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Carros de basura en 1946. AMVA
El Valladolid que se limpiaba con 'cherriones' y vendía su basura
El Cronista | Historias de aquí

El Valladolid que se limpiaba con 'cherriones' y vendía su basura

Hasta que en el siglo XX el Ayuntamiento terminó por establecer su propio servicio de limpieza, esos trabajos se encargaban mediante contratas

Jesús Anta

Valladolid

Jueves, 26 de diciembre 2024, 08:10

«Otrosí ordenamos y mandamos, que porque las plazas públicas, estando bien limpias y adornadas, es la cosa que más ennoblece los pueblos, que ninguna persona sea osada en ellas, ni en ninguna calle pública, echar poco ni mucha basura». Esto, entre otros mandatos relativos a la limpieza de la villa, se publicó en las primeras ordenanzas de Valladolid publicadas en 1549, reinando Carlos I.

La preocupación por la higiene y la limpieza ha sido una constante desde antiguo en la historia de Valladolid. Para ello, hasta que en el siglo XX el Ayuntamiento terminó por establecer su propio servicio de limpieza, esos trabajos se encargaban mediante contratas. Así, vemos como en noviembre de 1497, por un mes se contrataron dos 'cherriones' (carros) para limpiar las plazas y calles de la villa.

Por otro lado, el riego de las calles también era una de las urgencias que a veces se le presentaba al Ayuntamiento por alguna procesión, cortejo, o mes veraniego en el que el polvo se hacía insoportable.

El cumplimiento de las ordenanzas y los contratos consiguientes se llevaban a cabo por los «fieles» (oficiales) que se encargaban de distribuir el trabajo y que este se llevara a cabo.

Para recordar las normas recogidas en las sucesivas ordenanzas (años 1549, 1818 y 1886), en las más variadas materias, como en limpieza de las calles, los alcaldes solían dictar bandos cuando se detectaban reiterados comportamientos inadecuados. Por ejemplo, el 7 de mayo de 1848, el alcalde Manuel Fernández y Camaró recordó que se prohibía «Amontonar las basuras en las calles en las horas que no se hace la limpieza pública», ni «Verter por los balcones y ventanas que dan a la calle aguas limpias e inmundas ni sacudir alfombras…».

También los bandos servían para recordar normas en fechas señaladas: en septiembre de 1862 el alcalde, con motivo de la Feria de septiembre a celebrar entre los días 20 y 29, dispuso que «todos los vecinos han de barrer el frente de las fachadas de sus casas, haciéndolo en la madrugada de cada días, pues a las seis empezaran a recogerse las basuras por los carros que se destinan al efecto. Cada carro irá acompañado de un guardia municipal que tomará nota de los vecinos que hayan descuidado este servicio».

Revisa del Servicio de Limpieza en los años 60. AMVA

Hasta tiempos no tan lejanos, las basuras, una vez recogidas, se ponían a la venta –tengamos en cuenta de que hablamos de basuras orgánicas en casi su totalidad- para quien quisiera comprarlas como abono.

Tal era el valor de la basura que en los contratos de adjudicación para la limpieza de las calles, se ofrecía que el adjudicatario se quedara con ella para su aprovechamiento: el día 2 de enero de 1859 el Ayuntamiento hace público el acuerdo de contratar por cinco años, en pública subasta, la limpieza de las calles «dejando a beneficio del contratista el aprovechamiento de las basuras y las del matadero».

Hasta el siglo XX el Ayuntamiento no comienza a establecer un servicio municipal de limpieza propio.

En 1914 aún se sacó a subasta pública el arrendamiento del servicio de barrido, riego y limpieza de calles por un periodo de seis años. Incluía la limpieza de pozos negros, recogida de basuras en plazas, calles, mercados y demás lugares públicos. Para ello el contratista se debía hacer cargo de las mulas, carros, máquinas, atalajes, arreos y materiales para el riego y demás servicios, para lo cual el contratista se obliga a pagar al Ayuntamiento el mantenimiento de los semovientes y los materiales expresados.

Uno de los camiones volquete adquiridos en 1934.

En 1920 se produce un cambio de gestión en la limpieza de la ciudad: el 16 de abril de aquel año el alcalde Federico Santander comunica que ha impuesto varias multas al contratista de la limpieza general de la ciudad por la escasa diligencia en la limpieza de los pozos negros de los barrios extremos. Y el 21 de mayo el alcalde acuerda la incautación del servicio.

Transcurrió un año -16 de abril de 1921- Federico Santander comunica a los periodistas que tiene organizado con todos los elementos de que dispone el Ayuntamiento el servicio de riego y limpieza. Y dice que hay 12 mangueras y cerca de 1.200 bocas de riego y corresponde, por tanto, a cerca de 100 bocas por jornada a cada trabajador.

Comienza una nueva etapa en la limpieza de las calles de Valladolid: en diciembre de 1922 el alcalde Isidoro de la Villa informa de que ha dado las oportunas órdenes para que se organice y haga debidamente el servicio de barridos de los barrios.

Un servicio que inicia el camino de la modernización: en mayo de 1923 la Comisión de Policía estudia la reorganización del servicio, sustituyendo al personal que no tenga las necesarias condiciones de aptitud, y adquirir material para poder hacer los servicio en las debidas condiciones. Se incluyeron en el presupuesto municipal las partidas necesarias para la adquisición de modernos carros-volquetes para las basuras, una cuba aspirante para el transporte de las materias fecales procedentes de la limpieza de pozos negros, y compra de mulas. También se acuerda el aumento de la plantilla de limpieza. para el arrastre y servicio de todo ello debidamente.

Los modernos camiones adquiridos en los años 70. AMVA

La información publicada por El Norte de Castilla el 16 de julio de 1935, ofrece una completa radiografía de cómo era el servicio Municipal de Limpieza del Ayuntamiento de Valladolid: el alcalde Sr. Chamorro pasó revista en el paseo de las Moreras al personal y el material de Policía Urbana. Figuraban en la formación los grandes camiones para transportes de basura, los carretillos, la cuba de limpieza de pozos negros, el carro de conducción de cadáveres y demás material, y el personal de mangueros, escoberos, y elementos auxiliares, todos con uniforme de verano. Después de pasada la revista, el alcalde, concejales y oficiales del Ayuntamiento, desde el templete de las Moreras, vieron desfilar al personal de limpieza, recibiendo muchos elogios por las autoridades y el numeroso público que se congregó para presenciar la revista y el desfile.

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