![Fachada de la Universidad en el año 1900.](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2024/12/17/universidad-kPOD-U230316558250biD-1200x840@El%20Norte.jpg)
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Callejeando por Valladolid
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La Plaza de la Universidad, embrión de la villa medieval del Conde AnsúrezLa plaza de la Universidad, antes conocida como Santa María, fue el centro neurálgico de la villa del conde Ansúrez. Aquí levantó la Colegiata de Santa María la Mayor que se consagró en 1095. Eso parece que está claro, pero el rincón poblado de cipreses en el que se conserva parte de la torre que llegó a tener la Colegiata ansuriana, y en el que se ven los restos de la iglesia gótica que la sustituyó, guarda muchos interrogantes sobre los que debaten historiadores, arquitectos y arqueólogos.
¿Cómo era la Colegiata ansuriana, de una o tres naves? y ¿y porqué aquí? Acaso esto último sea más fácil de explicar uniendo varias hipótesis: era el punto más alto de la villa y, por tanto, desde donde se podía dominar toda la población; la Esgueva, que rodeaba parte de la Colegiata, era una defensa natural en caso de tener que defender la posición; y, no menos importante, Ansúrez llegó a ver los restos de la villa romana que había y consideró, por tanto, que se trataba de un enclave «señorial».
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En cualquier caso, parece que este rincón perteneciente a la Catedral se va a abrir al público, facilitando, de esta manera, que la gente pueda sentirse inmersa en el resto visible más antiguo del Valladolid ansuriano, y embrión de la villa medieval que fue creciendo, desde este lugar, hacia los barrios que fueron consolidándose en torno a la Antigua y San Martín.
Los diecisiete cipreses (dieciocho inicialmente hasta que un atentado terrorista derribó uno), tratan de evocar los pilares que sujetaban la cubierta de la colegiata. Este conjunto arbolado, y el formado por los pinos de la plaza, están protegidos por el Plan General de Ordenación Urbana, de tal manera que deben conservarse.
La torre de Santa María la Mayor, y la de Santa María de la Antigua que se ve entre los cipreses, ofrecen una de las vistas más bellas que se pueden obtener de Valladolid, junto a esa especie de caos arquitectónico en el que se ha convertido la inacabada catedral de los tiempos de Juan de Herrera.
La plaza de Santa María se convirtió en el epicentro de la villa: en ella se asentó el primer mercado que le fue concedido a Valladolid, y al parecer en las dependencias de la Colegiata se reunía el Concejo, e incluso cierta tradición histórica sostiene que en la colegiata se estableció el embrión de la Universidad hasta que comenzó a tener edificio propio en el siglo XV… y de ahí que aquella plaza de Santa María terminara por mudar su nombre por el de Universidad.
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La fachada barroca de la Universidad es lo único que se conserva del edificio construido en los primeros años del siglo XVIII para sustituir al primigenio del siglo XV. Todo el conjunto –excepto la fachada- fue derribado alegando el deterioro del mismo según informe de 1909 del arquitecto Teodosio Torres. Se acometió una contestadísima construcción que se inauguró en 1915. No obstante, en 1939 sufrió un violento incendio que obligó a nuevas reformas, y en 1968 se amplió construyendo el edificio de cinco plantas que da a la calle de la Librería.
La fachada se construyó con piedra de Campaspero y en su cornisa destacan las esculturas que representan a los reyes que protegieron la Universidad, de izquierda a derecha: Juan I, Alfonso VIII, Enrique III de Castilla y Felipe II; y en la fachada, las imágenes de las disciplinas que se estudiaban: Retórica, Historia, Filosofía, Medicina, Teología, Geometría, Derecho Canónico, Derecho Civil y Astronomía.
Todo este retablo se remata con el escudo de la Universidad y, en lo más alto, la representación de la Sabiduría, mediante la figura de una matrona (la Sabiduría) pisando a una pequeña criatura (la Ignorancia).
Un atrio, acotado mediante dieciocho columnas coronadas con veinte figuras de leones, termina por dar forma a este histórico monumento vallisoletano.
Frente a la Universidad, en el centro de la plaza arbolada, se levanta la escultura de Miguel de Cervantes, realizada por Nicolás Fernández de la Oliva en 1877. Hecha en hierro, se fundió en una de las empresas que había en la dársena del Canal de Castilla: Fundiciones del Canal, tal como reza bajo los pies del escritor. Esta escultura está allí instalada desde 1889, pues antes lo estuvo frente a la casa de Cervantes.
En un rincón de los jardines, sin uso ya, se conserva una de aquellas fuentes en forma de cubo de piedra de los años 50 (esta, concretamente de 1952). Y una broncínea escultura representando una pluma en su tintero, con un breve texto de Zorrilla, recuerda la extinta Fundación Camino de la Lengua Castellana: uno de esos inventos turístico-culturales que tuvo la efímera vida de media docena de años.
Rodeando tanta historia y patrimonio, la plaza, muy concurrida habitualmente, tiene algunos antiguos comercios y la evocación de otros desaparecidos: la farmacia de Villanueva (número 8 de la plaza haciendo casi esquina con la calle Ruíz Hernández) se remonta a la última década del siglo XIX; y en esa misma acera, el taller de cerámica de Coello que comenzó su andadura en 1973, antes estaba en la inmediata calle Duque de Lerma.
La galería de arte Castilla, que abrió sus puertas en 1962 –en la plaza de Portugalete primero-, durante más de cuatro décadas fue un referente en el renacer de la pintura en Valladolid; y la librería Villalar, ya desaparecida (1972-1981), fue un homenaje al despertar del sentimiento comunero, creó un espacio de cultura en torno a los libros –incluso promovió una pequeña editorial-, y lugar de encuentro de buena parte el movimiento antifranquista clandestino; y no menos importante fue la sala de jazz Herminios, junto al actual hotel Zénit El coloquio (número 11 de la plaza), que lo creó Fernando Ercilla en 1969 y mantuvo su esencia durante una cuarentena de años.
Nos acercamos hasta Arturo Eyries, un barrio vallisoletano que nació en los años 70 con la construcción de nuevas viviendas y que toma su nombre de un doctor en farmacia.
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