Edificio del colegio El Salvador, levantado sobre el solar en el que estuvo la sala de saraos del Palacio Real. J. Sanz

Valladolid desaparecido

La primera sala en España para saraos reales

Empleada en el siglo XVII, fue demolida en 1763

Sonia Quintana

Valladolid

Miércoles, 10 de julio 2024, 06:53

Proyectada por el arquitecto renacentista Francisco Gómez de Mora, considerado como uno de los máximos representantes de la arquitectura herreriana, la sala de saraos del Palacio Real de Valladolid se inauguró el 16 de junio de 1605 para celebrar el nacimiento del futuro Felipe ... IV, hijo de Felipe III y Margarita de Austria. La de Valladolid fue la primera sala de corte construida en España con la finalidad de tener un espacio específicamente pensado para acoger espectáculos cortesanos y representaciones teatrales. Aquel día de junio de 1605 se celebró una fiesta teatral. Hasta entonces se adaptaban excepcionalmente salas ya existentes en el palacio. Ubicada en la plaza de San Pablo, en el lugar donde después estuvo el antiguo Colegio El Salvador, fue la primera que se proyectó desde el comienzo para tal fin. El 1 de enero de 1605 Felipe III ordenó al presidente de Hacienda la provisión de 20.000 ducados para esta obra.

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Esta sala fue precedida de otras de menor tamaño en donde se desarrollaban las fiestas durante la estancia de la corte en Valladolid. Además de las fiestas por el nacimiento del entonces príncipe Felipe, en la sala de saraos vallisoletana se llevó a cabo de forma solemne la firma de las paces con Inglaterra. La sala fue descrita, entre otros, por Tomé Pinheiro da Vega o Luis Cabrera de Córdoba. Su uso fue muy limitado, ya que la corte volvió a Madrid a finales de aquel mismo año. La sala se utilizó después en ocasiones muy puntuales. En ruina, fue demolida en 1763.

De planta rectangular, se encontraba en el lado Norte de la plaza de San Pablo. Medía 44,33 metros de largo, 14,78 de largo e igual altura. El espacio central tenía una altura de dos pisos. Alrededor de ella se disponían habitaciones y escaleras para subir a la galería que recorría cada uno de los lados más largos. En el lado contrario al de la puerta de entrada (en el lado estrecho) se disponía un espacio reservado a los reyes bajo una especie de palio, situado bajo una tramoya que representaba una nube. En los lados largos se levantaba para los asistentes una grada desde el suelo con tres peldaños. De la decoración se hicieron cargo los pintores reales, de origen italiano, Bartolomé Carducho, Francisco Castelo y Patricio Cajés.

El ingeniero italiano Camilliani participó en la realización del carro y la nube con tramoya aérea, necesarios para el sarao, así como en los ornamentos del sitial del rey. En la construcción del templo intervino el escultor Milán Vilmercati, que realizó varias figuras que lo adornaban. Una de ellas, la de la Fama, situada sobre su cúpula, era un autómata que daba comienzo al festejo, llevándose un clarín a la boca al mismo tiempo que sonaba un instrumento.

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De su inauguración quedó escrito: «El viernes acudió toda la corte a ver la sala, y no hubo persona ni dama que allí no se hallase; de manera que fue la fiesta tan buena como el sarao, porque no faltaron entremeses y representaciones al natural».

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