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El barrio de San Martín, en los años 50 del s, XX. Colección Filadelfo. AMVA
Los rastros de los mudéjares en Valladolid
El cronista | Estampas de ayer y de hoy

Los rastros de los mudéjares en Valladolid

Se puede observar su existencia en varios puntos de la ciudad, como pueden ser los casos de las zonas artesanales que se ubicaron en las actuales calles de Duque de la Victoria, Santa María y plaza de España

Martes, 3 de octubre 2023, 00:15

La importancia de la población mudéjar en la historia de Valladolid es incuestionable durante buena parte de la Edad Media y en los comienzos de la época Moderna, reconociéndose los rastros de su existencia en varios puntos de la ciudad, como pueden ser los casos de las zonas artesanales que se ubicaron en las actuales calles de Duque de la Victoria, Santa María y plaza de España, de su mezquita, localizada en la calle Claudio Moyano, o de sus cementerios, de los que se excavó uno en la zona trasera de la Casa del Estudiante, junto a la calle Chancillería.

La calle del Camarín de San Martín. | El hospital de Santa María de Esgueva, a mediados del s. XX. | Enterramiento musulmanes localizados en la Casa de Beneficencia. .J. Misiego | AMVA | J. I. Herrán, E, Santamaría, C. Escribano y A. Balado, 1990
Imagen principal - La calle del Camarín de San Martín. | El hospital de Santa María de Esgueva, a mediados del s. XX. | Enterramiento musulmanes localizados en la Casa de Beneficencia.
Imagen secundaria 1 - La calle del Camarín de San Martín. | El hospital de Santa María de Esgueva, a mediados del s. XX. | Enterramiento musulmanes localizados en la Casa de Beneficencia.
Imagen secundaria 2 - La calle del Camarín de San Martín. | El hospital de Santa María de Esgueva, a mediados del s. XX. | Enterramiento musulmanes localizados en la Casa de Beneficencia.

Como señalan diferentes medievalistas, la presencia islámica en la Península Ibérica tuvo avances y retrocesos, los cuales se vinculan directamente con el momento político y social en que se encontraba el territorio, pasando de una etapa inicial de hegemonía desde la conquista del siglo VIII y la configuración de al-Andalus, a otra fase de minorías en aquellos territorios que fueron recuperados por los reinos cristianos, principalmente desde los siglos XI y XII, convirtiéndose las poblaciones musulmanas, designadas como mudéjares desde ese momento, en minorías integradas en aljamas o barrios específicos. Desde 1085 esta población estuvo autorizada a emigrar y viajar libremente por el reino de Castilla, siendo consideradas personas libres, que podían conservar su organización social y su religión, pero tenían que pagar impuestos y prestar obediencia al rey. Esta situación se mantuvo, a grandes rasgos, hasta finales del siglo XV. En Castilla, a partir de 1502, se dictarían las leyes que obligaron al bautismo de la minoría musulmana, que desde entonces es conocida como morisca, situación que se prolongaría hasta principios del siglo XVII, cuando Felipe III ordena su expulsión definitiva.

El contingente mudéjar en Valladolid no debió ser excesivamente numeroso y tuvo su origen en las inmigraciones de diferentes grupos procedentes de la mitad meridional de la península, tras la conquista de Toledo, donde primero el califato y posteriormente los reinos de taifas acapararon el poder territorial. La aljama de nuestra ciudad fue una de las más populosas, junto a las de Arévalo y Ávila, oscilando su población en torno a las 500 personas.

Patio de la Casa del Estudiante en la actualidad, donde se ubicaba el cementerio islámico. J. Misiego

Durante la Plena y la Baja Edad Media los reinos cristianos fueron promulgando leyes y decretos que regularon las relaciones entre moros y cristianos, permitiendo el mantenimiento de la fe y la identidad de los primeros, a través de una organización propia y la concentración en barrios segregados, en los que destacaban sus mezquitas y teniendo en sus proximidades los cementerios. Entre las principales actividades de los mudéjares castellanos, por las que fueron conocidos y en gran medida elogiados, deben señalarse las manufacturas artesanales (alfarería, productos textiles) y el trabajo de la construcción (alarifes, carpinteros, azulejeros, yeseros, herreros). Muchos maestros de obra y oficiales de origen musulmán participaron en la construcción de castillos (como los casos de Medina del Campo o Coca), en el mantenimiento de casas señoriales y palacios, o en la ejecución de las primeras traídas de aguas a las ciudades, como es el caso de la de Argales en Valladolid. También formaron parte de los primeros cuerpos de bomberos documentados históricamente en las urbes castellanas, además de ejercer la medicina y las labores de farmacia.

La primera aljama de Valladolid se ubicó en el barrio de San Martín, surgido en el entorno del templo homónimo, una vez que la ciudad saltó la Cerca Vieja, entre finales del siglo XII y el XIII. Hay algún documento de 1290 que hace referencia a la calleja de los Moros, vía que ha conservado su nombre hasta la actualidad, la cual se encontraba en las inmediaciones del punto donde el conde Pedro Ansúrez levantó su palacio o casa señorial, en la calle Esgueva, y que con el paso del tiempo sería cedido a una cofradía de caballeros y algo más tarde se convertiría en la sede del hospital de Nuestra Señora de Esgueva, funcionalidad que perduraría hasta el siglo XX. También se documenta población musulmana en zonas de la ciudad ligeramente más alejadas, como son la Corredera de San Pablo (actual calle de las Angustias) y en la plaza de Santa María (actual plaza de la Universidad).

Los palacios renacentistas que fueron ocupados por la Casa de Beneficencia. | Restos de la segunda muralla de la ciudad documentados en la calle Claudio Moyano. | La calle Juan Mambrilla, antigua rúa de los Francos, en los años 70 de s. XX. J. Misiego | AMVA
Imagen principal - Los palacios renacentistas que fueron ocupados por la Casa de Beneficencia. | Restos de la segunda muralla de la ciudad documentados en la calle Claudio Moyano. | La calle Juan Mambrilla, antigua rúa de los Francos, en los años 70 de s. XX.
Imagen secundaria 1 - Los palacios renacentistas que fueron ocupados por la Casa de Beneficencia. | Restos de la segunda muralla de la ciudad documentados en la calle Claudio Moyano. | La calle Juan Mambrilla, antigua rúa de los Francos, en los años 70 de s. XX.
Imagen secundaria 2 - Los palacios renacentistas que fueron ocupados por la Casa de Beneficencia. | Restos de la segunda muralla de la ciudad documentados en la calle Claudio Moyano. | La calle Juan Mambrilla, antigua rúa de los Francos, en los años 70 de s. XX.

En el siglo XIII la vida comercial de la ciudad se desarrolló entre las rúas de San Martín y de los Francos (actual Juan Mambrilla), y en ella participó activamente la comunidad mudéjar. La aljama estaba completamente integrada durante el siglo XIV, formando parte sus pobladores de la vida diaria y de la economía de la villa, en una coexistencia pacífica. En las proximidades de este barrio y en espacios cercados por la segunda muralla de la ciudad, junto a la puerta de Cabezón o de San Pedro (que se situaría, aproximadamente, en la actual calle Chancillería), la comunidad islámica tuvo numerosas huertas, demostrando la intensa relación con los cultivos agrícolas, así como su primer cementerio.

El recinto funerario, la maqbara, se hallaba en el espacio ocupado hoy en día por la Casa del Estudiante de la Universidad, comprendido entre la calle Chancillería y el Hospital Clínico Universitario. La remodelación urbanística de esta zona de la ciudad, anteriormente ocupada por la Casa de Beneficencia, la cual a su vez se instaló en dos destacados palacios renacentistas, de los cuales aún se conservan sus arcos de entrada en las fachadas y la estructura de sus patios interiores, propició la realización de varias campañas de excavación arqueológica en 1990. Se hallaron unas 60 tumbas, orientadas longitudinalmente en sentido Este-Oeste, ordenadas en torno a filas o calles, entre las que se reconocieron fosas y estructuras de adobe, en las cuales el cadáver se disponía según el ritual islámico, en posición de decúbito lateral derecho (es decir, de costado) y con el rostro orientado hacia el sureste. No se localizaron las estelas que en origen debieron señalizar los enterramientos. Las primeras inhumaciones debieron efectuarse entre finales del s. XII o comienzos del XIII, mientras que las últimas se practicaron en el s. XV.

La esquina de sala de Oración, apoyados en la segunda muralla. M. Moratinos, O. Villanueva y Patrimonio Inteligente

El abandono de este cementerio (denominado por sus contemporáneos como el «almocabyr viejo cerca de la iglesia de San Pedro») se produce tras la promulgación del edicto de la reina Catalina de Lancaster de 1412, que obliga a la comunidad mudéjar a concentrarse en el barrio de Santa María, al sur de la ciudad, también en las proximidades de la segunda muralla y junto al ramal meridional del río Esgueva. Además, a comienzos del s. XV, se empieza a asentar la alta nobleza en el barrio de San Martín, levantándose casonas y palacios como el de los Vivero (que años más tarde se convertiría en la sede de Real Chancillería), perdiendo la comunidad musulmana privilegios, terrenos y propiedades a favor de diversos personajes vinculados a la Corte.

La nueva morería se ubicó en unas huertas que contaban con una noria, y que eran propiedad del Cabildo de la iglesia colegial de Santa María, entidad que ejercería como arrendador. El interior del barrio mudéjar se urbanizó en torno a dos calles principales, longitudinales, las de Santa María y Alcalleres, y tres callejas perpendiculares a las anteriores (estructuración que, a grandes rasgos, aún puede reconocerse en el plano urbano), siendo sus límites la puerta del Campo, la calle de la Ronda, la calle Olleros y las traseras del convento de San Francisco.

Obras de urbanización del año 2012 en la calle Claudio Moyano. Strato

Según consta en registros de finales del siglo XV, se construyeron un centenar de viviendas de reducidas dimensiones, que fueron ocupadas mayoritariamente por artesanos y sus familias, que se completaban con un complejo de edificios destinados a la reunión y al rezo de la comunidad, que se adosó a la segunda muralla de la ciudad. De esta forma, en torno a un amplio patio principal, que contaba con arbolado y pozo de agua, se construyeron la mezquita, una casa de celebraciones y bodas, las casas para ubicar a las personas pobres y más desfavorecidas, y la casa del alfaquí (un experto de las leyes y de la jurisprudencia islámica), encontrándose muy cerca la carnicería.

Frente a la aljama de Santa María, pero fuera del recinto amurallado, se crea un nuevo cementerio, que se situaba al mediodía de la puerta del Campo (en la parte final de la actual calle Santiago), junto al camino que se dirigía a Simancas, concretamente en el solar que desde 1563 ocuparía el convento del Carmen Calzado, y que en el siglo XX sería sustituido por el hospital Militar y, más recientemente, por la sede de la Consejería de Sanidad de la Junta de Castilla y León. Esta necrópolis debió ser empleada muy poco tiempo, por cuanto en 1502 se promulga una Pragmática Real por la que se obliga a los mudéjares de Castilla a la conversión al cristianismo y su bautismo, teniendo que abandonar sus ritos y prácticas para asimilar la mayoritaria fe cristiana.

En 1503, la reina Isabel de Castilla donaba los terrenos de Santa María, así como el antiguo camposanto situado junto a la puerta de San Pedro, además de una casa y una huerta, al licenciado Juan de Pedraza y a la dama de la Corte doña Mencía de Ayala. Esta donación no fue aceptada por el Cabildo, como propietario de las fincas, que pleiteó por su recuperación, resolviéndose el conflicto en 1504 con un fallo a favor de la institución eclesiástica. En el mes de septiembre de 1506 el Cabildo ordenó el derribo de las construcciones que formaban parte del complejo de la mezquita, desapareciendo de la superficie y de la vida de la ciudad

Sala de oración de la mezquita, localizada en la calle Claudio Moyano | Restos de los alfares que se encontraban en la periferia de la mezquita | La calle Santa María M. Moratinos, O. Villanueva y Patrimonio Inteligente | J. Misiego
Imagen principal - Sala de oración de la mezquita, localizada en la calle Claudio Moyano | Restos de los alfares que se encontraban en la periferia de la mezquita | La calle Santa María
Imagen secundaria 1 - Sala de oración de la mezquita, localizada en la calle Claudio Moyano | Restos de los alfares que se encontraban en la periferia de la mezquita | La calle Santa María
Imagen secundaria 2 - Sala de oración de la mezquita, localizada en la calle Claudio Moyano | Restos de los alfares que se encontraban en la periferia de la mezquita | La calle Santa María

Los vestigios de este complejo religioso islámico han podido documentarse en las excavaciones arqueológicas efectuadas entre los años 2018 y 2020 en el solar del n.º 5 de la calle Claudio Moyano (antiguamente denominada de Alfareros), destacando un patio empedrado y la sala de oración del almají, que se corresponde con un amplio espacio de una sola nave, solado con un pavimento de calicanto. La identificación como mezquita se ratifica, según expresan los investigadores que han estudiado este emplazamiento, por el hallazgo del muro de la quibla, donde se abría el nicho ritual, mihrab, que estaba orientado hacia La Meca, es decir, hacia el sureste. Además, en las intervenciones se documentó la cimentación de la muralla de la ciudad, que también sirvió de límite de la morería, y diferentes rastros de los talleres alfareros que había en el entorno del templo, como la base de varios hornos o los hoyos y el muladar donde se depositaban los desechos de la producción cerámica. Tras el desmantelamiento de 1506, el solar se mantuvo arruinado hasta que en 1863 se construyó un edificio de estilo neoclásico. Las recientes obras de rehabilitación del inmueble han propiciado la localización de estos hallazgos arqueológicos de primer orden, los cuales en su mayor parte han podido conservarse en dos locales de la planta baja, encontrándose en fase de estudio para su adecuación y puesta en valor de cara a su futuro acceso público.

Horno documentado en el solar del nº 23 en la calle Duque de la Victoria. M. Moratinos y O. Villanueva

En relación directa con los vestigios antes comentados, debe señalarse la importante y extensa instalación alfarera que hubo en esta zona del mediodía de Valladolid, principalmente en la franja meridional de la calle Duque de la Victoria (que fue conocida hasta 1856 con el clarificador nombre de Olleros), así como en la franja septentrional de la plaza de España, además de la mencionada área de Santa María, donde las calles mantuvieron en sus nombres (Alfareros, Alcalleres) las referencias a las actividades que se desempeñaron en ellas. Las obras de reforma y nueva construcción en edificios durante los últimos decenios han deparado numerosas evidencias, tanto estructurales, como hornos, testares y vertederos de piezas defectuosas, como materiales, vinculadas a los diferentes alfares que hubo en estos lares, y que estuvieron dedicados tanto a la fabricación de vajilla cerámica (son singulares las producciones englobadas de tonos metalescentes, así como la alcallería esmaltada) como de otros productos destinados a la construcción, como tejas o cañerías de barro.

Hornos destinados a la producción cerámica hallados en la plaza de España. Strato

El emplazamiento elegido fue bastante lógico, en un extremo de la ciudad, por cuanto las actividades alfareras requieren de un aprovisionamiento continuado de agua, en este caso recogida del cercano río Esgueva, como del aprovisionamiento de materia prima (principalmente arcillas, además de madera), que llegaban fácilmente por el mediodía, sin afectar a la vida de la urbe. Era básica la separación de estas instalaciones, puesto que el fuego del interior de los hornos, el calor desprendido, pero necesario para las cocciones y los fuertes olores serían aspectos muy negativos para la población.

Los talleres ceramistas ocuparon estas áreas de Valladolid entre el siglo XII y las postrimerías del XV, quizás los inicios del s. XVI, estando directamente relacionados con los artesanos mudéjares. La zona más antigua parece ser que fue la de la calle Olleros, que debió estar vinculada con los primeros contingentes musulmanes, mientras que el momento de mayor apogeo, en los siglos XIV y XV, coincide con la ocupación de la morería de Santa María.

Con este artículo queremos rendir un pequeño homenaje en recuerdo de Manuel Moratinos García, arqueólogo y gran conocedor del mundo islámico en Valladolid, quien falleció a comienzos de 2023.

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