Valladolid, piedra sobre piedra
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El lugar escogido para su ubicación fueron las huertas del Convento de San José de Padres Capuchinos, derribado cuatro años después. De propiedad municipal, todo el espacio -839 áreas- fue dado en alquiler en 1857 a la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte ... de España. Los primeros trabajos de allanamiento del terreno se iniciaron en 1858. Sobre él se construyó un primer edificio, desde el primer momento provisional. Según lo describió el historiador y cronista vallisoletano Casimiro González García-Valladolid era una instalación de madera con una galería de una sola planta, cubierta y piso asfaltado. Tenía tres salas de descanso, una de equipajes, despacho de billetes, telégrafo, despacho del jefe, café-restaurante y escusados. En 1865 funcionaba ya a pleno rendimiento.
Las obras del actual edificio se iniciaron en agosto de 1891. Construida por el ingeniero francoespañol Enrique Grasset Echevarría, quien tomó como referencia la longitud de un convoy, y el arquitecto Salvador Armagnac, la Estación del Norte, hoy Valladolid-Campo Grande, nunca fue inaugurada oficialmente. Las obras finalizaron el 19 de octubre de 1895. Un año antes se inició el derribo del edificio provisional para proceder a la colocación de la marquesina del nuevo. El derribo finalizó en marzo de 1895.
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Sonia Quintana
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Las obras se adjudicaron al constructor Felipe Asensio por un importe de 591.575 pesetas. El proyecto comprendía el edificio de viajeros, un almacén de mercancías y pabellón para retretes. Ladrillo prensado y ordinario, madera y hierro fueron los materiales escogidos. Las líneas generales del proyecto siguieron las directrices del eclecticismo francés. La planta adopta forma de 'u' y la fachada principal se configura como un arco triunfal, de mayor elevación que el resto del edificio, con ocho pilastras toscanas pareadas que dan lugar a tres puertas de arco. En la fachada opuesta destaca la edificación de la marquesina que cubre los andenes y las primeras vías. El montaje corrió a cargo de la empresa Talleres de Zorroza, de Bilbao. Tiene 113,40 metros de largo, al igual que el edificio de viajeros; 23, de ancho y 6, de alto. A los 88 años de su instalación, su avanzado estado de corrosión obligó a desmontarla y recolocarla de nuevo, cambiando la chapa ondulada galvanizada de la cubierta por cristales translúcidos.
De la fachada principal destaca el frontón que la corona donde se observa el escudo de Valladolid, flanqueado por dos estatuas; dos figuras femeninas, de aproximadamente cuatro metros, que representan las dos principales actividades económicas del Valladolid de finales del XIX: la Industria, acompañada de una rueda dentada, y la Agricultura, que porta una colmena. Ambas son obra de Ángel Díaz Sánchez, profesor de la escultura de la Escuela de Bellas Artes de Valladolid. Delante de la fachada se encuentra una plazuela con jardín cercada con una verja de hierro que se colocó en 1899. Otros edificios complementaban al edificio de viajeros, como los andenes para máquinas de aguas, los talleres ferroviarios y los depósitos de locomotoras, que en su época llegaron a ser los más importantes de toda la red férrea de España. En 1882 en las instalaciones ferroviarias de Valladolid trabajaban 1.095 empleados.
Hasta el siglo XX Valladolid-Campo coexistió en la ciudad con otras tres estaciones: la de San Bartolomé (1884), la primera estación de ferrocarril de Valladolid; la de Campo de Béjar (1890), en el solar que hoy ocupa la estación de autobuses; y la de La Esperanza (1895).
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