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Rebautizada desde 1360 como Iglesia de Santiago Apóstol, este templo vallisoletano nació como una ermita dedicada al Santo Cristo del Escobar, una de las devociones más antiguas de la ciudad. Levantada en 1104 «fuera de la población en el centro de un gran escobar» (paraje ... en el que abundaba la escoba), la ermita se convirtió en iglesia parroquial en torno al año 1400. A finales de ese siglo XV, el rico comerciante vallisoletano Luis de la Serna se convirtió en su patrono y costeó una completa reedificación, a cambio de utilizar la capilla mayor como panteón familiar.
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Para ello se contrató al arquitecto guipuzcoano Juan de Arandia quien la realizó con piedra de Fuensaldaña. La obra se terminó en la Navidad del año 1500. Cuatro años después, junto con el arquitecto García de Olave, Juan de Arandia comenzó a levantar la torre, a la que, en 1610, se le añadió un remate octogonal. En 1724 Matías Machuca se encargó de la reforma de las ventanas para poner las campanas. En 1615 el arquitecto Francisco de Praves trazó una nueva estructura de bóveda y capillas de aires protobarrocos. Luis de la Serna también había costeado el primitivo retablo de la capilla mayor -«de talabera fina, y en el primer cuerpo sobre la custodia del Ssmo. esta una ymaxen de Santiago de bulto y en el segundo cuerpo un Sto. Xpto con la Virgen y San Juan a los lados también de bulto»- que fue sustituido por el actual en 1729.
El exterior del templo presenta un aspecto austero. El interior presenta una sola nave con capillas laterales. A los pies, el coro alto, sobre un pequeño pórtico cubierto con un artesonado del siglo XVI en cuyos casetones se distinguen veneras con la cruz de la Orden de Santiago. La cabecera conserva su traza original. Tiene planta poligonal y su anchura es más reducida que la de la nave. En las paredes pueden verse las armas de Luis de la Serna, enterrado en el templo. En el presbiterio se halla la figura yacente del mecenas vallisoletano y su familia, labradas en alabastro y atribuidas al escultor Alejo de Vahía. Todos los sepulcros corresponden al gótico final, excepto el de Blanca López de Calatayud, que es renacentista. Fueron descubiertos en 1974.
En un lateral exterior se encuentra el atrio de la iglesia, que da nombre a la calle. Entre las joyas que conserva en su interior está el retablo de la Epifanía o de la Adoración de los Reyes Magos, realizado en 1537 por Alonso Berruguete, encargo de Catalina Barquete, esposa del banquero Diego de la Haya. Destaca también la escultura de Santa Ana con la Virgen y el Niño, de Francisco Rincón, de 1597.
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