La casa que vio nacer a Julián Marías

Marías, nacido en Valladolid el 17 de junio de 1914 en el edificio que hoy ocupan los números 4 y 6 de la calle Colmenares, fue el encargado de pronunciar la respuesta de recepción en la RAE del escritor vallisoletano de 'El hereje', que vino al mundo, también en Valladolid, unos años después, y nació en el número 12 de la Acera Recoletos.

«La calle de Colmenares, donde se enclava este edificio, pertenece a la trama urbana del denominado 'ensanche burgués', un crecimiento de la ciudad que se produce en el último cuarto del siglo XIX sobre lo que fueran huertas y cercas de conventos y monasterios asentados junto al ramal sur de la Esgueva y que quedó delimitado por el triángulo que hoy forman las calles de Miguel Iscar, Muro y Acera de Recoletos. A partir de ese momento, esta parte de la ciudad va siendo ocupada por las clases acomodadas de la sociedad vallisoletana. Personajes muy ilustres de Valladolid vivieron en este entorno junto al Campo Grande y sus aledaños. Valladolid recupera hoy este edificio histórico de Colmenares 4 y 6 con un proyecto residencial. Después de diversas actuaciones sobre él, en 2003 se declaró su ruina técnica y fue completamente demolido en su interior. Solo la fachada se libra de la piqueta gracias a la catalogación recogida en el Plan de Casco Histórico. Ello permite ahora reconstruir con todo detalle elementos ornamentales y compositivos valiosos tales como cornisas, impostas y aleros, además de mantener la configuración formal de los huecos de balcón y los miradores, tan tradicionales en la arquitectura residencial castellana de ese periodo», explica el arquitecto Eduardo Rodrigo, del estudio Bentabol + Rodrigo, encargado de la restauración integral del inmueble que vio nacer hace 108 años al filósofo vallisoletano; uno de los discípulos más destacados de Ortega y Gasset.

Un apellido familiar

La calle Colmenares fue abierta cuando desapareció el Convento Jesús y María, situado en la Acera de Recoletos, esquina hoy con esta céntrica arteria. El convento, fundado en 1582, mantuvo su actividad hasta 1882, año en que fue derribado para construir nuevos edificios. El convento era patronazgo de Francisca Orgaz y Melendo, condesa viuda de Polentinos, y de los abogados Emilio y Domingo de Colmenares y Tarabra. A través de su administrador solicitaron al Ayuntamiento el 3 de abril de 1893 la apertura de una calle –basándose en cuestiones de higiene y de mejor aprovechamiento de los terrenos del antiguo convento– que llevara como nombre el apellido familiar: Colmenares.

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El administrador ofreció al Consistorio vallisoletano estos terrenos a cambio del precio que se señalara; pero el Ayuntamiento, basándose en la ordenanzas municipales para calles particulares, acordó que se aprobaría la apertura de la calle, siempre que la cesión del terreno fuera gratuita, ya que su apertura beneficiaba a los solicitantes. Así fue. Tal y como recoge Juan Agapito y Revilla en su libro 'Calles de Valladolid'. El acta de recepción de la calle se extendió el 31 de mayo de 1893 y el Ayuntamiento aprobó el acta y confirmó el nombre de calle el 10 de junio de aquel mismo año.