Mi plan favorito en Valladolid

Estefanía Luyk: «Lo que más me gusta es el lechazo y la comida japonesa»

Estefanía Luyk es madrileña pero lleva casi dos décadas viviendo en Valladolid, donde abrió su propio restaurante hace casi 16 años. Se siente «muy orgullosa» de vivir en la capital vallisoletana y de enseñársela a sus visitas. «La gente que viene de fuera alucina con la oferta gastronómica de esta ciudad. Su relación calidad-precio es insuperable. Además está preciosa y muy bien iluminada de noche», alaba. En esas ocasiones suele llevar a sus invitados a lugares como los Zagales porque «tinen pinchos muy especiales, mi preferido es el Obama en la Casa Blanca», se decanta.

Pero su punto débil es, precisamente, un plato muy típico de Valladolid y de Castilla y León en general: el lechazo. Especialmente el que sirven en La Parrilla de San Lorenzo, El Figón de Recoletos y el Mesón Asador Carlos de Traspinedo. Para acompañarlo, un buen tinto como Malleolus o Cepa 21, aunque confiesa que en general prefiere un verdejo de Rueda. «También me está empezando a gustar mucho el clarete de Cigales. Hace poco estuve en la bodega Salvueros, cada vez que voy salgo con unas cajas de vino», confiesa. Otro de sus puntos favoritos de la provincia es el Rincón del Tío Michel, en Simancas. «Adoro comer allí», recalca.

En contraste con lo tradicional, Estefanía disfruta mucho de la comida internacional, especialmente la japonesa. «Me gusta la calidad del sushi de la taberna Wabi-Sabi y el ramen del restaurante Jiapan. También recomiendo el restaurante Indian Aderezo».

Este gusto por la mezcla entre los sabores de toda la vida y los más innovadores se refleja en su restaurante, Corinto. «Hacemos cocina de fusión. Entre mis platos favoritos están las croquetas, la hamburguesa, la tosta de gambas, los noodles y el risotto», enumera.

Estefanía Luyk es una fanática de las ostras, especialmente de las que sirven en la Taberna Pico Fino, de la que también destaca sus mejillones en salsa. También suele frecuentar los restaurantes Los Ilustres y Melêl, de la zona de la catedral, que «tiene muy buen rollo con los nuevos locales que han abierto». Y como punto y final a su lista de imprescindibles para el picoteo, otro clásico: las croquetas de El Corcho.

Para tomar algo, le gusta ir al Lion D'Or a «beber una cervecita y ver desde allí la Plaza Mayor». En cuanto al ocio nocturno, reconoce que cuando sale con sus amigos siempre acaban en el mismo lugar: el bar Ohm.

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