Valladolid desaparecido
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Los caños de la Catedral de Valladolid«Dos fuentes con sus pilones y un estanque grande inmediato a ellos que sirve de lavaderos con sus pretiles todo ello de piedra consistente [...] la fuente linda por el oriente con la calle que va por bajo de dicho atrio y torre de la ... Catedral al puentecillo de las Angustias [...] por el sur con terreno inmediato al puente de las Carnicerías y escaleras por donde se baja a estas fuentes y lavaderos«. Así describe un documento de 1862 del Archivo Municipal el estado de la fuente de la Catedral de Valladolid en aquel momento. Conocida como Caños de la Catedral o de Portugalete, esta fuente procedía de un manantial que brotaba a la altura del muro de la obra nueva de la Catedral, tras aflorar por la parte donde estuvo ubicada la capilla de San Juan Evangelista, debajo de la torre del templo que se derrumbó la tarde del 31 de mayo de 1841.
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El manantial era un acuífero de la capa freática, bastante caudaloso, que se extendía por esta parte de la ciudad y que surgió al hacerse las obras de excavación y cimentación del templo. Los vallisoletanos aprovecharon el agua para edificar una fuente de vecindad, que estuvo en funcionamiento hasta finales del siglo XIX, cuando se diseñó la plaza de Portugalete para levantar el mercado de hierro, construido en 1881. Se desmontó entonces la fuente primitiva, pero se construyó una nueva en un rincón de la plaza. Fue a finales de agosto de 1863 cuando se acordó trasladar la fuente a la confluencia de la calle Baños (hoy Echegaray), Cabañuelas (Arzobispo Gandásegui) y Magaña, dándole las dimensiones propias de una fuente de vecindad y adornándola con una farola.
El arquitecto e historiador vallisoletano Juan Agapito y Revilla dejó constancia de que el manantial existía antes de la obra nueva de la Catedral en su libro 'Las Calles de Valladolid'. «Del lado de la Catedra brotaba un manantial caudaloso, que venía a estar cabe la actual capilla de San Juan Evangelista, por el exterior, es claro, al cual titularon los 'caños de la Catedral' y también 'de Portugalete', manantial que servía a un lavadero y que engrosaba el raquítico caudal del Esgueva. Ese lavadero era muy anterior a la obra nueva de la Catedral y dio nombre a una calle que llamaban 'de la Lavandería', palabra antigua a la que ha substituido la de 'lavadero'. ... Muchas referencias hay de la 'calle de la Lavandería', en la que tenía casas la Iglesia de Santa María la Mayor, probablemente adosadas a terrenos de la iglesia antigua«. Este lavadero existió hasta finales del siglo XVIII. No pudo resistir a la inundación de 1788. Se encontraba en línea con el puente de Magaña y el de las Carnicerías.
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