Valladolid, piedra sobre piedra

El último colegio que se levantó enteramente de ladrillo en Valladolid

El hoy Colegio de Educación Infantil y Primaria San Fernando (Grupo Escolar San Fernando), nacido como Escuelas Graduadas de la calle Fructuoso García, abrió sus puertas en 1950. Su construcción estuvo paralizada como consecuencia de la Guerra Civil y las obras no se volvieron a retomar hasta 1948. La planta del edificio tiene forma de 'L'. La parte más corta, en su encuentro interior con la larga, posee una rotonda tanto exterior como interior, lo que provoca que las dos esquinas del edificio sean curvas. En su fachada se pueden observar elementos racionalistas y expresionistas: bandas de ladrillo que envuelven las ventanas y pintura entre ellas que dan sensación de horizontalidad y la potente esquina en curva, que asemeja a una proa de barco. Fue el último centro escolar que se levantó enteramente de ladrillo en Valladolid.

«La moderna composición de trazos horizontales es subrayada por la tersa piel de ladrillo rojo y enfoscado liso blanco, finísimas carpinterías de acero pintadas en negro, barandillas, herrajes y manillas de estética náutica, generosos aleros y marquesinas volados, y una audaz solución de esquina curva, asomándose como una proa de barco hacia los confines de la trama urbana más allá del límite del trazado ferroviario. La cubierta plana del edificio principal retoma el último de los célebres cinco puntos de la arquitectura corbusierianos y se convierte en patio de juegos infantiles», escribió el profesor de Arquitectura vallisoletano Rodrigo Almonacid Canseco en 2015 cuando el edificio recibió la placa Docomomo aquel año.

De este inmueble vallisoletano destaca su cubierta transitable, a modo de terraza, que se ubica en la parte superior del edificio. Fue construida con la intención de que fuese el patio de las niñas y el de la planta baja, el de los niños, y así poder cumplir con la separación por sexos obligatoria en la época de su construcción, y para la que difícilmente había metros cuadrados en planta baja. «El edificio atiende con precisión a los estrictos requerimientos del diseño educativo, tomando al aula como unidad básica en su configuración. Primando la orientación solar, se distribuyen los diversos usos para una óptima funcionalidad del conjunto, cuidando de dotar a las aulas de las mejores condiciones técnicohigiénicas disponibles en la época«, apunta Almonacid Canseco. Constaba realmente de cuatro edificios: el de la escuela propiamente dicho, de cuatro plantas, con estructura de muros de carga y planta organizada en dos crujías, siendo la principal en la que se ubican las aulas exteriores a la calle y la interior, más estrecha, de distribución. Los otros tres edificios, de una sola planta, estaban destinados a vivienda del conserje, centro escolar y servicios de aseos del patio (este último hoy demolido).