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La calle López Gómez de Valladolid. Rodrigo Jiménez
El Cronista | Callejeando por Valladolid

López Gómez, una arteria que ha presenciado la historia vallisoletana

El trazado de la vía se hizo en línea recta en un caserío aún medieval

Jesús Anta

Valladolid

Viernes, 27 de septiembre 2024, 06:48

López Gómez es una de las calles que el Ayuntamiento abrió a pico y pala en los años postreros del siglo XIX, como Regalado o Colón, entre otras. Su trazado se hizo tirando viejas casas, expropiando solares, cortando otras calles y trazando la línea recta en un caserío aún medieval. La decisión municipal era comunicar dos centros importantes de la ciudad, como son la plaza de España (antes Campillo de San Andrés) con la plaza de la Universidad.

Las obras de alinear la calle concluyeron en 1896, pero eso no significó que tuviera ya su trazado definitivo, pues aún en la década de 1970 se tiraron viejas casas que estrechaban la calle, y en sus solares se levantaron grandes bloques de viviendas.

El nombre de la calle obedece a que tres años antes había fallecido el catedrático de la Universidad Manuel López Gómez, que tenía su vivienda en las inmediaciones de la nueva calle. Este catedrático de Derecho, que también fue rector de la Universidad, recibió altos galardones y tuvo destacada presencia en todos los estamentos sociales, además del universitario: fue concejal, senador y miembro de la Real Academia de Bellas Artes. Falleció el 7 de septiembre, y el día 16 del mismo mes el Ayuntamiento ya tomó el acuerdo de dar nombre a la nueva calle que aún se estaba dibujando.

Nace la calle haciendo esquina con el colegio García Quintana. Si la miramos en perspectiva, observaremos que los edificios de sus aceras tienen un radical y diferente alzado. En la acera de los pares, hasta que se cruza con Núñez de Arce, todas las casas son de la primera mitad del siglo XX, y en la acera de los impares los bloques de viviendas se fueron levantando en la segunda mitad de aquel siglo.

Los más antiguos se encuadran en la arquitectura racionalista, historicista o tradicionalista que tienen valores artísticos, históricos o técnicos que hacen que el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) los haya catalogado, casi todos, de tal manera que se deben respetar sus fachadas, cajas de escalera, accesos del edificio, y algunos otros elementos.

Inmediatamente detrás del García Quintana estuvo la Casa de Socorro, construida hacia 1927 y que se cerró en 1986. Conserva en la fachada los azulejos con el escudo de la ciudad y el letrero. Ahora sus instalaciones dan cobijo a la biblioteca municipal especializada en libros sobre Valladolid. La biblioteca se inauguró en 1995 con presencia del escritor y articulista vallisoletano Francisco Javier Martín Abril, que la dio nombre, homenajeando de esta forma al personaje que, precisamente, vivió en el número 16 de calle en cuya fachada una placa le recuerda.

Mas, la calle ofrece también detalles históricos, como es el caso de la placa que preside la moderna fachada del número 7, en la que se da cuenta de que en este mismo solar antes estuvo la casa en la que en 1827 falleció el capitán general D. Joaquín Blake y Joyes, destacado miliar durante la Guerra de la Independencia y Regente del Reino, que, por cierto, está enterrado en una capilla de la cercana iglesia del Salvador.

De los comercios y otros servicios que hay en la calle, dos llaman especialmente la atención. Uno, en los bajos del número 2, haciendo esquina con José María Lacort es El Triunfo, marca creada hace 110 años y que muy probablemente sea la tienda de confección más antigua de Valladolid.

Y el otro, VIDEOSON, en el número 15: «un comercio de toda la vida», como se suele decir, dedicado al mundo de la música. Un milagro de supervivencia teniendo en cuenta cómo se ha revolucionado este sector y las ventas por internet.

A uno y otro lado de López Gómez se van abriendo diversas perspectivas de entre las que destaca la que a la altura de su travesía con calle Arribas, aparece, imponente, la torre de la Catedral.

López Gómez se cruza con la calle de las Doncellas, que da acceso a una de las entradas de la Facultad de Derecho, y en la misma puerta está la famosa vivienda del antiguo conserje o portero de la Universidad. Se trata de un modesto y curioso edificio cuya construcción tiene varios siglos (por las mañanas se puede ver sin problemas). Y, por cierto, nada se sabe de donde viene el nombre de las Doncellas.

Decoración del portal del número 6 de López Gómez

Mas, sí sabemos que en esta zona, durante unos años del siglo XVIII, la Universidad tuvo un pequeño «arboreto». Se trataba de una especie de huerta con plantas, arbustos y árboles que tenían alguna aplicación terapéutica, para que los estudiantes de Medicina conocieran aquellas plantas y practicaran con sus componentes para confeccionar tratamientos para curar o aliviar enfermedades.

Termina López Gómez, antes de desembocar en la plaza de la Universidad, con una vivienda de aspecto solariego que hace casi medianería con la facultad. En ella vivió Nicomedes Sanz y Ruíz de la Peña, que prácticamente nació y murió con el siglo XX (1905-1998). Se trata de un prolífico escritor y poeta en cierto modo adscrito al Castellanismo, movimiento que tuvo su mayor auge en las primeras décadas del XX y al que Nicomedes vinculó con la España nacida tras la Guerra Civil. Sus poesías se llegaron a publicar en decenas de periódicos de toda España. En vida, su prestigio en el mundo de las artes y la historia le llevó a formar parte de varias academias de diversos países. Una placa de la escultora Ana Hernando en la fachada lo recuerda.

La calle ha conocido diversos hechos interesantes. Por ejemplo, cuando comenzó el derribo de la vieja Casa Consistorial en 1879, el Ayuntamiento se trasladó primero al palacio de Antonio Ortíz Vega, en la calle Duque de la Victoria, y posteriormente (julio de 1898) a las dependencias del Seminario Conciliar que tenía la fachada en la calle Arribas. Pero hacía esquina con la recién inaugurada López Gómez, por lo que se encargó al arquitecto municipal que, entre otras reformas, abriera puerta a la nueva calle. Y allí estuvo hasta que se inauguró la nueva Casa Consistorial en 1908.

Cuando ya se estaba pensando en derribar el mercado de hierro de Portugalete, el Ayuntamiento construyó unas galerías comerciales en los bajos del número 16 para alojar los puestos del mercado llamado a desaparecer. Las «Galerías López Gómez» abrieron sus puertas en 1973 y estuvieron en servicio (con dos plantas y escaleras mecánicas) hasta noviembre de 2016, en las que ya solo quedaban tres puestos de los sesenta que tuvo en sus mejores tiempos. En 2021, una parte de aquellas galerías se reabrieron como Centro de Iniciativas Creativas.

Derribo de una casa en los años 70. Al fondo la iglesia de la Paz. El Norte

Los primeros años del siglo XXI, López Gómez, y especialmente el número 5 de la calle, aparecían un día sí y otro también en los medios de comunicación vallisoletanos y nacionales: en el colegio García Quintana se detectaron cincos casos de cáncer infantil entre los años 2000 y 2003. A ellos se sumaron otros dos: una señora de la limpieza y otro, aunque nunca se hizo figurar en los numerosos documentos que se manejaron, el del entonces director del colegio. Del alumnado, falleció una niña, y el director falleció tiempo después a causa de leucemia.

Todos los dedos apuntaban a las numerosas antenas (más de transmisión de datos que de telefonía móvil) que había en la azotea de la casa, muy próxima al colegio. Aquello generó un movimiento intenso y tenaz no solo entre los padres y madres del alumnado, sino en buena parte de la sociedad: mesas informativas, comunicados de prensa, concentraciones, huelga en las aulas, manifestaciones, recogida de firmas, demanda en los juzgados, etc. La justicia no consideró que hubiera causa directa entre las antenas y los afectados, pero finalmente, las antenas se desmantelaron.

En 1980, la logia masónica «Hermes-Amistad» nº53, constituyó su templo en el número 18 de la calle. Aquel acontecimiento fue el renacer de la presencia masónica en Valladolid desde 1936. Posteriormente se trasladó a otra calle.

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