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Por Real Decreto de 17 de septiembre de 1923, aprobado por el Directorio Militar instaurado tras el golpe de Estado del general Primo de Rivera, se constituyó el Somatén en todas las provincias españolas y en las ciudades de Marruecos. De esta forma, el Dictador extendió a toda España el viejo somatén medieval que existía en Cataluña.
Y, por supuesto, en Valladolid también se organizó esta fuerza armada que no era una mera fuerza auxiliar de la Guardia Civil y de otros institutos militares.
En el Boletín del Somatén de la 7ª Región –a la que Valladolid pertenecía, junto a Ávila, Cáceres, Salamanca, Segovia y Zamora- publicado en el mes de febrero de 1927, se da cuenta de que en toda esta región había 19.483 somatenistas, de los que 3.871 pertenecían a Valladolid. Esto nos da una idea de la enorme extensión que tuvo este cuerpo, cuyas funciones quedaron reguladas por el Reglamento Orgánico para el Cuerpo de Somatenes de 13 de junio de 1924 y que empezaba con estas palabras: «Tendrá por objeto asegurar y conservar la tranquilidad del país, hacer respetar las leyes y las autoridades legalmente constituidas…». Su lema, que se bordaba en todos los estandartes era 'Paz, paz y siempre paz'.
Según ese reglamento, podían alistarse en el Somatén los varones mayores de 23 años de probada moralidad. Su estructura y cometido fue copiado inicialmente del modelo catalán, que fue modificándose en posteriores normas.
En la práctica, el Somatén en el ámbito rural estaba más enfocado a la persecución de delitos comunes, mientras que el urbano ponía el foco en lo que en la Dictadura se consideraban delitos sociales, como, por ejemplo, las huelgas.
El Somatén armado fue creándose en muchísimos municipios de la provincia: Berrueces del Campo, Castrodeza, Íscar, Canillas de Esgueva, Renedo, Villalón de Campos, Valladolid y un largo etcétera.
Con periodicidad se iban publicando noticias de las actividades de los somatenes para infundir moral y demostrar la utilidad de este cuerpo: de Castroponce se publicó que «por el buen servicio del Somatén de este pueblo reina en el mismo gran tranquilidad, habiendo desaparecido todo maleante y los abusos de todo género», al mismo tiempo que se informaba de que recientemente el Somatén había detenido a algunos hombres por cazar en día de niebla y en lugar vedado. De Melgar de Arriba se daba cuenta de la intervención del subcabo del somatén de esa localidad en la resolución de una reyerta entre jóvenes del pueblo, que fueron puestos a disposición del Juzgado. Y así.
Jesús López Garañeda, cronista de Tordesillas, aporta una de las pocas crónicas que se han escrito sobre el Somatén en Valladolid y que nos puede apuntar algún perfil del somatenista. Escribe López Garañeda que al Somatén tordesillano «pertenecieron, sobre todo, los que se dedicaban a la agricultura o a la industria, velaba por sus asociados dándoles la paga correspondiente, así como el salario si caían enfermos o de baja laboral, como se dice ahora, de tal forma que la sociedad garantizaba la subsistencia a la familia del somatenista en el caso de desgracia».
La sede del Somatén de la 7ª Región estaba en la calle del Salvador, 6 (actual Santuario). El edificio fue el palacio que se conoce como 'Casa del Correo Mayor D. García de Vera o del Marqués del Real Tesoro'. Edificio que actualmente ocupa la Oficina Territorial de Trabajo.
El somatén realizaba frecuentes actividades: comidas de hermandad, amadrinamiento de banderas, desfiles, concursos de tiro y misas: «Acuerdo de la Comisión Permanente del Ayuntamiento de Valladolid autorizando festejos de entrega de banderas del somatén con motivo de la visita a Valladolid de la Reina en la primera decena de octubre de 1926».
Estas actividades generaron algunos comentarios irónicos. Francisco de Cossío publicó un artículo en El Norte de Castilla del 24 de julio de 1924 en el que parodiaba el desfile por todo Valladolid del Somatén con escopetas al hombro, calificándolo de «un espectáculo más grotesco que marcial». Aquello le valió una llamada al orden de las autoridades.
Lo cierto es que el Somatén iba decayendo en sus cometidos en la medida en que el Gobierno iba afianzando las funciones de orden público en los cuerpos regulares, de tal manera que los somatenistas cada vez eran más un grupo decorativo en los más variados actos.
En abril de 1931, el gobierno de la II República decretó la disolución del Somatén y sus banderas se enviaron al Museo de Infantería. Se subastaron sus bienes, destinando el dinero obtenido a los Asilos de Ancianos.
Franco lo reorganiza a finales de julio de 1936, estableciendo, en Valladolid, las oficinas en la planta baja del mismo edificio que ocupaba cuando la Dictadura de Primo de Rivera.
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En 1939 vuelve a ser disuelto y en 1945 Franco de nuevo reorganizó este cuerpo armado y lo destinó a la lucha contra el maquis, el bandolerismo rural y la represión de las organizaciones obreras clandestinas.
Hay que llegar a 1978 para que un Real Decreto de 25 de agosto derogara los decretos franquistas y disolviera los somatenes. Las comandancias de la Guardia Civil, que eran las que tenían en depósito el armamento destinado a los somatenistas, entregaron la totalidad de las armas largas y las municiones a la Jefatura de Armamento de la Dirección General de la Guardia Civil.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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