Mi plan favorito en Valladolid

Dulzaro: «Las sopas de ajo del Mesón Don Pelayo me recargan las fuerzas»

Parece que el Mesón Don Pelayo está hecho a la medida de Alberto Domínguez, más conocido como Dulzaro. Tanto su decoración como su carta van a juego con el estilo castellano que emana este artista vallisoletano que compartió cartel con Mika en las fiestas de la Virgen de San Lorenzo. «Vengo muy a menudo porque el estudio de grabación está muy cerca y además está todo muy rico. Aquí he traído hace muy poco a David Ruiz, el cantante del grupo La M.O.D.A, y comimos muy bien. Aprovecho para contaros en primicia que colaborará conmigo en una canción de mi primer disco, que saldrá a principios de año», adelanta con ilusión Dulzaro. Este restaurante ubicado en el polígono de San Cristóbal le conquista por el lechazo pero, sobre todo, por sus sopas de ajo. «Siento que me dan fuerzas, me preparan para seguir grabando».

Un «planazo» infalible para Dulzaro, sobre todo en invierno, es merendar un chocolate con churros con sus amigos los domingos en la cafetería La Catedral. «Para mí es el mejor chocolate de Valladolid», afirma. A escasos metros se ubica la taberna La Cárcava, otro de sus imprescindibles por sus tapas. «Me gusta mucho la zona de la Catedral, hay muchos bares y tienes todo a mano, tanto para comer como para tomar una copa», explica. De la zona de Correos destaca El Corcho. «Siempre que vienen amigos de fuera de Valladolid les llevo allí. Su croqueta es ideal, una de las mejores de España», sentencia.

Haciendo gala de su gusto por lo tradicional, Dulzaro siente debilidad por el plato más típico de la gastronomía española. «La tortilla de patata con trufa del Piraña es impresionante», recomienda. Sin embargo, también es fan de la comida japonesa. «Hace poco han abierto un restaurante de buffé que se llama Toro Toro muy cerca del teatro Calderón. Sirve sushi y se come estupendamente. Estuve con mi familia en mi cumpleaños. He comido mucho sushi en mi vida y diría que es uno de los mejores que he probado», asegura.

Dulzaro también disfruta de una copa con sus amigos, pero mejor si la sirven acompañada de música. «Para charlar prefiero que sea con un café o de tapas y vinos. Si me tomo una copa busco un lugar donde pueda bailar con mis amigos. Uno de mis favoritos para ello es La Lupe, muy cerca del mercado del Val. Se está muy bien, conoces a mucha gente y ponen música para bailar que me encanta. Es mi sitio ideal para los sábados por la noche», confiesa.

Pero quizá el lugar más especial de Valladolid para Dulzaro en este momento de su vida y de su carrera es la Plaza Mayor, ya que el recuerdo de haber actuado allí ante miles de personas en el mismo escenario que poco después pisaría Mika en las fiestas de San Lorenzo de su ciudad aún está muy reciente. «Fue una experiencia muy bonita. Es verdad que desde que estrené este proyecto hace dos años y medio no he dejado de tocar, he actuado en muchos pueblos y ha sido increíble, pero no hay nada como volver a casa. Abrir el espectáculo de Mika, recibir la energía de masas de gente... quería dar lo mejor de mí, transmitir mi amor por la música tradicional de Castilla y León. Fue precioso pero me costó tiempo procesarlo todo. Siento que en mi carrera ha habido un antes y un después de ese concierto», admite.

Es conciente de que ahora le reconocen más por la calle, e incluso cuenta sorprendido que unos niños en su barrio le gritaron como locos porque querían un autógrafo. Para ellos es Dulzaro, pero para su círculo más cercano es Alberto. «Yo soy los dos, Alberto Domínguez me llama mi familia pero también soy Dulzaro, que viene de dulzaina, y es donde canalizo todas mis fantasías musicales. Alberto es el niño, el hijo, el amigo y el hermano». Y ambos se sienten muy pucelanos. «Siempre intento defender mi ciudad porque estoy muy orgulloso de ella».

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