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Diego López Mateos prepara estos días a destajo su 'Qualified Exam', el examen de mitad de doctorado que le convertirá en candidato a doctor. Lleva tres años en la sede en Davis de la Universidad de California (la famosa Berkeley), considerada ... una de las 20 mejores del mundo. Estudió el nuevo grado de Biotecnología en la Politécnica de Madrid. Se ahorró parte de las matrículas gracias a sus matrículas y a las becas de excelencia de la Comunidad de Madrid.
Aunque hoy se muestra crítico con esta forma de incentivar al estudiante. «No me parece una forma de ilusionar porque genera un ambiente de competitividad. Hay mucho talento que se queda en el camino porque no se les dan oportunidades».
Un profesor de 4º de Secundaria y el ambiente del Instituto de Parquesol, «una de las mejores experiencias de mi vida que nunca agradeceré bastante a profesores y compañeros», transformaron a un estudiante normal en un brillante en bruto.
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Antonio Corbillón
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A pesar de su gran nivel académico, también recibió portazos. «Intenté estancias en Japón que me denegaron y, de ocho universidades americanas, me admitieron en tres». Una beca Fulbright a la excelencia le permitió iniciar su aventura en EEUU. «Empecé interesado en la Ingeniería Biológica, después empecé a combinarla con la Física», resume.
En este infinito campo, Diego apuesta por la Biología Computacional. De hecho, su universidad participa en el consorcio que avanzó hace unos días la cercana catalogación de todas las proteínas humanas gracias a los algoritmos.
Sueña con ayudar a mejorar el mundo «colaborando y no compitiendo. Lo mejor de esta experiencia académica es que la base del éxito de nuestro laboratorio es que no competimos con nadie. al revés, buscamos colaboraciones con otros centros».
Apenas ha podido visitar España diez días este verano. Trabaja los siete días de la semana «pero tengo mucha flexibilidad».
Cuando mira su trayectoria, siempre pendiente de la mejor nota, no disimula sus dudas. «Selectividad, la carrera, el Trabajo de Fin de Grado (TFG), el máster... Mi experiencia personal es que ya basta de pasarlo mal. Tal vez es necesario para evaluar a las personas, pero genera muchas crisis. Trataré de dar lo mejor de mi. Pero la vida no se acaba en esto. No quiero volver a pasarlo mal por un examen».
La conversación con Diego, a nueve horas de distancia, toma derroteros de fuerte compromiso social. Le gustaría participar en esos avances que van a ayudar a mejorar la lucha contra muchas enfermedades. «Pero desde un uso democrático, para mejorar a la sociedad y no para que se enriquezcan unas pocas personas». Se muestra satisfecho con las condiciones de su contrato en la Davis y no piensa demasiado en su futuro, al que le quedan aún varios años de doctorando. «Mi futuro profesional va a ser hacia donde mejor me sienta en ese momento», concluye.
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