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Valladolid inauguró su segundo puente sobre el Pisuerga en 1865, tras casi ochocientos años con un único paso sobre el río: el Puente Mayor. Bautizado como Puente de Prado, este magnífico ejemplo de la Arquitectura del Hierro en España ha pasado a la Historia ... con el nombre heredado del proyecto original -de 1851- que recogía los planos de un puente colgante, cuya estructura debía sustentarse por un único cable de acero. La ejecución de aquel primer proyecto, obra del ingeniero Andrés Mendizábal Urdangarín, quedó paralizada en 1854 (las obras habían comenzado en octubre de 1852) aduciendo dificultades técnicas. Hasta ese momento se habían ejecutado únicamente los contrafuertes.
Mendizábal hizo entonces una nueva propuesta: levantar un puente de estructura de arco escarzano en cada alzado, sistema desarrollado por el ingeniero francés Vergniais. Pero la situación se complicó con la Revolución de 1854 del general Leopoldo O'Donnell y la falta de fondos del Estado «que hicieron que las obras fueran languideciendo hasta morir definitivamente hacia 1858», tal y como recoge la memoria municipal presentada en la solicitud para la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC), en la categoría de Monumento, del Puente Colgante, «por razones de su singularidad».
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Sonia Quintana
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Finalmente una cooperativa de arquitectos tomó las riendas del proyecto y el Puente de Prado se construyó definitivamente con el sistema de arco atirantado o 'bowstring', a imagen del puente ferroviario de Windsor sobre el Támesis, construido en 1849. Impulsado por la reina Isabel II, fue el primer puente de este tipo construido en España. Al optar por el hierro forjado y fundido como material, tan poco común en la España de la época, se recurrió a Inglaterra para su fabricación. Realizado por la compañía inglesa John Henderson Porter & Co en los talleres de Ebro Works, en Tividale, cerca de Birmingham, su construcción fue autorizada por una Real Orden de 15 de octubre de 1861.
Se mantuvieron las dimensiones iniciales -75 metros de largo por siete de ancho-, pero su peso terminó aumentado en 60 toneladas, llegando a las 400. Su coste final, sin embargo, disminuyó con respecto al presupuesto proyectado, quedándose en 991.000 reales, subvencionados por el Estado. Fue transportado por partes desde Liverpool a Bilbao y montado 'in situ' con el apoyo de un puente provisional de madera. Las labores de montaje duraron siete meses.
Blanco, marrón y negro
Realizado en el siglo XIX para conectar las carreteras de entonces (las actuales A-62 y N-122) será peatonal dos siglos después, en 2023. Ya en 1890 tuvo que prohibirse el paso de carruajes porque, según recogió la prensa local, sus remaches «habían saltado». En la prueba de carga anterior a su apertura se colocaron 33.000 arrobas de piedra machacada (171 toneladas) durante dos días. En 1892 se llevaron a cabo obras de consolidación; pero su primera reforma ya se había producido en 1869. De su color blanco original pasó al marrón oscuro y luego al negro actual. Su piso primitivo era de madera. Se ha restaurado casi toda su estructura y las únicas piezas que mantienen su estado original son los estribos y los arcos.
En 1889 se realizaron unas obras de refuerzo de las vigas del tablero y en 1916 se reformó la calzada. En 1995 la Junta de Castilla y León abordó la restauración completa de su estructura. La última intervención se produjo en 2009, cuando el Ayuntamiento de Valladolid dio un repaso al color que lo recubre. A pesar de las sucesivas restauraciones, el diseño original se mantiene intacto.
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