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Ricahembra de Castilla e hija natural de Alfonso III de Portugal, Teresa Gil fue una dama que habitó en la calle que en la actualidad lleva su nombre. Falleció en 1307. Estos simples datos nos indican que estamos en una de las calles más antiguas de Valladolid, pues hay noticias de ella ya en el siglo XIII.
Una animadísima calle que comienza donde se formaba el mercado, rodeado de talleres de artesanos -actual plaza de Fuente Dorada-, y que es parte de la historia de los viajes de las buenas aguas que se trajeron al interior de Valladolid desde los lejanos manaderos de los Argales y las Marinas. Unas aguas que abastecieron fuentes en el interior de la ciudad desde el siglo XV hasta el año 1974. Aquel año, cuando se clausuró la conducción conocida como «traída de Argales», su agua aún manaba por seis fuentes, incluida la Dorada.
En la esquina de la derecha que forma con la calle Ferrari aún se puede reconocer perfectamente cómo eran los dinteles de las casas y de los talleres de los artesanos tras la reconstrucción del incendio de 1561: de granito de Cardeñosa (Ávila) bellamente labrado y con sus correspondientes marcas de canteros.
Continúa la calle, cruzada con la de Regalado, donde se forma una placita desde la que por la izquierda arranca la calle de San Felipe junto a la iglesia de San Felipe Neri. Y haciendo pared con la iglesia, no debe pasar desapercibida la pequeña y afrancesada fachada de la librería Clares, abierta al público desde 1962.
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En esta placita, y próxima a la fachada de los pares de Teresa Gil, una losa negra en el suelo recuerda que por allí iba la conducción de la traída de las aguas de Argales del siglo XVI que, a partir más o menos de 1620, abasteció la Fuente Dorada, la fuente de la plaza de la Rinconada y otras seis más. La verdad es que la obra tenía que haberse concluido muchos años antes, pues se trataba de modernizar la ciudad una vez asentada en ella la Corte (1601-1606), pero no pudo ser.
Es preciso indicar que estamos hablando de que se construyeron hasta cuatros trayectos distintos desde el siglo XV al XVI, contando con la conducción que por su cuenta hicieron los monjes de San Benito. Pero eso es otra historia.
Aprovechando la peatonalización de la calle que se acometió en 1991, se hizo un estudio detallado de la Traída de Argales, y fruto de ello es la placa antes indicada y la que hay a la altura del número 23.
La Residencia Universitaria de Posgrado Reyes Católicos, de la Universidad de Valladolid, fue originalmente el Hotel de France, abierto al público en 1883, con su característico tejado «amansardado», tan francés, y que en 1947 pasó a ser Residencia Universitaria del SEU (Sindicato Español Universitario). En este edificio, el 1 de febrero de 1934 comenzó sus emisiones la emisora EAJ 47 Radio Castilla Valladolid (actual Cadena Ser).
Llama la atención el edificio del Colegio de Notarios (nº 14) que lo ocupa desde 1879, con una fachada ecléctica muy de la época y un interior bellamente decorado.
El Convento de Porta Coeli (siglo XVII) está declarado Bien de Interés Cultural por sus excepcionales valores arquitectónicos, históricos y culturales. Está habitado por monjas dominicas de clausura, conocidas popularmente como «las calderonas», pues en sus dependencias está la momia del que fuera su protector, don Rodrigo Calderón, secretario de cámara de Felipe III, hasta que cayó en desgracia y fue torturado, degollado y sus bienes confiscados…. En fin, minucias de la época.
Don Rodrigo Calderón tenía su casa palaciega al lado de las monjas, conocida como las Aldabas. Fue derribada en marzo de 1963. En la actualidad es el número 18 de la calle. De ella se conserva parte de la arquería, instalada en el jardín del Museo Nacional de Escultura de Valladolid, y el artesonado del salón principal en el Alcázar de Segovia. Sigue siendo una de las destrucciones de patrimonio más sentidas de Valladolid
Frente a la embocadura de la calle Enrique IV se encuentra la puerta de acceso a los jardines del convento de las calderonas: se distingue por su pórtico gótico apuntado flanqueado por escudos de piedra muy desdibujados pertenecientes a don Pedro de la Cerda y su esposa doña María del Castillo Zúñiga.
El número 23 conserva, muy restaurada, la fachada de lo que fue una de las posadas más famosas de Valladolid: Porta Coeli. Muy concurrida por quienes venían a vender sus productos al mercado. En la posada podían dejar sus carros y cabalgaduras mientras atendían sus negocios. Conserva la fachada original pero el interior ya nada tiene que ver con la posada, ya que se ha convertido en un bloque de viviendas.
Termina la calle en Plaza España junto a un costado del colegio García Quintana.
Teresa Gil, muy concurrida, emana un notable ambiente comercial. De entre el comercio, sin duda la tienda de Severo Fraile es el negocio más llamativo, tanto por los productos que vende como por tratarse de un comercio centenario que abrió sus puertas en 1910.
El comercio Justo Muñoz, con varios locales en Valladolid de menaje de hogar, deporte y objetos de regalo, también hay que incluirlo entre los más veteranos de la ciudad, pues se remonta a hace 120 años.
Diversos establecimientos hosteleros y un variado comercio contribuyen igualmente a un notable trasiego de gente.
Y si al principio citamos la librería Clares, hay que indicar que en Teresa Gil y entorno son varias las librerías abiertas: Oletum junior, en la misma calle; Margen, en la calle Enrique IV –que desemboca en Teresa Gil-; y no muy lejos, en plaza del Salvador, la veterana librería Sandoval, además de otra librería de Oletum.
Jesús Anta recorrerá el coqueto Pasaje Gutiérrez, inaugurado en septiembre de 1886 siguiendo la moda de otras ciudades París y Bruselas.
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