Visita del Club Rotary de Valladolid al Museo Nacional de Escultura el 17 de marzo de 1934. El Norte de Castilla. Foto Cacho
El cronista | Historias de aquí

Rotary Club de Valladolid, una histórica institución con 49 años de pausa

El rotarismo vallisoletano nació el 2 de diciembre de 1927, fue prohibido durante la dictadura franquista en 1936 y regresó en 1985

Jesús Anta

Valladolid

Jueves, 26 de septiembre 2024, 06:44

El 23 de febrero de 1985, se refundaba el Rotary Club de Valladolid, presidido por el empresario Juan Ignacio Pérez Pellón, y cuyo vicepresidente fue el abogado José Luis Mosquera Pérez, que fue presidente de la Diputación (1968-1976), de la Cámara de Comercio, de ... la Caja Provincial de Ahorros de Valladolid, de la Feria de Muestras y procurador en las Cortes Generales.

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Aquel 23 de febrero se ponía fin a 49 años de silencio rotario en Valladolid, pues aunque desde 1977 ya eran legales por Orden del Consejo de Ministros de 13 de mayo, en Valladolid aún tardaron unos años en reunir un grupo de personas que decidieran reiniciar la historia del rotarismo vallisoletano, que se remonta al día 2 de diciembre de 1927.

El rotarismo nace en Chicago en febrero de 1905 y en España se constituyó el primer Club Rotario en Madrid en octubre de 1920. Ellos mismos se definen como destacados empresarios y profesionales liberales que se reúnen una vez a la semana «para procurar la amistad, el servicio a los demás, la buena conducta profesional y la comprensión internacional».

Una escultura colocada en la calle Héroes de Alcántara esquina con María de Molina, titulada «A la amistad» fue donada por el Club Rotary de Valladolid en 1998 con motivo del IV Centenario del título de Ciudad de Valladolid (1996). El escultor es Faustino Ayzkorbe, navarro con amplísimo reconocimiento internacional y abundante obra repartida por España y ciudades de Europa, América y Asia.

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Está instalada en ese punto no por casualidad, sino por la proximidad al edificio de la calle María de Molina 2, que fue el Hotel Inglaterra (1911-1984) y en cuyos salones, desde 1927 se reunían a almorzar los rotarios, puntualmente, todos los jueves de 14 a 15:30 horas.

Tras el intento de Golpe de Estado de julio de 1936, en Valladolid se prohibieron todas las organizaciones, y especialmente aquellas sospechosas de actividades e intereses ocultos, como así se empeñaban en considerar a los rotarios la sociedad más conservadora y la Iglesia. Por desconocimiento o mala voluntad al movimiento rotario se le equiparaba a la masonería y otras organizaciones secretas.

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Y nada más lejos de la realidad: de todas las reuniones daba cuenta El Norte de Castilla, y públicas eran las actividades de los socios del Club. Reuniones de las que se levantaba puntual acta. Eso sí, después del pertinente brindis y entonar el himno de los rotarios.

A sus reuniones en ocasiones invitaban a periodistas, al director de El Norte de Castilla, al gobernador civil, al alcalde y concejales, etc.

Contenido de las reuniones

El rastreo de sus reuniones deja constancia de las actividades y el espíritu que les animaba, entre los que destacan el altruismo, el pacifismo, el interés por el conocimiento y la incentivación al estudio, aparte de sus actividades más internas, como reuniones y convivencia con otros clubes rotarios de España: por ejemplo, en la reunión del 26 de diciembre de 1930 se agradeció al club de Gijón el envío de dos cajas de sidra, y se les correspondió enviándoles dos cajas de vino de la Nava, un vino entonces de la mejor calidad y muy apreciado en las provincias del norte de España.

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Prácticamente todas las reuniones se cerraban con alguna conferencia de interés científico o actual: acerca de la Paz; charla del arquitecto Jacobo Romero sobre el ensanche de la ciudad y especialmente de la calle Santiago; sobre la fabricación de calzado, sobre el vino, y un largo etcétera de temas.

En las numerosas reuniones que los rotarios celebraron entre 1927 y 1936 –recordemos que era una cada semana- son muchas las iniciativas que tomaron, normalmente de carácter altruista: en varias ocasiones acuerdan costear las matrículas o los títulos de fin de carrera del alumnado con pocos recursos pero con buenas notas que cursaran estudios en la Facultad de Medicina, Escuela Industrial o Escuela Normal de Maestros.

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Pero también destinar una importante cantidad de dinero para la adquisición de libros con destino a la biblioteca Popular del Campo Grande; donaciones al fondo de damnificados por las inundaciones del Esgueva; apoyar económicamente a la Asociación de la Prensa; adopción de niños y niñas del hospicio de los que el Club se haría cargo de su asistencia; dirigirse a los clubes rotarios de América Latina para que envíen jóvenes a la Universidad de Valladolid, indicando que el club de Valladolid cuidará perfectamente de ellos; creación de la «Agrupación de amigos del niño» dentro del mismo club.

De sus tertulias también salían sugerencias para las administraciones: que en Valladolid se construya una parada decente de autos de línea; sumarse a la petición de la Cámara de Comercio de Valladolid para que por el ministerio se adecue un edificio destinado a Escuela de Trabajo; dirigirse al Ayuntamiento de Elche con el fin de evitar que sean taladas las palmeras; recomendación a los miembros del club de que en honor del espíritu pacifista del rotarismo, que no se regalen juguetes bélicos a los niños; y en esa misma línea, en febrero de 1936 acuerdan sumarse al rotarismo español para tomar iniciativas que eviten las luchas social-políticas en España.

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El día 16 de abril de 1936 se procede a la elección de una nueva Junta Directiva en la que Julio Guillén fue elegido presidente, Antonio Allué Morer vicepresidente, censor José Gómez Chacón, censor, Emeterio Guerra Matesanz tesorero, José Mosquera Pérez secretario y vicesecretario Félix Cuadrado Gutiérrez, y vocales Jacobo Romero y Ottomar Vácula.

Poco ejercieron, pues el Club celebra su última reunión el 10 de julio de 1936, en la que se discutieron diversas iniciativas para lo que restaba de año.

Y se levantó la sesión… ¡hasta el 23 de febrero de 1985!

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Larga es la relación de personas que en aquellos nueve años que mediaron entre 1927 y 1936 tuvo actividad del Club Rotary de Valladolid, pero una somera relación de algunos de aquellos rotarios, da una idea aproximada de las características de sus miembros. Citaremos a Luis Suárez Leal, ingeniero; Emeterio Guerra Matesanz, propietario de una fábrica de harinas; José Mosquera Pérez, fundador de Galerías Aspa; Jacobo Romero Fernández, arquitecto; Julio Guillén Sáenz, empresario, padre de Jorge Guillén; Antonio Allué Morer, empresario y periodista; Antonio Royo Villanova, fue director de El Norte de Castilla y ministro de Marina; Federico Santander Ruíz-Giménez, abogado y escritor, fue alcalde de Valladolid; y Florentín Quemada Rodríguez, representante y propietario de un almacén de coloniales.

La próxima semana

Jesús Anta compartirá la historia de Radio Caribú, la emisora «sin autorización y clandestina» alejada de los poderes establecidos que fue clausurada durante una de sus emisiones.

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