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Valladolid, piedra sobre piedra
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Valladolid, piedra sobre piedra
El capricho urbanístico de la directora de la antigua Escuela de MaestrasLa calle López Gómez, destinada a comunicar el Campillo de San Andrés con la calle Santa María, se convirtió en el siglo XIX en una ... nueva arteria donde se estableció la burguesía vallisoletana. En ella, haciendo esquina con la calle Mostenses (hoy José María Lacort), levantó en 1894 el arquitecto palentino Modesto Coloma (Cevico de la Torre, 1840) el edificio de ladrillo y yeso en cuyos bajos comerciales se encuentra desde 1914 el comercio que fundó Cándido Casares Gallego, El Triunfo, y que hoy regentan sus nietas Sofía y María. Con dos fachadas, una a cada calle, el inmueble se destinó desde su origen «al arrendamiento de establecimientos en su piso bajo y al de viviendas en el principal y segundo», tal y como recoge Jesús García Fernández en su obra 'Crecimiento y estructura urbana de Valladolid'.
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La promotora del inmueble fue Juana Lombraña y Ortiz quien, desde 1869 y hasta su jubilación, fue directora de la Escuela Normal de Maestras de Valladolid, situada justo enfrente de este edificio -lo que hoy es el Colegio Antonio García Quintana-; aunque Lombraña ejerció en el antiguo edificio, derrumbado para levantar el icónico inmueble de ladrillo de la Plaza de España: el antiguo convento de los mostenses. Lombraña fue durante años la única docente del centro normalista, ayudada tiempo después por una auxiliar. Juana falleció en abril de 1897, tan solo tres años después de finalizado el proyecto.
Coloma refleja en la memoria descriptiva del inmueble de gran fachada el uso del hierro en el atirantado y sustentación de los diferentes pisos. Una esquina en curva, flanqueada por miradores que, a modo de invernadero, suavizaban el duro clima del Valladolid de aquellos años, soluciona la unión de las dos fachadas de este edificio de dos pisos. «Una solución curva articula sendas fachadas, las cuales quedan enmarcadas por pilastras que abarcan los dos pisos de viviendas. La rica y modélica decoración, aunque modificada posteriormente en algunos aspectos, nos hace olvidar la pobreza de los materiales utilizados, caso del ladrillo (al descubierto) y el yeso (en resaltos y molduras), formalizando, con este último, una decoración que, con variantes, manejará en multitud de ocasiones nuestro maestro de obras«, recoge Francisco Javier Domínguez Burrieza en su estudio sobre el maestro de obras palentino 'Modesto Coloma: medio siglo de arquitectura civil en Valladolid (1875-1925)'.
Destacan las ménsulas en la decoración de la fachada, realizadas a base de planos cuadrangulares, rectos o curvos, con decoración de bolas y una hoja de acanto ocultando la parte inferior de ésta, tal y como destaca Domínguez Burrieza. Este edificio marcó un punto de inflexión en la vida profesional del arquitecto palentino que, tras casi veinte años trabajando en Valladolid, vio aumentar sus encargos de manera considerable entre la mediana y la alta burguesía de la capital.
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