Juan José Guijarro Asensio, junto a la báscula y el mobiliario original de la confitería de la familia Infesta. Fotografía y vídeo de Rodrigo Ucero

Comercios históricos de Valladolid: Confitería Guijarro

Los Guijarro: cien años endulzando a los vallisoletanos

El soriano Eleuterio Guijarro Leonardo abrió su obrador en febrero de 1924 en Tudela de Duero. Hoy su nieto Juanjo da continuidad al negocio familiar

Sonia Quintana

Valladolid

Lunes, 27 de noviembre 2023, 00:03

Eleuterio Guijarro Leonardo (Burgo de Osma, 1894) dejó su Soria natal para entrar de aprendiz en el obrador de la confitería vallisoletana de Daniel Guillermo, «acreditado y prestigioso industrial», situada en la calle Santiago, esquina con Zúñiga. «Tenía algún vínculo con la familia», recuerda Juan ... José Guijarro Asensio, nieto de Eleuterio y actual propietario de Confitería Guijarro, en Tudela de Duero. «Antes de instalarse definitivamente en Tudela fue perfeccionando el oficio en distintos obradores de Castilla y León: Zamora, Salamanca, Astorga, Palencia…», añade Juan José Guijarro.

Publicidad

A Tudela de Duero llegó en el año 1924 acompañado de su mujer, Honorina Nieto Rebollo, palentina de Cevico de la Torre, y sus dos hijos: Antonio y José Guijarro. «Mi padre, José, tenía 21 días de vida cuando se vinieron a vivir a Tudela», apunta Juan José Guijarro. En Tudela vivía Julia, hermana de Honorina. Julia estaba casada con Pablo Infesta, quien regentaba entonces la confitería de su padre Genaro Infesta. Frente al negocio de sus cuñados, en la actual calle Cervantes, instaló Eleuterio Guijarro su primer obrador. «Era solo obrador. No tenía tienda. Fabricaba en un horno de leña, lo cargaba en un carro tirado por un mulo y luego iba vendiendo de puerta en puerta por los pueblos de alrededor», cuenta su nieto Juanjo.

En 1936 Pablo Infesta se trasladó a vivir a Palencia con su familia y su cuñado Eleuterio Guijarro se quedó con la confitería de la acera de enfrente -hoy el número 3 de la calle Cervantes- y allí continuó con su negocio. «Aunque le puso el nombre de E. Guijarro, se la conocía como la confitería de la Honoria. A mi abuela Honorina todo el mundo la llamaba Honoria. Yo me enteré de su verdadero nombre cuando lo leí en su esquela», revela Juanjo. «No solo alquilaron el local, también el edificio, que data de 1864». «El local era más grande y tenía además tienda; aunque siguió saliendo a vender con el carro».

«Mi padre y mi tío Antonio trabajaron con mi abuelo desde siempre. Mi abuelo pasó del carro y el mulo a la famosa 'cirila', pasando por un De Dion-Bouton». Casado con Julia Asensio (Tudela de Duero, 1924), el matrimonio decidió en 1959 trasladarse a Barcelona. «La confitería no daba para mantener a tres familias. Mi tío Antonio fue quien dio el relevo a mi abuelo al frente de la confitería en los años setenta», cuenta Juanjo. «Yo he querido ser pastelero desde los 11 años. A los 14 yo ya me quise venir a Tudela con mi tío, pero no me dejaron. Cuando veníamos en agosto a veranear siempre estaba en el obrador con mi tío. Todo lo que sé de este oficio lo he aprendido en casa. Mi padre me enseñaba por las tardes y los fines de semana», rememora el actual propietario de Confitería Guijarro.

Publicidad

Nacido en Tiana (Barcelona) en 1964, Juan José Guijarro Asensio tomó las riendas del negocio familiar en 1985, tras la jubilación de su tío Antonio. «Mis padres fueron mis socios económicos», apostilla Juanjo. Quitó la 'A', de Antonio, del rótulo de la puerta y dejó solo el apellido 'Guijarro'. «La tienda está tal y como era». Conserva los muebles originales y hasta la báscula sobre el mostrador del siglo XIX. «Sigo utilizando las fórmulas de mi abuelo, con técnicas más modernas y algo de maquinaria, pero la mayor parte del proceso lo sigo haciendo a mano». Desde 1993 está inscrito en el registro de Artesanos Alimentarios de Castilla y León. «Espero jubilarme a los 65 años. Tengo una niña de 10 años pero es muy pequeña para saber si dará o no continuidad al negocio. Es un oficio que está abocado a desaparecer. Nos está pasando a todos los artesanos. Me levanto a las cuatro de la mañana para venir al obrador y cierro la tienda a las ocho de la tarde».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad