Actual sede del rectorado de la Universidad de Valladolid, el Palacio de Santa Cruz es el primer ejemplo de arte renacentista en España, que dio lugar al inicio del Plateresco. Realizado totalmente en piedra, comenzó a construirse entre 1486 y 1487, a partir de un ... diseño de estilo gótico atribuido, entre otros, a Enrique Egas; pero, en 1490, el arquitecto Lorenzo Vázquez de Segovia, formado en Italia, se hizo cargo de las obras y la fachada principal se talla ya conforme al tipo de los palacios quattrocentistas italianos. Fundado como colegio mayor por el cardenal Pedro González de Mendoza (Guadalajara, 1428), conocido como Gran Cardenal de España, el edificio se terminó de construir en torno a 1491, según la inscripción conservada en el zaguán, aunque las obras duran aún varios años más. El Colegio Mayor Santa Cruz es una de las instituciones universitarias más antiguas de España. Entre los siglos XVI y XVIII se alojaban en él los hijos de familias influyentes que cursaban sus estudios en la Universidad de Valladolid.
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Sobre el proyecto acabado, a lo largo de los años, se han realizado hasta hoy diferentes reformas, desde la sustitución por deterioro de las arcadas del patio. Primero, Juan de Nates, en 1603, cambió las inferiores y, en 1744, Domingo de Ontanegui, las del segundo y tercer piso. En 1705 Alonso de Manzano construyó la biblioteca histórica y, también en el siglo XVIII, el arquitecto Manuel Godoy introdujo los balcones y ventanas de estilo neoclásico, incluidos los cinco de la fachada principal. La última intervención, finalizada en este siglo XXI, ha sido para acondicionar las dependencias universitarias que acoge desde el siglo XX. Se ha rehabilitado el pavimento del patio y su sistema de drenaje, limpiado la piedra de las fachadas exteriores y del patio, cambiado los suelos, restaurado los artesonados...
En 1675 se construyó la Hospedería, siguiendo los planos del arquitecto Antonio del Solar; y, en 1712, el edificio del colegio se amplió con otra construcción, que sirvió para enlazar el edificio principal con la Hospedería. En 1940 se adosó a este edificio la fachada que en su día perteneció al Colegio de San Ambrosio, ubicado en la calle del Salvador (hoy calle del Santuario).
Durante la Guerra de la Independencia, el colegio permaneció cerrado hasta 1816, lo que facilitó que en el verano de 1812 sirviera de morada a Arthur Wellesley, primer duque de Wellington. Posteriormente sufrió un nuevo cierre, reabriéndose en 1833, ya bajo el reinado de Isabel II. En 1838 el colegio mayor cerró definitivamente sus puertas hasta que, cien años después, en 1949, la Universidad de Valladolid procedió a su refundación, ya en el edificio de la Hospedería.
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De planta rectangular, presenta tres alturas, que con la planta baja y el sótano suman cinco. La Cruz de Jerusalén es el motivo central de todo el palacio, a la que el cardenal Pedro González de Mendoza, su fundador, le guardaba una devoción especial. En la portada principal puede verse un relieve, aún gótico, en el que se retrata al prelado arrodillado delante de Santa Elena de Constantinopla, considerada la descubridora de la cruz en la que murió Cristo.
Los tesoros del palacio
En el mismo zaguán –con bóveda sencilla de crucería decorada con ángeles tenantes de escudos similares a los conservados en el Aula Triste-, a mano derecha, se encuentra la capilla, en la que desde 1940 se custodia la talla del Santísimo Cristo de la Luz, de Gregorio Fernández, propiedad del Museo Nacional de Escultura; una de las grandes joyas que conserva en su interior este palacio vallisoletano. Aunque no la única. En el patio se puede observar en funcionamiento el antiguo reloj mecánico del edificio histórico de la Universidad (hoy Facultad de Derecho), realizado hace casi dos siglos en Francia por Chavin et Frères y comprado e instalado en 1858 por el relojero Ignacio Neugart. En 2012 fue restaurado y colocado en el patio del Palacio de Santa Cruz.
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Sonia Quintana
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La biblioteca, que en su día fue la del cardenal, pintada originalmente por Pedro Gumiel en el año de su fundación, es otra de las grandes joyas conservadas en este edificio histórico. Entre los libros de la colección que custodia existen incunables, manuscritos y clásicos. Entre otros, una Enciclopedia de la famosa edición de Diderot y D'Alambert y su mayor y más longevo tesoro, un códice en pergamino del siglo X al estilo mozárabe con los 'Comentarios al Apocalipsis de San Juan', de Beato de Liébana.
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