José Virto, con la mano en el bolsillo, y su padre Miguel Virto, con gafas y puro, posan ante el escaparate de Casa Virto en Duque de la Victoria en los años treinta del siglo pasado. Álbum de la familia Virto
Comercios históricos de Valladolid: Casa Virto

El rey de los plisados en quien confió Amancio Ortega

Sebastián Virto Cordón inauguró su comercio en 1898 en el número 21 de la calle Duque de la Victoria. Hoy sus tataranietos Daniel, Alberto y Sara son los propietarios de este negocio familiar que cumple 125 años

Sonia Quintana

Valladolid

Lunes, 22 de mayo 2023, 00:44

Sebastián Virto Cordón inauguró su mercería en 1898 en el número 21 de la calle Duque de la Victoria. Hoy Casa Virto, ubicada en el número 16 de la calle Teresa Gil desde principios de los años ochenta de 1900, cumple 125 años. «Nuestro abuelo ... siempre nos contó que el primer Virto relacionado con la mercería fue un contable procedente de Navarra que desde 1880 viajaba por España haciendo la contabilidad para distintos comercios. Uno de sus clientes era una mercería de Valladolid, con la que acabó asociándose», recuerdan Daniel, Alberto y Sara Virto, tataranietos del fundador y actuales propietarios del negocio familiar. Sebastián Virto rondaba por aquel entonces los cuarenta años.

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Casado con Matilde Lozano Castellanos, el matrimonio, que vivía en el número 13 de María de Molina, tuvo cuatro hijos: Miguel, Pilar, Sebastián y Ángel. Fue Sebastián, el segundo de los varones, el que comenzó a trabajar con su padre y quien se quedó al frente del negocio en 1911, año en que falleció el fundador de un comercio al que, en 1929, El Norte de Castilla se refería como un negocio dedicado «a los artículos de sastres y modistas», con un «gran taller de plisados y vainicas».

Miguel, el mayor de los hijos de la pareja, también se dedicaba al mismo gremio. En 1905 había formado una sociedad con Apolonio Cerezo Martín, hasta aquel momento al frente de la sucursal en Valladolid de la Tintorería de París de Edmundo Deslasdes. Ambos abrieron la mercería Cerezo y Virto, ubicada primero en el número 12 de la calle Constitución. «Mercería. Pasamanería. Puntillas. Bordados. Esta casa, deseosa de complacer a su distinguida clientela, ha instalado la máquina contadora para hacer regalos por todas las compras que se efectúen al contado», rezaba un anuncio de aquel año en el periódico. En 1919, Miguel y Apolonio trasladaron su negocio al local del número 21 de Duque de la Victoria, al local de Casa Virto.

Daniel, Sara y Alberto, tataranietos de Sebastián Virto Cordón, fundador de Casa Virto. Rodrigo Jiménez

En abril de 1929 Miguel Virto Lozano (Valladolid, 1884) y Apolonio Cerezo Martín disolvieron la sociedad Cerezo y Virto. Miguel se quedó en la tienda de Duque de la Victoria y Apolonio abrió su propia mercería, Cerezo, en la calle Libertad número 8. «Miguel Virto tiene el gusto de participar a su distinguida clientela, numerosas amistades y público en general, que habiendo quedado disuelta la Sociedad Cerezo y Virto, a la que durante tantos años ha pertenecido, ofrece su domicilio comercial en la calle de la Victoria, 21». Sebastián falleció dos años después, en 1931.

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Casado con Dorotea González del Barrio (Valladolid, 1885), el matrimonio tuvo 8 hijos: Miguel, José, Sebastián, María del Carmen, Pilar, Ángel, Andrés y Jesús Virto González. Fallecido en 1937, son sus hijos varones Miguel, José, Andrés y Jesús -Sebastián llegó a ser general intendente del Ejército del Aire- quienes se quedaron al frente de Casa Virto, «dividiendo el negocio en varias mercerías repartidas por la ciudad. Cada una de ellas se especializó en un tipo de servicio distinto», explican los nietos de José, Daniel, Alberto y Sara Virto, al frente hoy de Casa Virto en la calle Teresa Gil.

Miguel Virto abrió su mercería en Cánovas del Castillo, 4 y Andrés Virto, en la calle Santiago, 5 y 7. Fue José Virto González (Valladolid, 1912) quien se quedó con la mercería primitiva de su abuelo Sebastián. A José le dio el relevo su hijo Francisco Javier Virto (Valladolid, 1949), quien en 1978 creó la sociedad Virto Industrial S. L. «Nuestro padre quiso traspasar las fronteras del negocio familiar y lanzarlo hacia la producción industrial. Así se crearon los talleres industriales de plisados, bordados, confección y cinturones que hoy siguen en marcha en el Pinar de Antequera», señalan sus tres hijos, hoy al frente de la sociedad. Amancio Ortega confió en el buen hacer de Javier y hoy sigue siendo el mejor cliente de sus hijos. «Nuestro jefe», apostilla Alberto Virto.

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La mercería familiar, con Ricardo Sanz como gerente desde hace casi cuarenta años, trasladó en 1981 su ubicación actual a la calle Teresa Gil, «obligada a migrar por la construcción del centro comercial Duvicentro». «Pocas cosas tenemos en común con aquellas gentes del siglo XIX, sin embargo la mercería sigue siendo un servicio por el que no pasan los años», apostillan sus propietarios, quien confían en que el negocio siga por muchos años en manos de la familia Virto.

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