![Jacinto Hernández Bendito con su nieta Rosa, que también trabajó en el comercio familiar. Al fondo, Miguel Ángel, hijo de Jacinto, quien dio continuidad a Hernández Zapateros.](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2023/04/23/comercio3-kRTE-U2001222239414nH-1200x840@ElNorte.jpg)
![Jacinto Hernández Bendito con su nieta Rosa, que también trabajó en el comercio familiar. Al fondo, Miguel Ángel, hijo de Jacinto, quien dio continuidad a Hernández Zapateros.](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2023/04/23/comercio3-kRTE-U2001222239414nH-1200x840@ElNorte.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
La historia de esta saga de artesanos del calzado nació a mediados del siglo XIX en la localidad de Siete Iglesias de Trabancos donde Manuel Hernández, tatarabuelo de Miguel Ángel Hernández Sandonís (Valladolid, 1956) comenzó a reparar el calzado de sus vecinos de este pequeño municipio vallisoletano. Manuel enseñó el oficio a su hijo Saturnino, quien dio continuidad al negocio de su padre. A éste le dio el relevo su hijo Jacinto, abuelo de Miguel Ángel y bisabuelo de Adrián Hernández Calvo (Valladolid, 1996), sexta generación de esta saga familiar de zapateros, que hoy continúa al frente del comercio que Jacinto Hernández Bendito (Siete Iglesias de Trabancos, 1927), padre de Miguel Ángel, abrió en 1956 en el número 17 de la calle Pasión, esquina con el pasaje que conduce a la plaza Martí y Monsó.
Noticias Relacionadas
Sonia Quintana
«Mi padre, Jacinto, recorría junto a sus hermanos la comarca reparando y haciendo calzado. Mi padre contaba que con 12 ó 14 años ya iba por los pueblos, entre Pollos y Torrecilla, recogiendo y repartiendo calzado. Iba con la bicicleta y dos sacos En los cortijos les proporcionaban pieles, generalmente de becerro, con las que hacía, sobre todo, sandalias; aunque también realizaban botas. Hacían y reparaban el calzado para toda la familia del cortijo, y también para los trabajadores; por lo que pasaban largas temporadas fuera de casa. También realizaban las botas para la Guardia Civil de los pueblos que visitaban», recuerda Miguel Ángel Hernández, que en noviembre de 2022 se jubiló y pasó el testigo a su hijo pequeño, Adrián, que hoy continúa el negocio familiar en el local del número 8 de la calle Goya, en el barrio de La Farola.
Hernández Zapateros llegó a Valladolid capital en 1956, de la mano de Jacinto Hernández Bendito, el pequeño de los siete hijos que tuvieron Jacinto e Iluminada. Tres mujeres y cuatro varones, de los cuales solo dos, Julián y Jacinto siguieron los pasos de su padre. «Mis padres llegaron a Valadolid en 1956 y se colocaron como porteros en el edificio del número 17 de la calle Pasión, donde mi padre abrió en seguida su negocio de reparación de calzado. »Tenía el taller en el patio interior del edificio donde, además de arreglar zapatos, hacía zapatos ortopédicos y para cojos. Daba la vuelta al zapato que no tenía pie para aprovechar el par», cuenta Miguel Ángel que, junto a su mujer, Inmaculada Calvo, estuvo al frente del negocio desde la jubilación de Jacinto. «En el taller de la calle Pasión llegaron a trabajar para mi padre hasta 17 zapateros», rememora Miguel Ángel.
En 1963 Jacinto Hernández crea una sociedad con Ramón Labrador y amplía su negocio a la venta de calzado en el número 45 del Paseo de Zorrilla, junto a la Plaza de Toros. Esta aventura empresarial apenas dura un año y, en 1964, Jacinto y Ramón deshacen la sociedad y Jacinto ubica entonces su negocio de reparación de calzado en el número 95 del Paseo de Zorrilla, donde el comercio permaneció abierto 49 años. «Aquí empieza también a confeccionar mandiles y manguitos para soldar. Años más tarde, a principios de los setenta, comenzó con el forrado artesano de calzado», cuenta Miguel Ángel, que se incorporó al negoció familiar a mediados de los años setenta, «al regresar de la mili».
El matrimonio formado por Jacinto Hernández Bendito y Saturnina Sandonís tuvo tres hijos: Juan José, Miguel Ángel y Marisol. Fueron los dos pequeños los que dieron continuidad al negocio familiar hasta el año 2005, en que Marisol y Miguel Ángel decidieron seguir cada uno por su lado. Entonces se incorporó al comercio para ayudar a su padre, Rosa, la hija mayor de Miguel Ángel e Inmaculada. «Los años ochenta fueron para nosotros la época dorada. Hemos forrado zapatos a mucha gente conocida, desde la infanta Elena a Ana Botella. A nosotros nos encargaban los trabajos los modistos más prestigiosos de toda España y luego veíamos para quién habían sido en las revistas. ¡Hasta hemos hecho zapatos para caballos!», señalan Inmaculada y Miguel Ángel. «Una vez se presentó en la tienda Teresa Rabal para pedirnos que le arreglásemos unos zapatos que llevaba un caballo que utilizaba ella en un número de su circo. Los había comprado en Alemania, se le habían roto y le dijeron: 'si eso no te lo arregla Hernández en Valladolid, no te lo arregla nadie'. Y quedaron como nuevos», relata orgulloso el matrimonio.
Hoy su hijo pequeño, Adrián, ha cogido el testigo de su padre y continúa el negocio familiar, en el número 8 de la calle Goya, local al que se mudaron en 2013. Formado en diseño de calzado y complementos de moda en Elda, la cuna del calzado español, Adrián ha rebautizado este comercio centenario con el nombre de Malhervo, firma bajo la que comercializa sus propias creaciones. «Todo lo que sé de este negocio lo he aprendido de mi padre», afirma orgulloso.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.