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Lugares que cita el romance a la salida de Valladolid, sobre el plano de Ventura Seco, de 1738.
La primera guía turística de Valladolid
El Cronista | Historias de aquí

La primera guía turística de Valladolid

El documento original se conserva en la Biblioteca Nacional de España y fue impreso en Medina del Campo

Jesús Anta

Valladolid

Jueves, 19 de diciembre 2024, 06:53

Un rufián y dos niñas andariegas atravesaron Valladolid de norte a sur mediado el segundo cuarto del siglo XVI. Venían andando desde Villalumbroso (Palencia) camino de Medina del Campo, atraídos por sus famosas Ferias.

Su entrada a la entonces villa vallisoletana, procedentes de Cigales, la hicieron por Santa Clara. Y salieron por el camino de Madrid. Un recorrido que pasó por los lugares más importantes y bulliciosos del Valladolid de entonces: San Pablo, la Costanilla, la Rinconada, etcétera.

Este paseo, que podríamos considerarlo como la primera 'guía turística' de Valladolid, está descrito en un pliego anónimo del que nos da cuenta el historiador Antonio Sánchez del Barrio, director del Museo de las Ferias de Medina del Campo. El documento original se conserva en la Biblioteca Nacional de España y fue impreso en Medina del Campo, villa de la que también el romance hace una detallada descripción de sus calles.

Se trata de un texto escrito en lengua de germanía, una especie de argot propio de los grupos sociales que formaban el mundo de hampa, compuesto por ladrones, tahúres y rufianes. Una forma de hablar con términos equívocos y ambiguos que les permitía entenderse entre ellos sin que el resto de los mortales entendieran sus conversaciones, aunque en este caso enmple un lenguaje perfectamente comprensible.

El paseo de aquellos andarines habla de un Valladolid anterior al que nació después del incendio de 1561, por tanto de una villa de trazado e instituciones más medievales que modernas. Muestra un callejero muy transformado pero que dejó huellas aún reconocibles.

Primera página del romancillo. BNE

«Cuatro leguas son / dende a Cabezón. / Por unos pradales / veréis a Cigales; / dos leguas de ahí / es Valladolid/ alzaréis la cara, / veréis Santa Clara; / luego a la otra mano / veréis a San Pablo; / por una calleja / la plazuela Vieja; / y más adelante, / la del Almirante; / por unas calles llanas / la de Cantarranas. / También os diría / luego la Platería; / y más arribilla / es la Costanilla».

Santa Clara es el convento de la Rondilla –entonces un edificio de construcción gótica-, y el San Pablo que vieron los viajeros no es exactamente el actual, pues en el siglo XVII el duque de Lerma mandó hacer una importante reforma de su fachada y, desde luego, no contaba con las robustas torres laterales que ahora vemos. La plazuela del Almirante se encontraba frente al palacio del Almirante de Castilla (sobre cuyo solar se construyó el teatro Calderón que se inauguró en 1864). Todavía no se había construido la iglesia de las Angustias. Y la Costanilla es, más menos, la actual calle de Platerías, en la que más tarde se levantó la iglesia de la Vera Cruz.

Santa Clara según el grabado de Valentín Cardedera Solano realizado hacia 1850.

«Luego allí está enfrente / una linda fuente; / luego allí a un pasillo / veréis el corrillo, / veréis la conseja / de la ropa vieja. / Luego a la bajada es la rinconada, / donde tomaréis / muy buena posada; / luego a la mañana / levantaros héis; / a la plaza iréis».

La linda fuente puede estar refiriéndose a una abastecida con las aguas de Argales que hubo pegada a unas casas al principio de la calle de la Costanilla, que se conocía como «arco de la Costanilla»–aproximadamente en la actual plaza del Ochavo-. Nos da cuenta de que ya existía el Corrillo, inmediato a la Rinconada. La actual plaza de la Rinconada ya era popular por sus posadas. Y la plaza a la que recomiendan ir es, sin duda, la Plaza Mayor, entonces plaza del Mercado.

«Allí las primeras / son las pescaderas, / las ensaladeras, / y las tocineras, / y las panaderas, / y las pasteleras, / juro a mi conciencia. / Luego está la Audiencia, / donde los señores / grandes y menores, / y los cambiadores; / luego allí está un hoyo, / y por frente el rollo; / luego allí a un tantico / está San Francisco; / luego a la otra mano, / la cal de Santiago».

Las pescaderas estaban asentadas en la plaza de la Red –que formaba parte de la Rinconada-, y llamada de la Red precisamente porque allí se ponían los puestos de venta de pescado. La Audiencia debía ubicarse en la plaza del Mercado, y del rollo –signo de villazgo, o tal vez picota de escarnio de condenados- es probable que hubiera uno en la zona que luego se convirtió en la plaza del Ochavo, antes llamada de las Gradas –acaso refiriéndose a las gradas sobre las que se asentaba ese rollo-. Y San Francisco es el famoso y popular convento que se situaba en la plaza del Mercado… y los paseantes encaran la calle de Santiago para dirigirse a la salida de Valladolid.

Fachada del convento de San Francisco realizado por Ventura Pérez en del siglo XVIII.

«Más acullá, en cabo, / la puerta del Campo; / y luego diría / la gran putería donde tomaréis / muy sendas casillas / con que os remediéis / de saya y faldillas. / Andar, andar, niñas, / andar, andaré, / y si estáis despacio / en este palacio / haremos la vía / a otra putería, / do por mi deseo / ya verlo quería. / Pasaréis primero / un homilladero, / la fuente de Argales / y los arenales/ Luego allí frontero / la puente de Duero; / y tras un tecillo / es un montecillo; / y veréis mis niñas, / las cuestas y viñas. / Pasaréis Adaja, / que el camino ataja, / y dos correndillas / era Valdestillas».

Al final de la calle Santiago se encontraba la puerta del Campo –mirando a lo que muchos años después fue la plaza de Zorrilla-, por donde se salía de la ciudad. La gran putería era la mancebía, lugar que ocupaban las prostitutas, ya fuera de las murallas de la villa –más o menos por donde ahora está la casa Mantillla-. El humilladero estaba al principio del actual Campo Grande, y muy próximo a él la primera fuente que se construyó en 1496 con las aguas de la traída de Argales, o tal vez se refiera a una fuente construida en la segunda traída de Argales, en medio del actual Campo Grande. Y el resto del romancillo apunta a que los viajeros se encaminan hacia Medina del Campo pasando por Valdestillas, dando cuenta de la existencia de viñas, un producto muy importante para abastecimiento de vino a la población. Tal era su peso en la economía que en Valladolid existía un gremio de propietarios de viñas.

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