En 1912 el comerciante Vicente Calabaza Pérez pidió al Ayuntamiento de Valladolid la licencia correspondiente para levantar «en un solar de su propiedad» en la calle Alonso Pesquera, esquina con Fidel Recio, un edificio para ubicar su fábrica y vivienda familiar. Hasta entonces regentaba su ... negocio en un local de la calle Labradores (entonces Ruiz Zorrilla). El proyecto se lo encargó al arquitecto medinense Manuel Cuadrillero Saéz, autor, entre otros en Valladolid, del antiguo edificio de Hacienda en la Plaza Madrid, la iglesia de San Juan Bautista o el conocido como edificio de Soler, en la Plaza Mayor, entre otros. El palacio manierista del número 14 de la calle Teresa Gil, el edificio de la antigua Escuela de Comercio y el torreón de ladrillo del barrio de La Rubia, también son obra de este arquitecto vallisoletano.
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Sonia Quintana
Sonia Quintana
Cuadrillero ideó un inmueble «de matriz modernista con cierta profusión de elementos ornamentales», tal y como detalla Juan Carlos Arnuncio Pastor en la 'Guía de Arquitectura de Valladolid'. «Mosaicos, peldaños, bañeras, pesebres, tuberías de cemento, balaustres. Almacén de cemento cangrejo y cal de Zumaya. Mármol comprimido», se publicitaba a principios del siglo XX el negocio de Vicente Calabaza: 'La Esperanza. Gran fábrica de mosaicos y piedra artificial de Vicente Calabaza'. Su hijo, José Luis Vicente Calabaza Gutiérrez, le cambió el nombre por el de Almacenes Calabaza; y así es como se sigue conociendo hoy a este inmueble vallisoletano: el edificio de Almacenes Calabaza.
Levantado sobre el solar de la desaparecida Casa del Cordón, devorada por las llamas el 6 de julio de 1898, a punto estuvo, casi un siglo después, de correr la misma suerte que el palacete del siglo XV que antes había ocupado el mismo ángulo entre estas dos calles. Vecino del almacén de maderas y construcción Siro García, el edificio de Almacenes Calabaza quedó afectado tras el voraz incendio del que fue víctima la empresa Siro García e hijos la madrugada del 30 al 31 de enero de 1993. La gran nave donde se guardaba la madera del almacén colindante fue destruida por unas llamas que los bomberos tardaron más de 16 horas en sofocar. Un siniestro en el que intervinieron hasta 10 camiones de bomberos y 40 efectivos, entre bomberos, Policía Nacional, Policía Municipal y Cruz Roja.
El edificio de Almacenes Calabaza fue derribado en el año 2000, conservándose su fachada, catalogada como bien protegido. Abandonado durante años, semiderruido y destrozado, se convirtió en refugio de toxicómanos... y ratas, «más grandes que gatos», como las describían los vecinos de la zona a principios de año 2000 cuando reclamaban su rehabilitación. En 2006 la constructora Diursa se puso al frente de las obras de reconstrucción de este inmueble -sobre una superficie de 2.340 metros cuadrados- con la idea de abrir un apartahotel «con 31 habitaciones y cuatro sótanos para plazas de aparcamiento». El inmueble, hoy en perfecto estado, esconde en su interior un hospital sin uso.
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