda sus días en Urgencias en la planta covid de La Paz ayudando en lo posible. «Los profesionales que llevan todo este tiempo entregados contra la pandemia hacen han hecho un esfuerzo imaginable», muestra su admiración por sus colegas.
Cuando echa la vista atrás reconoce que «estudiar es un gran sacrificio, aunque luego compensa todo». Y, desde su aún corta experiencia, reclama para la sanidad pública mejores condiciones. «Contratos temporales, a veces diarios. No puede ser que estemos tantos años trabajando y luego nos veamos un poco desamparados», lamenta.
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